1 de diciembre 2015
Al margen de los réditos políticos que gobiernos, instituciones y personajes políticos quisieran sacar, aprovechando el conflicto migrante-humanitario de los miles de cubanos varados en Costa Rica, se reconoce que la mayoría coincide en que la solución se encontraría (y el problema no se hubiese producido), si el gobierno de Nicaragua no izara su hipocresía presentándose como defensor a ultranza de la soberanía nacional. Esa misma soberanía que Daniel Ortega puso a los pies de Wang Jing, para que la pisotee a su gusto y antojo, con su ayuda.
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En este tema de los cubanos, hasta este momento aún retenidos en el vecino país, son plausible las opiniones de algunos ex cancilleres de gobiernos anteriores, quienes, pese a sus simpatías políticas por los Estados Unidos, han señalado a este país como una de las fuentes del problema con su política de “pies secos, pies mojados”. En contraste con esas opiniones, una pseudo izquierda culpa al país víctima de esa ley y omite señalar al país victimario, y a su ley como un remanente de su política contra Cuba, muy poco disminuida después de la reapertura de relaciones diplomáticas entre ambos países.
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Para echarle una manita a este resabio anti cubano, se ha expresado ideas acerca de un supuesto arreglo de Ortega con el gobierno de la isla. Ese tipo de comentario ya es un hábito en la cruzada propagandística tipo “guerra fría”, más que una opinión política seria, pues ¿quién gana con retener a miles de personas en un país en el que no quieren residir, sino un necesario tránsito, igual que lo es Nicaragua, y han confesado no querer volver a su país de origen? Su meta son los Estados Unidos, cualquiera sea la calidad del sueño que se les haya formado en su mente, y debe respetársele.
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Este fenómeno objetivo en la geopolítica mundial, que tiene a los Estados Unidos convertido en el centro de atracción irresistible para grandes masas humanas, lo es por su fenomenal acumulación de riquezas sustraídas de muchas formas –incluso como trofeos de guerra— durante casi 200 años de todos los países de donde proceden los que emigran de cualquier modo hacia él, atraídos como moscas por un pastel. Una ilusión también de ricos, pero estos tienen allí depositado lo conseguido en buena o mala ley. Los pobres, buscan allá un bienestar que no pudo ser en su país… y sin saberlo, buscan algo de lo que un día de él fue sustraído.
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Los ciudadanos cubanos no ostentan la originalidad en cuanto a querer vivir y hallar bienestar en los Estados Unidos. ¿Cuántos millones de mexicanos ya viven allá, cuántos millones más piensan en irse y cuántos se irían si en vez de muros, perros, policías y balas les abrieran las fronteras con una ley similar a la que tienen solo para cubanos, con una finalidad política? ¿Y del resto del mundo, no harían lo mismo? La ley “pies secos, pies mojados” no es un asunto de amor por los cubanos, sino parte del objetivo gringo de seguir causando problemas a Cuba, y para denigrar su sistema político social.
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De paso, se quiere hacer resaltar la falsa idea de que la decisión gringa de reabrir relaciones diplomáticas con Cuba es un acto bondadoso de su parte, y no una decisión política de cambio de táctica determinada esencialmente por la ya histórica (casi sesenta años) resistencia cubana a ceder un ápice ante las pretensiones estadounidenses. Si no, ¿por qué no levantan el embargo económico que sigue causando daños a Cuba con acciones extraterritoriales, como las multas a bancos privados europeos que hacen transacciones económicas con la isla?
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El gobierno de Nicaragua, para justificar su torpe decisión de no dejar pasar a los migrantes cubanos, fingiendo una motivación patriótica, alega también lo de la ley “pies secos, pies mojados” que privilegia el ingreso de cubanos a territorio estadounidense. Pero su actitud es falsa. No toma en cuenta los derechos humanos de los varados en Costa Rica, sabiendo que nada de lo que haga cambiará la ley norteamericana, y no es imaginable siquiera que Ortega crea que con su actitud anti emigrante está contribuyendo a la causa de Cuba. Parece más razonable la actitud de Ecuador, de regular lo de las visas.
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Ortega aspira a tener un imposible protagonismo internacional haciendo cualquier cosa, pero sus acciones no calzan con los avances progresistas de respeto a los derechos humanos ni con las aspiraciones democráticas de los nicaragüenses. Todo lo que hace, choca con los intereses nacionales, porque en todo antepone la mezquindad de sus intereses creados desde el poder. Imposible creer que detrás de su terquedad, no dar una solución al asunto de los migrantes, no esconde un interés personal, sea cual fuere.
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Si Ortega creyera en que el hecho de no permitir el tránsito de los cubanos migrantes es suficiente presión para hacer cambiar algo del sistema jurídico norteamericano, ¿por qué mejor no cambia la estructura jurídica corrupta del Consejo Supremo Electoral? Ese organismo burocrático es suyo, y le sería infinitamente más fácil cambiarlo. Sobre todo, no tendría que inventarles delitos a los opositores que se manifiestan por el cambio frente al CSE, ni imponerles servicios extras a sus jueces para que monten falsos juicios.
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Ahora, veamos hacia otro lado. Las esperanzas y los regocijos de la derecha por el triunfo de Macri en Argentina, nada tiene que ver con la solidaridad y la alegría de los pueblos. Lo de la derecha, en especial la de Venezuela, es una manifestación de esperanzas desde su decadencia, pues no tiene un liderazgo carismático ni siquiera como el de Macri. La ausencia de programas sociales entre sus objetivos, la sustituye con acciones destructivas (solo el pasado domingo, ejecutaron cuatro sabotajes a igual número de plantas eléctricas). Aunque ganara las parlamentarias, no le daría la cobija para cubrir sus propósitos de retornar al pasado.
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Con su reciente triunfo en Argentina, la derecha no piensa en otra cosa que en rehabilitar su pasado. El editorial del diario La Nación, del 23/11/15, a menos de 24 horas de su victoria, titulado “No más venganza”, hizo un reclamo de impunidad para los militares condenados justamente por sus crímenes. El premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, le escribió al director del diario, “como víctima sobreviviente del terrorismo de Estado y torturado que sufrió un vuelo de la muerte el día 5 de mayo de 1977, y se salvó gracias a la solidaridad internacional…”
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Pérez Esquivel, le recuerda al director de La Nación que él “nada tuvo que ver con la violencia de las armas: sí con la defensa del Estado de Derecho, de la vida y de la dignidad de nuestro pueblo, y que nunca el periódico que usted dirige tuvo el coraje de defender (…) y hoy ataca pidiendo por aquellos que nunca tuvieron piedad con sus víctimas.” Después de acusarlo de pretender volver al pasado, le recuerda: “Nunca más, significa que nunca más vuelva la impunidad ni quienes quieren retroceder los avances de verdad y justicia de nuestro pueblo.”
Cronología imperial (*)
1914.- El 22 de abril toda la flota estadounidense del Pacífico convergió sobre puertos mexicanos, confirmando el cerco naval. El jefe constitucionalista Venustiano Carranza, reprobó la actividad de Wilson, el embajador gringo en México.
Junio-julio: 1) Abierta intervención de los marines gringos en la República Dominicana, y ocuparon Santo Domingo y Puerto Plata. 2) La nave estadounidense Maghias disparó sus cañones contra posiciones de los rebeldes dominicanos, y los marines del South Carolina desembarcaron en Puerto Plata, participando activamente en las luchas intestinas.
El 15 de julio, jaqueado por Carranza y Villa, Huerta renunció a la presidencia y se exilió.
5 de agosto, con el mismo sigilo con que se firmó el tratado canalero Witzel-Chamorro, se suscribió en Washington otro tratado, firmado por el mismo Emiliano Chamorro y el secretario de Estado William Jenings Bryan. Como sabemos los nicaragüenses, este tratado se consideró el prototipo de la entrega antipatriótica, hasta cuando Daniel Ortega nos impuso el tratado canalero que firmó inconsultamente con el chino Wang Jing, en el año 2013. Olvidamos el funesto centenario más un año del tratado Chamorro-Bryan, olvidamos el pasado, por eso lo estamos repitiendo.
(Continuará)
(*) Resumida de Guía del Tercer Mundo-86.