22 de noviembre 2019
Hay que preguntarse muchas cosas de las motivaciones que llevan a una persona a actuar de una determinada manera. Estas son mis preguntas para Rosario Murillo, quien parece estar a cargo de la represión desatada en el país.
1. ¿No te parece, Rosario, que un Gobierno como el de ustedes, que libera reos comunes en números de mil, podría haber liberado 136 presos, que según tus jueces fueron apresados por “delitos comunes” y así evitar la huelga de hambre de las madres?
2. ¿No se te ocurre que de haber sido “misericordiosa”, cristiana y solidaria, con estas mujeres, te habrías evitado la censura y la condena de la comunidad nacional e internacional?
3. Sabemos que estas muy afectada -y nosotros también- por el rumbo que ha tomado el país que creías tan bien encaminado. ¿No te diste cuenta de que la represión con violencia de las primeras protestas fue lo que desató lo que vino después?
4. Y antes de eso, ¿no te ocurrió pensar que la concentración del poder, la partidización del Estado fracasaría esta vez como sucedió en los ochenta?
5. ¿No te has percatado de que estás obligando a tus bases a hacer actos impensables y destructivos de la moral y la cívica -de esa paz que tanto pregonás- como atacar templos y pegarles a sacerdotes que, por muy mal que te caigan, no dejan de ser representantes del Dios católico, el Dios de la mayoría, cuya palabra usás constantemente para catequizarnos en una religión hecha a tu imagen y semejanza?
6. ¿No te percatás que cada día que pasa hace más posible que una de las madres o el padre Edwing Román en Masaya, pueda morir? ¿Acaso no recordás lo que la muerte de alguien que el pueblo admira y quiere puede hacer que caigan las murallas de Jericó y marcar el principio del fin como sucedió cuando fue asesinado Pedro Joaquín Chamorro; tu antiguo jefe?
7. ¿No te das cuenta que los trece compañeros que aprisionó tu obediente policía, falseando pruebas, son un símbolo de la impunidad que nos amenaza a todos los ciudadanos que, en uso de nuestros derecho y criterio, no coincidimos con tu ideal del poder, de progreso, ni con la peculiar manera de ustedes de ver la paz como guerra?
Hago estas preguntas porque dudo que nadie de tu círculo se atreva a hacerlas. Estás rodeada de gente que te teme y obedece. La soledad esa del poder no te deja ver más allá o al menos interpretar correctamente las muestras de solidaridad y rebeldía de la población.
Todavía no entiendo por qué la renuncia de Evo Morales les hizo imaginar que debían subir la parada hasta llevar la temperatura de la tensión y el asedio hasta estos niveles de paroxismo ¿Qué acaso no sabes que la represión engendra más rabia y más deseos de justicia? ¿Qué acaso no viviste la represión de Somoza y ya viste lo que pasó?
¿Querés pasar a la historia como Margaret Thatcher, que dejó morir a los del IRA en la cárcel en una huelga de hambre? ¿Una conservadora que es un emblema para la derecha más recalcitrante del mundo?
Creo que quien gobierna no puede ser “sordo como pescado” ni en la paz, ni en la guerra.