17 de noviembre 2015
Miles de cubanos han quedado varados en la frontera entre Nicaragua y Costa Rica, después de que oficiales anti motines y miembros del Ejército los echaran a la fuerza del país. Los isleños están cansados, decepcionados por encontrar en Nicaragua a lo que llamaron "un gobierno nazi”, que los tiene relegados a vivir en Costa Rica desde hace cinco días en pésimas condiciones, algunos sin bañarse, aguantando sol, lluvia, hambre y obligándolos a dormir en cartones, debajo de camiones que hacen parada en la frontera.
“Nosotros pensábamos que porque tenían buenas relaciones con Cuba, nos iban a aceptar y solo pagamos los 85 dólares y nos íbamos, nosotros teníamos una buena opinión de él (Ortega), pero todo fue mal. Aquí miles de cubanos han luchado por Nicaragua, era por lo menos para que nos dejaran pasar, no tuvieron compasión por nadie”, aclaró Rubén Manquillo. “Nuestra opinión sobre el Presidente Ortega, como él es muy hermano de Raúl Castro, pues creímos que nos iba a dejar pasar, ponemos los carteles porque de él depende que nos den el pase, por qué no nos ayuda si sabe que no queremos quedarnos en su país”, mencionó por su parte Lidia Quintana. “Allá no tenemos mucha redes sociales, no sabemos casi nada, pero sin tuviera de frente al Presidente Ortega le diría que no queremos hacerle daño a nadie, que nos deje pasar, no queremos más nada”, comentó Gretchel López, quien viaja con su novio y es originaria de Las Tunas, en Puerto Padre.
Del lado nicaragüense, más de 40 antimotines, totalmente armados, unos 50 efectivos del Ejército Nacional y alrededor de 30 trabajadores de la Dirección General de Migración y Extranjería, quienes no permiten el paso de los más de dos mil cubanos que quieren entrar a Nicaragua en su viaje de paso hacia Estados Unidos. Al otro lado, en Costa Rica, unos 20 efectivos policiales de ese país, sin armas, asegurándose de que los cubanos que están en su territorio no avancen hacia Nicaragua. Lo isleños no los ven como amenaza, al contrario, entre gritos dicen que “la Policía de Costa Rica es la mejor” y a la de Nicaragua la tachan de “terrorista”. Para ellos el trato que recibieron de los agentes nicaragüenses, el domingo cuando intentaron cruzar a pie, fue malo, pues no los dejaron avanzar y los reprimieron con gases lacrimógenos, golpes y patadas.
La mañana del lunes, desesperados por no tener una respuesta de parte del gobierno del Presidente Daniel Ortega, todos se plantaron en medio de la carretera y no dejaron pasar ningún vehículo a Nicaragua. Quienes querían llegar a cualquiera de los dos destinos, tenían que hacerlo a pie. “Vivan los cubanos”, “Viva Costa Rica”, “Queremos libertad”, fueron parte de las consignas que repetían al unísono.
La protesta duró hasta la una de la tarde. Gladis Jiménez Áreas, Sub Directora de Migración de Costa Rica, dijo a los cubanos que estaban haciendo lo posible por arreglar la situación y estaban negociando con autoridades nicaragüenses para encontrar una solución. “Solo les pido que se vayan de aquí, que dejen que los vehículos puedan avanzar, les vamos a conseguir comida, un lugar donde bañarse, lavar su ropa, estamos apoyándolos”, mencionó la funcionaria costarricense.
Jiménez Áreas explicó a los medios de comunicación que estaban pidiendo la intervención de organismos internacionales, y que en la Casa de Presidencia de Costa Rica, había una reunión para encontrar una salida al conflicto. “Es un trabajo de todos, lo ideal sería establecer un corredor migratorio entre todos los países y acompañarlos hasta su destino”, expresó la funcionaria, quien no supo precisar con qué autoridades nicaragüenses estaban negociando. “No manejo los temas de Cancillería, no puedo darte esa información”, informó.
Una travesía cubana
La travesía de los cubanos empezó con un vuelo directo desde La Habana rumbo a Ecuador, único país de Sudamérica que no pone restricciones para los isleños a su entrada. Caminando por puntos ciegos, en grupos de siete y ocho, los cubanos llegaron a Colombia de forma ilegal. Al pasar por Medellín, les otorgaron una visa de tránsito que les sirvió para continuar hasta Panamá. “En Panamá la cosa fue chévere, nos dejaron entrar, se portaron a la altura, lo único fue en la frontera con Costa Rica, donde tuvimos que hacer presión para que nos dejaran pasar”, refirió Lidia Quintana, una joven de 21 años, que viaja con su hermano Richard Pérez de 30 y que tienen 19 días de viajes.
La mayoría de cubanos llegaron a Colombia en distintos grupos. Se sumó una buena parte en Paso Canoas (puesto fronterizo entre Panamá y Costa Rica) y es probable que la cifra de dos mil aumente hasta cuatro mil en cuestión de dos días, pues los isleños aseguraron que vienen más “hermanos”.
Para los cubanos, no existe una explicación lógica de por qué el gobierno de Nicaragua no los deja avanzar. “Si nosotros no estamos pidiendo quedarnos en Nicaragua, queremos llegar a Estados Unidos para empezar a trabajar y ayudar a nuestras familias que se quedaron en Cuba”, fue el argumento de cada uno al ser consultados por Confidencial.
Los isleños, antes de pisar territorio costarricense, consideraron que podrían pasar hacia Nicaragua pagando un salvoconducto cuyo valor ronda los 85 dólares americanos. “Si por aquí pasaron amigos de nosotros, que pagaron ese dinero, tal vez porque somos muchos es que no nos dejan pasar”, mencionó Claudia López, originaria de La Cruz.
El argumento que tienen los cubanos es válido. Un fuente ligada a Migración y Extranjería, dijo a Confidencial que en el mes de octubre, pasaron por territorio nicaragüense alrededor de 400 cubanos, que pagaron el salvoconducto y salieron de Nicaragua en menos de dos días.
La fuente indicó que los cubanos, durante todo el año, pasaron por Costa Rica con ayuda de coyotes, y al llegar a Nicaragua lo hacían por veredas. Miembros del Ejército Nacional los interceptaban y los pasaban por Migración para pagar el mismo salvoconducto que ahora exigen los más de dos mil isleños.
“No rompimos ningún portón”
La versión del gobierno de Nicaragua dice que la mañana del domingo 15 de noviembre, los cubanos rompieron con violencia los portones de aduana e ingresaron a territorio nicaragüense, y con el afán de “restablecer” el orden retiraron a los isleños de nuevo a Costa Rica.
La versión de los cubanos es otra. “Nos abrieron la frontera, sin hacerle daño a nadie nosotros pasamos caminando y lo que dicen en Facebook no es cierto, nosotros no rompimos ningún portón. Seguimos caminando y cuando llevábamos 10 kilómetros, porque iban mujeres embarazadas y niños, nos sentamos. En ese momento pasaron camiones del ejército, los antimotines y luego sin avisar empezaron a disparar gases lagrimosos, incluso le dieron a una niña pequeña y le partieron la boca, le quemaron la cara, mujeres de antimotines nos dieron patadas y golpes”, afirmó Fausto Hernández, de 33 años, quien dejó a su madre en La Habana.
“Te acepto que nosotros hubiéramos actuado mal, pero es que no fue así, íbamos caminando, ellos son los malos, Daniel Ortega mandó a que nos atacaran, por eso es un nazi, un terrorista junto con su policía. Si nos querían sacar nos podían decir tranquilos, nosotros íbamos a hacer caso, que lo sepa el mundo, nosotros no queremos hacerle daño a nadie”, mencionó Frank Lorenzo Pulido, un señor de 55 años de edad que viaja son su sobrina e hijo.
En ese momento, algunos cubanos corrieron hacia Costa Rica, otros huyeron por veredas pero fueron capturados y uno, a quien conocen como Lenin o “Cotorro”, se colgó de la parte de atrás de un bus pero se cayó. Fue auxiliado por las autoridades nicaragüenses, pero se desconoce su paradero.
Pulido en Cuba trabajaba como conductor y afirmó que en un mes ganaba diez dólares. Dijo que en una familia de cuatro, para poder sobrevivir tenían que trabajar todos y todavía quedaban muchas cosas por cubrir.
Censura, despliegue militar y policial
El equipo de Confidencial que llegó hasta la frontera entre Nicaragua y Costa Rica fue detenido en un retén policial en el kilómetro 121 de la carretera hacia Peñas Blancas. Ahí oficiales y miembros de Migración y Extranjería no dejaban avanzar vehículos hacia el punto y los que venían, eran requisados y les pedían sus documentos.
Los periodistas tuvieron que cruzar por veredas hasta llegar a Sapoa, a dos kilómetros de Peñas Blancas. Al llegar a la frontera restringieron el paso y tuvieron que avanzar por un muro de contención y finalmente ingresar al área donde el resguardo militar y policial estaba.
No solo Confidencial tuvo dificultades para llegar al puesto fronterizo. Mario Vallejos, periodista de Univisión 23, llegó al lugar donde estaban los cubanos por la tarde de este lunes. El periodista informó a Confidencial que el domingo por la noche, en el aeropuerto de Nicaragua, le retuvieron los equipos de grabación y por la mañana del lunes le informaron que se los iban a entregar en cuatro días.
La censura aplicada por parte del gobierno de Ortega no impidió que Vallejos realizara su labor, pues compró una cámara Go Pro y así llegó donde su coterráneos a informar a su cadena televisiva.
“Fue una aberración, no quieren que esto se sepa, que el mundo sepa lo que está sucediendo aquí. La frontera está completamente militarizada, es algo extremadamente inhumano lo que han hecho, aquí no hay nadie que está armado, ellos quieren pasar y llegar a Estados Unidos”, declaro Vallejos.
Por la tarde los portones se abrieron para la prensa oficialista.