15 de diciembre 2019
A pesar de sufrir la reducción de 440 millones de dólares (-47.6%) en ingresos y, de 45% en la llegada de visitas, el sector turístico —en especial, las pequeñas y medianas empresas (pymes)— han encontrado la forma de seguir operando. Aunque sea solo para mantener viva la esperanza.
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Un ‘estudio exploratorio’ sobre la situación de las pymes turísticas en 2019, preparado por la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), encontró que el 42% de las empresas del sector cerró operaciones “en algún momento”, a partir de la Rebelión de Abril.
Poco más de un tercio de ellas (36.3%) “cerró temporalmente por falta de clientes”, mientras el restante 63.7% lo hizo “por el contexto nacional”. El estudio, presentado a la cúpula del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), mostró que el 49% de las que reinició operaciones, lo hizo “para sobrevivir”.
Vienen menos y gastan menos
La otra mitad (51%), volvió a abrir porque tenía “expectativas positivas”, aunque se encontró con la dura realidad de un mercado que vio disminuir la cantidad de dinero que gastaba la menguante cantidad de turistas que siguió llegando al país.
Las estadísticas ofrecidas por el Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur) muestran que los 44.4 dólares que un turista gastaban en promedio por día en 2017, se redujo en 21.2%, para caer a la nueva realidad de 35 dólares al día.
Esos mismos datos también reflejan una disminución de 6% en la oferta de habitaciones, y de 9.9% en el número de establecimientos dedicados a la atención de turistas. La Cámara Nacional de Turismo (Canatur), por su parte, complementa ese panorama desolador, con una plaza que ve reducirse en casi 31% el número de vuelos, y en 6.2% el de cruceros que recibe.
Pese a los esfuerzos de estos empresarios, a un año y medio de la represión que dio inicio a la crisis socioeconómica, el sector reporta que el 68.6% tiene ahora menos trabajadores que en marzo (la mayor parte de ellos, del área de atención al cliente), aunque casi un tercio de los que redujo personal, ha logrado nuevas contrataciones.
El presidente del Cosep, José Adán Aguerri, destacó “el esfuerzo que sigue haciendo un sector como el turístico, que ha sido tan golpeado, por lo que ha tenido que tomar decisiones muy duras para sobrevivir”.
Ellos siguen “apostando por mantener sus empresas en funcionamiento”, lo que mantiene viva la esperanza de que la gente encontrará los empleos necesitan. “Esta es la respuesta del sector privado: seguir invirtiendo, para seguir creando oportunidades de empleo”, defendió.
Encogerse para sobrevivir
La crisis económica vació las mesas de los comedores y restaurantes, así como las camas de los hoteles grandes y pequeños, mermó la demanda de transporte, de guías turísticos, traductores, etc., pero para algunos empresarios fue más allá, al cercenar sus planes de expansión, algo especialmente complejo para quienes ya habían solicitado un préstamo bancario.
“Como el turismo venía en ascenso, había empresarios que estaban haciendo inversiones para ampliar su número de cuartos o abrir nuevas sucursales. En vez de eso, se quedaron con un préstamo, y ahora trabajan para pagarle al banco y no perderlo todo”, explicó Carlos Schütze, vicepresidente de Canatur.
El estudio de Funides muestra que el 22.5 de estos empresarios logró reestructurar sus deudas con instituciones financieras, y que en general, el 51.1% enfrenta dificultades para hacer frente al pago de otras obligaciones, por lo que más del 55% logró negociar acuerdos de pago; casi el 40% reestructuró sus deudas, y más de un quinto de ellos tuvo que vender sus bienes para mantener sus abonos al día.
Adicionalmente, quedó en evidencia que 7.3% tuvo que buscar recursos adicionales (como conseguir otro trabajo, o un nuevo préstamo) para mantener sus puertas abiertas, mientras otro 6.7%, simplemente redujo costos.
El reducido grupo (12.8%) de los que solicitó créditos, lo hizo para “cubrir gastos operativos y diversificar el negocio”, entendiendo que este último elemento podría ayudarles a seguir en pie. El resto (87.2%), se abstuvo de buscar plata adicional, pues sus negocios están tan deprimidos que no la necesitan porque no hay negocio, o simplemente, porque saben que no la podrán pagar.
Los economistas a cargo del estudio hicieron notar que las pymes turísticas “enfrentan los mismos problemas estructurales” que antes “pero estos se han agudizado”; y cómo, pese a que tienen ventas menores, y mayores costos de operación, en especial, por el alza en el costo de la energía, “siguen resistiendo la crisis, aunque se han hecho más pequeños”.
El resultado es que “no están recontratando personal calificado previamente”, y tienen serios problemas para cumplir sus obligaciones financieras, por lo que la opción más sabia que tomó la mayoría, fue no asumir deudas que saben que no podrán honrar. Aunque eso afecte a los bancos y empresas de microfinanzas.