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Más bolas malas que "estrayes"

Solo los que califican como “fanáticos” se ganan el apelativo, porque son quienes esperan de forma ciega e ingenua la realización de algún milagro de parte de los deportistas nicaragüenses que participan en eventos internacionales de alto nivel

Onofre Guevara López

17 de agosto 2015

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El fracaso de los deportes nicaragüenses en eventos internacionales de alto nivel no solo ha sido predecible desde cuando anuncian algún preparativo para viajar al exterior, sino algo mucho más triste: casi todo el mundo está previamente convencido de que van hacia un nuevo fracaso. Solo los que califican como “fanáticos” se ganan el apelativo, porque son quienes esperan de forma ciega e ingenua la realización de algún milagro.

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Es una rutina que aplasta la conciencia colectiva para no ver las causas del atraso de nuestros deportes. Se debe reconocer el avance del beisbol menor, pero cuando ocurre algún “milagro”, como el de Taiwan, con el esfuerzo de unos niños valientes y valiosos, ya comienzan a predecirles un gran futuro, y algunos ya los ven en grandes ligas, y con las fantasías de costumbre, también hacen brotar ilusiones y ambiciones tempranas en los padres de esos niños.

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A los deportistas les toca desplegar sus aficiones en un ámbito nacional y social donde el deporte (beisbol, boxeo y unos pocos más), pues apenas cuentan para su práctica con la gestión de algunos adláteres de los gobernantes, con quienes logran unos cuantos pesos para útiles y uniformes deportivos. Con eso obtienen aplausos para sus jefes y ganan figuración como directivos “nacionales”. Esa realidad, no cambia con triunfos como el de los niños, ganadores de una medalla de bronce. (El colmo, se habla de una medalla para Daniel Ortega (¿?, sin que haya motivo ni razón, pues solo se conocen las circunstancias).

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No existe una política estatal para el desarrollo deportivo, no hay estructuras, planificación, organización ni estimulación de la práctica deportiva para una juventud que, además de carecer de buenos colegios públicos, son pocos los que lucen algún edificio decente, con una cancha para jugar baloncesto por la libre. Hay algunas canchas en lugares públicos para que “las vea la suegra”. Aun cuando esas canchas fueren suficientes, no hay seguimiento con instructores con métodos científicos para el desarrollo físico propio de quienes practican deportes y puedan ser, al menos, competitivos a nivel centroamericano.

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Cierto, para eso se requiere de mucha inversión que los países pobres no pueden hacer, pero se podría hacer mucho con lo que sustrae la corrupción y una inflada burocracia con altos sueldos. Si los líderes deportivos no buscaran el cargo para satisfacer la vanidad de los gobernantes y privilegiarse personalmente, habría recursos para el desarrollo de los deportes. O por lo menos, para pasar de la esperanza en los milagros, a desplegar esfuerzos para que se practiquen los deportes acordes con la capacidad económica del país. Para un país pobre, una medalla de oro exige muchos sacrificios, pero también mucha honestidad en el desempeño de las autoridades deportivas.

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Una medalla de oro vale más, moral y deportivamente, cuando se la disputa con potencias mundiales y continentales en economía y población. Para estos países, las medallas de oro en todos los deportes están a su alcance. Por eso, se vio injusta la poca información de los medios sobre los Panamericanos de Toronto, y cómo restaron importancia al cuarto lugar de Cuba. Pero cero críticas para los responsables del fracaso del deporte nacional.

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No hay razón para asombrarse de que las primeras posiciones las obtuvieran Estados Unidos, Canadá y Brasil. El cuarto lugar de Cuba –como antes sus segundos lugares—, vale moralmente más que los primeros lugares de estos tres países. Y no se trata de simpatías políticas –que no valen para nada en deportes—, sino de contar que esos primeros países representan un mundo de diferencias con el resto, en cuanto a riqueza material y demográfica.

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Estados Unidos, Canadá y Brasil, representan –en números redondos— un territorio de l22 millones 227 mil kilómetros cuadrados, con una población de casi 470 millones de habitantes. Sin contar sus niveles de desarrollo industrial, todo lo cual los hace potencias en deportes. ¿Y los números de Cuba?: apenas 114 mil 524 kilómetros cuadrados y once millones de habitantes. Aun así, Cuba ganó más medallas de todos los colores que seis países superiores en territorio, recursos y habitantes: Colombia, México, Argentina, Venezuela, Chile y Perú.

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A nuestro país, en materia deportiva, le falta mucho respecto al desarrollo deportivo cubano. Aunque Cuba tiene cinco millones más de habitantes que Nicaragua, en tamaño territorial son casi iguales. Pero la desigualdad deportiva entre ambos es abismal: en Toronto, la diferencia fue de 36 medallas solo de oro, por ninguna medalla ni siquiera de bronce.

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Este ignorante en deportes, que soy yo, les pide disculpas a los amigos cronistas, pero no se puedo ignorar que el fracaso de nuestro deporte, corre paralelo a la deficiencia de cierta crónica deportiva y de la comercialización de lo poco que existe en deportes. Lo dicen los hechos: a) mayores espacios para el deporte rentado extranjero que para el deporte nacional; b) extravagantes elogios a muchachos que apenas comienzan a destacarse (fotos de página entera, etcétera);

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c) A los jugadores de beisbol “superior” y “profesional”, los hacen parecer vallas publicitarias de las empresas privadas, con hasta seis anuncios comerciales en sus uniformes; d) en la narración de juegos de grandes ligas poco se destaca las cualidades de los deportistas y las técnicas del juego, pero se hace mucho enjuague bucal con las cifras millonarias que gana cada pelotero; e) ni asomo de crítica a la compra-venta de peloteros en el “mercado”, como si fueran objetos…

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f) Omisión del robo de talentos deportivos forjados con sacrificios en sus respectivos países (peor en el caso de los cubanos, contrabandeados en condiciones tales, que los vuelven apátridas al impedirles contactos con su país, conforme el embargo económico); g) ese tipo de crónica estimula sueños de grandeza en los muchachos que apenas comienzan a pitchar bien o a darle duro a la bola… (Quizás por eso, ya hay más peloteros nicas frustrados que exitosos en grandes ligas).

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Resumiendo: la medida de nuestro atraso deportivo, se refleja en dos hechos: el permanente retoque de las figuras de los pocos deportistas destacados por su esfuerzo individual en más de un siglo (Alexis, Denis algunos otros), y la celebración anual, ¡durante 42 años ya!, de la misma victoria de una selección nacional de beisbol sobre Cuba.

Cronología imperial (*)

1865.- El 12 de abril, con la capitulación del general Lee, se le pone fin a la guerra civil en Estados Unidos.

1866.- 1) El 7 de febrero en Aguas de la isla de Abatao, la escuadra peruana combatió contra dos fragatas españolas (“Villa Madrid” y ”Blanca”). 2) El 31de marzo la escuadra española bombardeó el puerto de Valparaíso, y estalla la guerra de Chile, Bolivia y Perú frente a España. 3) Los Estados Unidos aspiran posesionarse de las Islas Vírgenes o Antillas daneses. 4) El 19 de julio Maximiliano cae preso y es fusilado en Querétaro por orden de Benito Juárez. 5) Los Estados Unidos compran a Rusia el territorio de Alaska por siete millones de dólares.

1867.- Estados Unidos afianza su dominio sobre Nicaragua mediante el tratado Dickinson-Ayón, el cual ratifica la intención de ceder una franja de territorio para la construcción de un canal interoceánico.

(Continuará)

(*) Resumida de Guía del Tercer Mundo-86)


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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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