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El sueño mundialista se escapó de las manos

Selección de fútbol perdió 0-2 contra Jamaica y no pudieron avanzar a la fase de grupos de las Eliminatorias de Rusia 2018

Los jugadores de la Azul y Blanco lloraron desconsolados al finalizar el encuentro. Carlos Herrera/Confidencial

Julián Navarrete

9 de septiembre 2015

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Muchos lloraron. En el campo, en los vestuarios, en las graderías, en las calles y en sus casas. No se cree. Faltaron dos minutos para que Nicaragua acabara con uno de los mejores equipos de la región y avanzara la siguiente fase. Pero no. Una volea impresionante de Simon Dawkins puso el marcador 0-2 a favor de Jamaica y acabó con el sueño mundialista.

El fantasma de la derrota se volvió hacer presente en Nicaragua. La selección que había ganado todos los partidos jugados-cinco en fila-, acabó tragándose la amargura del revés y volvió a quedar en el camino.

Los muchachos nicaragüenses demostraron que a pesar de perder, son capaces de jugar al mismo nivel que el último subcampeón de Concacaf, el mismo equipo que sólo le permitió un gol a Uruguay, Paraguay, y a la Argentina de Lionel Messi, en la Copa América celebrada hace tres meses.

Una marea azul y blanca colmó todos los rincones del Estadio Nacional de Fútbol. Aunque una manchita de 150 aficionados jamaiquinos, todos pintados de amarrillo con verde, se miraba a lo lejos.


El estadio entonó el himno nacional a capela. Mientras sonaba, el público hizo que los parlantes se apagaran para hacer vibrar las entrañas del estadio. El ambiente era increíble. Los fanáticos se desbordaron antes sus muchachos. Un desborde legítimo. Inédito. Sin necesidad de movilización política, religiosa, o el mercadeo de los artistas internacionales.

Los once jugadores dentro del terreno titubearon. Les costó mucho el inicio. Al igual que los jugadores de Jamaica, nunca habían visto este estadio repleto. El empuje de la afición también presionó a los locales, que se vieron acorralados en los primeros minutos, hasta que cayó el gol de Darren Mattocks, al 12.

El jugador jamaiquino se encontró con un balón dentro del área y no perdonó. Nicaragua anunciaba sus carencias a jugada detenida.

El gol que dictaba los cauces de la victoria caribeña, sirvió para calmar a los locales. Nicaragua mejoró. Hizo llevar el juego tranquilo a su cancha, a su terreno. Los nacionales empezaron a tocar y contragolpear hasta provocar muchas llegadas de peligro. Una de ellas fue la de Carlos Chavarría, que estrelló un balón en el poste e hizo rugir el estadio.

Chavarría cerró una diagonal, tras un pase rasante de Juan Barrera. El balón impactó en el travesaño y se regresó. Los nicas continuaban perdiendo, pero adueñándose de los hilos del encuentro.

Al disparo de Chavarría le faltaron unos centímetro. Solamente. Más abajo, con menos fuerza. Y adentro. Pero no fue: El balón salió, no entró. Sin embargo, Nicaragua siguió. Para que Norfran Lazo en un frente a frente con el portero jamaiquino tuviera una jugada muy cerca, e inexplicablemente la echara a un lado. De esa manera el partido llegó al medio tiempo. Jamaica quería que se acabara.

La segunda parte fue mejor. Fue la parte de Juan Barrera, que brilló más. Porque también destacaron Franklin López en el medio campo y Josué Quijano por la banda izquierda.

Los nicas deleitaron a su público. Controlaron la pelota. Tocaron mucho. Demasiado. Pero gustó. El estadio celebró cada jugada y el coro sonó como un aficionado con megáfono. El técnico de Jamaica, Winfried Schäfer, de origen alemán y campeón de la Copa Africana con la selección de Camerún en 2012, con las manos en la cabeza y gritos a su cuerpo técnico, trató de desahogar el peso de la decepción que lo agobió por casi 90 minutos

Schäfer estalló con el gol de Dawkins. El estratega alemán sufrió durante todo el partido. Ahora los minutos avanzaban en contra de Nicaragua, que se desbocó en ataque. El resultado quedó inamovible. Otra vez el sueño se acabó. Pero los once jugadores recibieron el cariño de la afición que los despidió como héroes: “Gracias, Nicaragua”.


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Julián Navarrete

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