2 de julio 2015
El gobierno de Nicaragua invirtió 400 mil dólares en beneficios para un filme hollywoodense de bajo costo que resultó ser un completo fracaso en los Estados Unidos, revela un artículo publicado recientemente en el prestigioso diario The New York Times, en el que se asegura que, para “endulzar” el trato entre Paramount Pictures y el Instituto Nicaragüense de Turismo (INTUR), la empresa accedió a otorgarle un trabajo durante el rodaje a Juan Carlos Ortega Murillo, hijo de la pareja presidencial y a quien describen como “aspirante a cineasta”.
El rodaje de Drunk Wedding, una comedia romántica-sexual para adultos, fue anunciado con bombos y platillos por el INTUR en su boletín institucional de Mayo de 2011, pero bajo el nombre de Destination Wedding, uno de los nombres alternativos que había para la película. El documento muestra fotografías de una rueda de prensa en la que presentaron al director y al equipo de actores y productores que arribó a Nicaragua para grabar escenas en la ciudad de San Juan del Sur (Rivas) y sus playas aledañas. “Esta es la primera cinta que Paramount filma en Nicaragua. Y no será la última”, prometió Couper Samuelson, productor ejecutivo de la película, en aquel encuentro con la prensa nacional.
El artículo del NYT relata cómo Couper Samuelson y Nick Weiss, director del filme, convencieron a Insurge, la división de proyectos de bajo presupuesto de Paramount Pictures, de promover una producción que mezclara la técnica de filmación de Actividad Paranormal (género found footage style, o falso documental) y el estilo de ¿Qué pasó ayer? (The Hangover, en inglés). La idea era atraer al público que generó 193 millones de dólares a nivel global para el primer filme de terror y lograr el mismo éxito, pero con una comedia que resultó vulgar para algunos ejecutivos de la productora, y que provocó risas en la proyección de prueba previa al estreno, realizada en septiembre del año pasado.
Una fuerte dosis de humor gráfico
La sinopsis de la película, publicada en el canal de Youtube de Paramount Pictures, era prometedora para el público: John y Elisa soñaban con tener una boda en un destino exótico –en este caso Nicaragua– junto a sus amigos. Pero su viaje al paraíso se convirtió en un fin de semana “de ebriedad escandalosa” que les gustaría olvidar. Una mala decisión lleva a la siguiente, hasta que el libertinaje de los personajes termina en un caos que amenaza con descarrilar la felicidad conyugal.
En Nicaragua, INTUR promovió el filme –que costó al estudio estadounidense unos 600 mil dólares– como una comedia romántica en la que una pareja (interpretada por Christian Cooke y Victoria Goldberg, actores de nacionalidad británica y australiana respectivamente) escogía nuestro país para casarse. Se indicó que en la cinta se reflejaban aspectos de la cultura nacional, entre ellos la figura de La Gigantona y el Enano Cabezón, platillos como el caballobayo, integrantes del grupo La Nueva Compañía y el humor de Reynaldo Ruiz, comediante de INN Nicaragua.
La manera en que el gobierno sandinista promovió el filme no coincide con la idea de Paramount. Antes de su estreno, la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA) le dio a la película una calificación R. Esto implica que la historia podía incluir escenas sexuales, lenguaje soez, violencia intensa o persistente, desnudez relacionada al sexo, abuso de drogas u otros elementos. Y en efecto, el tráiler muestra una trama con una fuerte dosis de humor gráfico.
En una de las escenas de Drunk Wedding aparece un personaje llamado Linc, interpretado por el actor Nick. P. Ross, orinando borracho sobre otro de los personajes mientras éste dormía en su habitación. En muchas otras tomas aparece gente que perdió el conocimiento tras emborracharse y a personajes teniendo tríos. “Es como si ¿Qué pasó ayer? (The Hangover) hubiese sucedido (en la vida real)”, dijeron miembros de la audiencia en la proyección de prueba.
Nicaragua sufragó costos de rodaje
Mario Salinas, quien para la fecha fungía como presidente ejecutivo de la institución, declaró en la conferencia de prensa que la cinta serviría para promocionar a Nicaragua como destino turístico. “Para lograr que Paramount decidiera realizar esta película, INTUR efectuó una serie de contactos desde que se enteró de los planes de esta empresa productora de desarrollar el proyecto”, explicaron. “Esto indica que cada vez hay más interés en Estados Unidos y Europa de realizar este tipo de iniciativas audiovisuales, por las facilidades que ofrece nuestro gobierno”, explicó el entonces ministro.
En el boletín de INTUR de 2011 la institución no entra en mayores detalles sobre el trato, pero el NYT sí. El periodista Brooks Barnes asegura que el gobierno nicaragüense sufragó una parte de los costos del rodaje, comprando boletos aéreos para un equipo de setenta personas y además consiguió que todas se hospedaran gratuitamente en el Hotel Pelican Eyes mientras duraba la filmación. Cuando cerraron el acuerdo entre las partes, quedó establecido que la responsabilidad de Juan Carlos Ortega, hijo del comandante Daniel Ortega y propietario de la productora audiovisual Difuso, sería la de grabar imágenes promocionales de la película.
El descendiente de la pareja presidencial Ortega-Murillo es también propietario de Canal 8, un medio de comunicación que el gobierno sandinista compró con 9.7 millones de dólares provenientes de la cooperación venezolana.
Salinas: “No recuerdo”
Hoy día, Mario Salinas –quien ya no dirige la entidad de turismo, pero funciona como su asesor– recuerda la grabación de la película pero no los detalles del acuerdo ni la suma que habría aportado en beneficios el gobierno sandinista en acuerdo con Paramount. “Uy, lo veo altísimo (el monto)”, dijo riendo. “No me acuerdo de la cantidad. Eso sí, seguro que no me acuerdo, pero estoy segurísimo que 400 mil (dólares) no”, expresó. “Creo que hay mucha cosa allí (en el artículo) que no es correcta, me da la impresión”, manifestó, cuestionando la veracidad de la nota del NYT.
El ex ministro dijo recordar que la institución sí apoyó el rodaje, pero no en qué consistieron los beneficios que habrían ascendido a 400 mil dólares. Mencionó que durante su mandato, lograron que programas de la televisión norteamericana como La Isla de los Famosos, así como eventos deportivos de alto riesgo (paracaídismo), se hicieran en suelo nacional. “Es difícil poder retener, de cada uno de ellos, qué monto fueron y en qué modalidad se hicieron”, dijo. Además, informó que no recordaba que se le haya dado un trabajo a Juan Carlos Ortega. “No, creo que no. No lo recuerdo a él relacionado con esta película. No me acuerdo exactamente si hubo o no hubo, pero honestamente no lo creo”, dijo.
Nick Weiss, quien aparece en la fotografía del boletín de INTUR, confesó que cuando se reunieron con los oficiales de turismo, no pudieron ser honestos sobre los detalles de Drunk Wedding, dada la reputación conservadora de la sociedad nica y el perfil sexual del proyecto. Aun así, la institución contribuyó con el presupuesto de 400 mil dólares en beneficios para la producción, que ya contaba con una suma de 105 mil dólares proveniente de Insurge. La regrabación de varias escenas sucedió tiempo después, con un costo adicional de 500 mil dólares para Paramount, y trajo al equipo por segunda vez a Nicaragua, según NYT.
Mario Salinas se mostró extrañado al escuchar que el director y los ejecutivos de Paramount no fueron completamente honestos sobre la trama de Drunk Wedding. “Lo vendieron (el filme) como una cosa muy simpática, muy de chavalos”, aseguró. Además, observó que de haber sido así, probablemente no les hubiesen dado apoyo.
La película no llegó a las grandas salas de cine
En la conferencia de prensa que INTUR organizó hace cuatro años, sus representantes prometieron que la película se estrenaría a nivel mundial en siete meses. Eso nunca sucedió. El director también habló de rodar una segunda parte, y aunque fue en tono de broma, tampoco se dio. El artículo de NYT expone que la película no llegó a los principales cines de Estados Unidos porque Drunk Wedding no contó con ningún tipo de “estrella” que justificara una campaña de marketing de 20 millones de dólares para hacerla exitosa, como sucede con megaproyectos de la talla de Transformers. El riesgo era demasiado grande: o se convertía en un éxito o en un fracaso que dejaría pérdidas significativas a la compañía.
En su lugar, la productora escogió la ruta segura. Sin mayor fanfarria, la comedia sexual se estrenó el 22 de Mayo de este año en servicios digitales como iTunes y Google Play –en formato “video on demand” o la versión hollywoodense de Siberia, como el periodista le llama. También la estrenaron en 16 cines pequeños cines durante tres días. Con dichas proyecciones se recogieron apenas 3,301 dólares en taquilla, además de las críticas negativas que recibió la historia. “No creo que nadie pueda reclamar nada, y aprecio cuán duro trató Paramount (de llevar el filme a las grandes salas de cine)”, dijo Nick Weiss al NYT. “No estoy ansioso por experimentar esto de nuevo”, reconoció el cineasta.