2 de diciembre 2019
Con una costilla rota, y aún adolorido por la paliza recibida el lunes pasado a manos de la Policía de León, Diego Reyes relata junto a su esposa María Eugenia Alonso, las torturas y humillaciones que sufrió su familia “para que no sigan jodiendo”, en represalia por su activismo contra la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
El matrimonio, que ha sufrido un asedio permanente durante los últimos meses, sostiene, sin embargo, que no les van a callar y que seguirán denunciando “las injusticias y todos los atropellos” del régimen, en una lucha que afirman en pacífica y cívica, porque es con la unidad y el voto, en elecciones libres y transparentes, que se logrará sacar a Ortega del poder.
“Mi familia se siente impotente, era una impotencia terrible la que sentíamos, pero esto no ha sido razón para callar nuestra voz, para hacer siempre resistencia aquí en León, y en todo Nicaragua, porque nunca vamos a estar a favor de las injusticias, jamás”, afirma Alonso, médico de León y opositora al régimen orteguista.
En una entrevista con el periodista Carlos F. Chamorro, en el programa Esta Semana, Reyes denunció que el comisionado Fidel Domínguez, jede de la Policía de León, que estuvo al frente de la agresión y humillación contra su familia, lo acusó de “querer incendiar León”. Sin embargo, Reyes reitera que él ha llamado a la población a la calma y que el pueblo de León, otrora bastión del gobernante Frente Sandinista, está claro de las violaciones del régimen, al ser uno de los más atacados durante la masacre orteguista contra la Rebelión de Abril.
“Es una lucha cívica, es con el voto, es con el síndrome de la UNO (Unión Nacional Opositora, en las elecciones de 1990) que le vamos a ganar. ¿Y cuál es el síndrome de la UNO? Calladitos a votar, todo mundo junto… Todos contra Ortega… y cuando digo: “Todos contra Ortega”, es azul y blanco azul, rojo, verde, rojo y negro, celeste, amarillo, blanco, salmón… colorados, a esos liberales, conservadores, sandinistas, MRS, resistencia, católicos y evangélicos”, exhorta.
Reyes destaca que en Nicaragua “no es la lucha de cuatro”, sino “por el pueblo de Nicaragua, por la gran familia de Nicaragua”, porque a todo el país le duele la masacre y violaciones de los derechos humanos contra los asesinados, sus familias, los heridos, presos políticos, madres y viudas de las víctimas de la matanza.
La doctora Alonso agradece “a toda la gente, a toda la población que se ha solidarizado con nosotros, que han venido, a través de mensajes, a través de teléfono, que han venido a personalizarse aquí, y es diario. Esto le sirvió para despertar de nuevo a la gente, porque el miedo y el terror que han sembrado aquí en León, han hecho que la gente vaya un poco bajando la cabeza, pero esto ha servido para que la gente despierte de nuevo”, declaró.
La excusa del narcotráfico
El matrimonio Reyes Alonso denuncia que uno de los objetivos del jefe policial era “lesionarnos, incapacitarnos temporal o permanentemente”, para acallar sus voces opositoras al régimen de Daniel Ortega.
El comisionado Domínguez llegó a la casa de los Reyes Alonso sin orden de allanamiento y, a punta de golpes y un mazo, los oficiales bajo su mando intentaron tumbar la puerta del inmueble. La familia optó por abrir la puerta, ante el llanto de la madre de María Eugenia.
Domínguez no brindó ninguna explicación del operativo y mientras sus súbditos golpeaban a la familia, el jefe policial los acusaba de ser expendedores de droga.
Reyes recordó que su familia ha vivido varios meses bajo el asedio de la Policía Nacional y paramilitares orteguistas, que en múltiples ocasiones llegaron a lanzar piedras contra su casa. Sin embargo, en las últimas semanas comenzaron a “crear la expectativa y la atmosfera de duda”, como preludio del ataque que finalmente se concretó el pasado 25 de noviembre.
“Si ellos (la Policía) nos hubieran enseñado una orden, tené por seguro que nosotros le hubiéramos abierto la puerta, porque no tenemos nada que ocultar… no somos, y nunca hemos sido expendedores de droga”, sostiene Reyes.
La Policía también intenta responsabilizarlo por apedrear casas y patrullas de la Policía Nacional, mostrando como pruebas un conjunto de piedras en un rincón de la casa, que —según Reyes— utilizaban para defenderse, porque era la misma Policía la que les apedreaba la casa cuando ya comenzaban a dormir.
Pese a los señalamientos del jefe policial, la familia Reyes Alonso no fue arrestada ni tiene orden judicial en su contra, tampoco se llevaron las supuestas pruebas y únicamente confiscaron teléfonos celulares, computadoras, los anillos del matrimonio y dinero en efectivo que los Reyes Alonso tenían para emergencias.
La doctora María Eugenia Alonso, esposa de Reyes, afirma que el dinero que tenían en la casa es “producto de la venta de una herencia” y cita un recibo notariado de la venta de una propiedad “porque no quisiéramos que el día de mañana (la Policía) dijera que el dinero es producto de la venta de droga”, entonces “mejor demostramos el origen del dinero que teníamos en ese momento”, agrega.
El ataque: videos y oscuridad
Parte del ataque a la casa de los Reyes Alonso quedó registrado en Facebook, a través de una transmisión en vivo. En el video se observa a la Policía golpeando con un mazo la puerta de la vivienda, mientras la familia reclama una explicación y, en un rincón de la casa, la señora Margarita Flores de Alonso, de 94 años, llora desconsolada. Después de once minutos la familia abre la puerta y la imagen queda completamente en negro. Lo peor estaba por venir.
“Nosotros les abrimos la puerta lateral, aquí contiguo donde estoy yo, y ahí es donde comenzaron ellos a golpearnos, y la primera golpiza que nos dieron fue contundente, fue prácticamente buscando como lesionarnos”, relata Reyes.
Alonso agrega que desde que los oficiales entraron a la casa “venían sobre nosotros, pegándonos, enchachándonos (colocando esposas), tirándonos al suelo”. A ella la sacaron a la calle y la tiraron al suelo, donde continuaron “pateándome y poniéndome la bota en la cabeza”. Un grupo de vecinos se acercó a socorrerla, pero los oficiales antidisturbios los empujaron y amenazaron.
—Al que se arrime lo matamos—, habrían dicho los oficiales.
Mientras Alonso era pateada en la calle, su esposo y su hijo Diego Reyes Alonso, también eran golpeados dentro de la vivienda, “después sacaron a mi hijo y lo patearon afuera”, relata la mujer.
De forma simultánea, los oficiales “revisaron la casa por todos lados: abrieron gavetas, abrieron roperos, se llevaron celulares, se llevaron computadoras; hasta después nosotros nos damos cuenta que faltaba un dinero”, comenta Alonso.
Reyes, quien se encontraba en el interior de la casa, fue llevado hasta el rincón donde su suegra de 94 años “estaba llorando a gritos”, con orden de que la calmara.
“En ese momento, veo a una policía que viene saliendo del cuarto de mi hija con mi cartera”, recuerda Reyes. La policía sustrajo el dinero de la cartera y también se llevó otra cantidad escondida para emergencias.
La Policía también buscó “afanosamente” a la hija del matrimonio, Bárbara Reyes Alonso, quien no estaba en ese momento en la casa, pero creyeron que ya había regresado de la universidad.
La humillación
Luego de varias horas de oscuridad e incertidumbre sobre lo sucedido en la casa de los Reyes Alonso, en las redes sociales comenzaron a circular una serie de videos en los que se observa al comisionado Domínguez coaccionando para que se comprometan “a no seguir jodiendo” a la Policía y a los militantes del Frente Sandinista.
En los videos aparecen esposados Diego Reyes, su esposa María Eugenia Alonso y su hijo Diego Reyes Alonso, quienes luego de haber sido agredidos físicamente fueron obligados a repetir las palabras del jefe policial. Me comprometo a “no joder a los militantes (del Frente Sandinista) ni al pueblo. No repetición. Con la paz no se juega. Palabra de hombre”, repite Reyes, quien fue el primero en ser filmado.
En otra habitación, los oficiales golpearon y obligaron a su hijo a decir lo mismo. Los padres recuerdan que desde la habitación contigua ellos le gritaban: “Comprometete, hijo, comprometete”, para que no lo siguieran golpeando. Mientras escuchaban al comisionado Domínguez amenazándolo: “Ya vas a saber lo que es un hombre de verdad, hijueputa”.
Alonso recuerda que su hijo le pidió a Domínguez que le quitara las esposas y, en cambio, los oficiales lo golpearon más.
“Soberbia policial”
El matrimonio asegura que accedieron a realizar “el compromiso” exigido por el jefe policial, porque “servimos más vivos y libres”. Alonso creyó que los policías los obligarían a hacer algún escrito, pero no que los filmarían con los celulares, para luego divulgar los videos en redes sociales.
Pero contrario a la intención de humillar a los Reyes Alonso con la publicación de los videos, las imágenes constituyen una prueba irrefutable del abuso de autoridad, tortura y tratos crueles que ejerce la Policía Nacional en contra de los ciudadanos.
Alonso considera que esta acción irracional es producto de la “soberbia” del comisionado Domínguez, actitud que “no lo dejó pensar” en las consecuencias de sus actos.
El matrimonio estima que posiblemente la divulgación de los videos “la hicieron para enviar un mensaje de terror al pueblo, y decirles: “Miren a sus líderes cómo los tenemos”, pero en realidad, “no sabían que era un boomerang”, reflexiona.
Reyes también cree que los videos fueron filtrados porque hay una “gran inconformidad” entre las filas de la “malhabida Policía Nacional”, porque están “al servicio de una dictadura cuando es el pueblo, con sus impuestos, que le paga su salario, les da de comer”.
Opositores de larga trayectoria
Diego Reyes y su esposa María Eugenia Alonso son reconocidos opositores al Frente Sandinista en la ciudad de León. En 2008, Reyes fue candidato a vicealcalde del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) junto a Ariel Terán, quienes en ese momento denunciaron el fraude electoral a través del cual el Frente Sandinista se apoderó de más de 40 alcaldías de Nicaragua, incluyendo varias de las principales ciudades cabeceras, como León, y la capital Managua.
Alonso, por su parte, fue candidata a diputada suplente en una casilla liberal en el 2006, y en 2011 fue fiscal departamental del PLC, fecha en que denunció el fraude electoral del Frente Sandinista e impugnó las elecciones en León.
En abril de 2018, los Reyes Alonso se unieron a las protestas motivados en parte por sus dos hijos, Diego y Bárbara, quienes salieron a manifestarse junto a sus compañeros de clases de la UNAN-León. Diego cursaba el último año de Ingeniería en Sistemas, pero fue expulsado de la universidad, mientras que Bárbara continúa estudiando el cuarto año de Odontología.
Meses atrás, los Reyes Alonso denunciaron que los paramilitares sandinistas les dañaron el techo de la casa a punta de pedradas y, en varias ocasiones, el mismo comisionado Fidel Domínguez llegó a amenazarlos con llevárselos presos si continuaban protestando contra el Gobierno.
“Desde este momento hago responsable a la Policía de León, al comisionado Fidel de Jesús Domínguez, al Frente Sandinista, y a la dictadura de Daniel Ortega-Murillo, de cualquier cosa que le pase a mi familia propia, o a cualquiera de las familias Alonso y Reyes… hago responsable a todas esas instituciones y a todas esas personalidades como Camilo Báez, como Tránsito Téllez (exalcalde), Ever Delgadillo (de la casa departamental del Frente), al alcalde (Róger Gurdián), porque promueve, patrocina paramilitares, y a todas las personalidades de aquí, a los diputados del Frente”, advirtió Alonso.
Luego de haber sido torturados y humillados públicamente, los Reyes Alonso aseguran van a continuar denunciando y que no está dentro de sus planes salir de su casa ni de la ciudad de León.