6 de octubre 2015
En esta semana hemos conocido nuevamente, por los medios de comunicación, una situación de abuso sexual hacia un niño en un colegio, esta vez el Colegio Centroamérica. Un colegio privado de mucho y largo prestigio, que estará cumpliendo 100 años en el 2016. Así, nuevamente se pone en evidencia que el abuso sexual no tiene ninguna discriminación pues ocurre igual en colegios públicos, privados o subvencionados, de larga trayectoria o de reciente fundación.
El primer llamado de atención a los medios de comunicación para saber cómo van a abordar esta situación, pues ya se ha visto que en un medio televisivo se ha publicado el nombre del niño, sin considerar el daño a la integridad y privacidad del niño y su familia; además de la forma en que esto marca una desventaja para que se pueda explorar si hay otras u otros niñas y niños que hayan sido abusadas/os por la misma persona que ha sido identificada por el niño.
Considerar que en medio de una situación tan dura y dolorosa, siempre se debe rescatar la oportunidad de visibilizar más ampliamente la problemática de abuso sexual, la perversidad del abusador, así como saber qué hacer desde el colegio, desde la familia, para apoyar a la niña, niño o adolescente que ha sido abusada/o y también a su familia. Valorar la oportunidad de fortalecer la seguridad del colegio, desde la protección que puede ofrecer a niñas, niños y adolescentes; desde la búsqueda de alternativas y acciones que determinen la prevención del abuso sexual, así como la actuación oportuna y adecuada ante su ocurrencia.
Sé que este es un momento duro para la familia del niño, es un momento de decisiones que garanticen su protección; ¿Cómo avanzar en la denuncia? ¿Qué apoyo dar al niño o cómo tratarlo ahora? Mucha fortaleza para esta familia en estos momentos; mi disposición y la del Movimiento contra el abuso sexual para apoyarles.
También es un momento difícil para el colegio, pues un miembro de su cuerpo docente está siendo señalado y ya es de conocimiento público; y ante esto las reacciones de la comunidad educativa son diversas:
Las/os madres y padres de familia demandan del colegio una explicación, información sobre la seguridad de sus hijas e hijos, justamente también deben sentir temor ante la incógnita de si sus hijas/os también habrán sido abusados por esta misma persona. Es necesario entonces que el colegio cuente con las condiciones y la preparación para dar respuesta y para actuar.
El personal docente y administrativo del colegio puede tener una opinión también diversa y contradictoria, pues algunas/os estarán creyendo en lo que dice el niño y otra parte estará dudando o considerando que el niño miente o fantasea sobre el abuso sexual o al señalar al docente. Importante mencionar la confusión, angustia, tristeza y temor que sé esto les produce. Sustentado por tantos mitos sobre el cuerpo y sobre la sexualidad siempre se rechaza la idea de que “mi compañero de trabajo de tantos años o mi amigo, un profesor tan bueno” sea un abusador sexual.
Desde hace tantos años he visto como, en los procesos judiciales se presentan miles de firmas que ha levantado el personal docente y directoras/es de centros educativos, para apoyar al abusador, diciendo que es una persona honorable, honrada, trabadora, cristiana, padre de familia responsable, etc.. efectivamente es así es como se presenta esta persona y esto es parte de su estrategia de abusador sexual, para mantenerse protegido; todo esto es lo que le garantiza la confianza de las personas de su medio y así siempre se pondrá en duda si él es un abusador o se le defenderá porque “no es posible que lo sea”.
También en el personal docente actúa el miedo que siempre genera el abuso sexual, la revelación de su cercanía siempre puede generar una reacción en la que es menos duro negar su ocurrencia o negar que esta persona sea el abusador, porque es muy difícil y muy duro asumir que ha estado tan cerca por tanto tiempo.
De cualquier manera, el colegio no es culpable del abuso que se ha cometido, pero tiene la responsabilidad de protección al niño y desde el cumplimiento de esa responsabilidad puede fortalecer su prestigio. Por eso es necesario actuar y actuar significa:
Creer en el niño que ha revelado el abuso y quién es el abusador. Esto significa también guardar distancia de la persona que ha sido señalada por el niño. Disponerse a apoyar la denuncia ante la instancia correspondiente. Definir una estrategia para establecer un sondeo que permita reconocer si hay otras/os niñas, niños y adolescentes que pueden haber sido abusadas/os por la misma persona. Recurrir a un/a especialista para tales efectos.
Hablar con el personal docente para escuchar sus inquietudes y dar las explicaciones necesarias sobre la posición del colegio; si es necesario, buscar un/a especialista que pueda abordar esto con el personal. Definir el mensaje que será expresado a las y los estudiantes, considerando la responsabilidad de protección que tiene el colegio y la necesidad de seguridad que tienen las y los estudiantes ante esta situación. El personal del colegio no puede ofrecer información a las y los alumnos que trate de justificar la ocurrencia del abuso o de promover el apoyo para quien ha sido identificado por el niño como abusador sexual.
Hablar con madres y padres de familia para informarles sobre lo que está haciendo el colegio para apoyar a este niño y su familia; cómo está apoyando la investigación de cara al proceso judicial. Hacer las explicaciones necesarias Explicarles y promover la confianza expresando cómo el colegio está garantizando la seguridad y protección de sus hijas e hijos y ofrecer las alternativas de apoyo de forma directa a la familia del niño.
Estos son solo algunos tips, pero se trata sobre todo de garantizar la protección de las y los estudiantes y particularmente de garantizarla para el niño. Sé que el abuso sexual genera mucho temor y vergüenza, ahora es el momento de comenzar a perder el temor y asumir que quien debe sentir vergüenza es quien comete el abuso sexual; así el colegio debe actuar con seguridad, agilidad y efectividad, para dar respuesta desde un enfoque de derechos humanos.
En el Movimiento contra el abuso sexual, desde el año anterior estamos llevando adelante diferentes procesos que nos acercan a los centros de estudios, para que se construyan protocolos de actuación ante el abuso sexual, que el personal cuente con información y preparación que le permita enfrentar la problemática, desde la prevención y la acción ante su ocurrencia.
Este acercamiento nos ha permitido conocer la preocupación, interés y voluntad de los centros de estudios por contar con esta alternativa para dar una respuesta más efectiva al problema. Y esto pasa con colegios privados, subvencionados y públicos, aunque debo decir que han sido colegios privados y subvencionados quienes han podido disponerse para avanzar en el proceso, pues colegios públicos que nos han expresado su interés, nos han dicho que no tienen la autorización de su delegado/a para realizar este proceso. Estamos confiando en que la revelación pública de lo ocurrido en el Colegio Centroamérica, desde la perversidad que implica el abuso sexual, promueva la determinación de otros colegios para llevar adelante este proceso.
El abuso sexual es una violación de los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes. Es un delito. Es una condición que genera secuelas muy graves que pueden durar toda la vida si no hay una intervención efectiva de todas las partes que intervienen. Hagamos todo lo que sea necesario para dar respuesta a este niño y también a otras/os niñas, niños y adolescentes que estén viviendo el horror del abuso sexual. Si decimos Yo Te Creo ante una situación como esta, si actuamos de forma adecuada y oportuna, seguramente que más niñas, niños y adolescentes van a sentir seguridad y confianza para enfrentar o prevenir el abuso sexual.
*Psicóloga. Movimiento contra el abuso sexual