20 de noviembre 2015
Familiares, amigos y personajes de la vida económica y política del país que compartieron momentos con el exministro de la Presidencia de Nicaragua, Antonio Lacayo Oyanguren, que durante los últimos años se desempeñó en el sector privado como director ejecutivo del Centro Empresarial Pellas y CEO de TicoFruit, se reunieron junto a su esposa Cristiana Chamorro Barrios y sus hijos Antonio Ignacio y Cristiana María para despedirlo tras una emotiva eucaristía oficiada por el sacerdote jesuita Joseba Iñaki Zubizarreta.
En cada momento de su vida, desde el sector público, privado o personal, Lacayo Oyanguren (1947-2015) buscó dar lo mejor de sí mismo, pues esa actitud era su vocación, expresó su hijo Antonio Ignacio Lacayo Chamorro, durante un discurso pronunciado en el funeral del exfuncionario, realizado el jueves en Sierras de Paz.
Lacayo Chamorro destacó que su padre fue un hombre “sencillo, (que) no conocía la envidia, no conocía desear el mal" y que “toda su vida recordó el servicio por apoyar a mi Teteta, mi abuela Violeta (Barrios de Chamorro), a traer la paz a Nicaragua”, durante su Presidencia a principios de los años noventa del siglo pasado, que marcó la transición democrática en el país.
Lacayo Oyanguren falleció junto a otras tres personas el martes, tras un accidente en el helicóptero en el cual viajaba desde Río San Juan a Managua. Su cuerpo fue el último en ser rescatado, el miércoles por la noche, tras casi cuarenta horas de labores de búsqueda y salvamento.
El padre Iñaki Zubizarreta, que conoció a Lacayo Oyanguren desde sus años de estudiante, también lo recordó como “un hombre que en algunos momentos uno podría decir (que era) excesivamente serio, hasta duro, y sin embargo, cuando uno lo conocía era capaz de dialogar con la franqueza, con libertad, con verdad”.
Además, se refirió al exfuncionario como un “espíritu de reconciliación” y un hombre “de firmeza notable y principios claros”, en cuya “felicidad estuvo Dios”.
Lacayo Oyanguren se involucró en la vida política del país primero como jefe de campaña de la Unión Nacional Opositora (UNO) para respaldar a su suegra Violeta Barrios de Chamorro y más tarde como Ministro de la Presidencia, hasta 1995. Su trabajo, al lado de la Barrios de Chamorro, fue clave en el proceso de transición democrática en Nicaragua, que el mismo llamó “un proceso difícil”, en su libro de memorias titulado “La difícil transición nicaragüense”.
“Todo lo hizo porque amaba a Nicaragua con un corazón entregado y desinteresado. Lo hizo porque esa fue su manera de servir a Dios”, resaltó su hijo Antonio Ignacio.