19 de noviembre 2019
Al jefe del Ejército de Nicaragua, general Julio César Avilés, el dictador Daniel Ortega lo premió por su fidelidad durante la crisis que vive el país y le extendió por cinco años por su mandato en frente de la institución castrense, de acuerdo a la publicación en el diario oficial La Gaceta mediante el acuerdo presidencial 182-2019.
La publicación indica que el nuevo periodo de Avilés, el tercero de forma consecutiva, como comandante en jefe del Ejército iniciará el próximo 21 de febrero de 2020 hasta el 21 de febrero de 2025.
El artículo uno del acuerdo dice: “nombrar en el cargo de Comandante en Jefe del Ejército de Nicaragua, al General Julio César Avilés Castillo por un período de cinco años, debiendo tomar posesión de su cargo el día 21 de febrero de 2020”.
Al concluir su nuevo mandato, Avilés cumplirá 15 años como jefe del Ejército de Nicaragua, cargo que asumió por primera vez el 21 de febrero de 2010.
Ha sido con el mandato de Avilés, al igual que pasó en su momento con Aminta Granera al frente de la Policía Nacional, que se rompió el cambio periódico de cada cinco años, instaurando la reelección, una practica instaurada por Ortega.
La culpa es de los militares
De acuerdo al Acuerdo Presidencial, el nombramiento de Avilés fue una propuesta "unánime" del Consejo Militar "por su desempeño, méritos militares, profesionales y personales".
Desde el inicio de las protestas en abril de 2018, el Ejército comandado por Avilés ha recibido múltiples críticas de organismos de derechos humanos y sociedad civil por su papel permisivo ante los ataques a la población por parte de grupos armados paramilitares.
Aunque Avilés guardó silencio durante meses, en julio pasado rompió el silencio para negar la existencia de grupos paramilitares, al margen de la ley, aunque su existencia está ampliamente documentada por organismos de derechos humanos nacionales e internacionales.
“Bajo ningún punto de vista aceptamos ese concepto de fuerzas paramilitares”, dijo rotundo el general Avilés el 24 de julio una conferencia de prensa ante medios oficialistas. Es la primera vez que el Ejército se refería a los paramilitares del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, luego de un sinnúmero de críticas por la inacción de la institución castrense para desarmar a estos grupos, tal como le manda la Constitución Política.
Con esas declaraciones, Avilés se alineaba a la postura del régimen Ortega-Murillo que primero negó a los paramilitares que asesinan gritando la consigna de "el comandante se queda", y luego los oficializó "como policías voluntarios".
Sometimiento a la dictadura
Pero la fidelidad de Avilés con la dictadura Ortega-Murillo quedó demostrada el pasado durante el mes de septiembre, durante el aniversario 40 de la fundación del Ejército.
"Tenemos un Ejército fuerte, sólido, acerado en mil batallas y altamente cohesionado, jamás lograrán descohesionarnos, jamás nos van a dividir como pretendieron hacerlo funcionarios de organismos no gubernamentales y otros, que hacían llamados a leales compañeros para abrir la posibilidad de darle un golpe de Estado al Gobierno legítimamente constituido, lo que jamás haremos", dijo Avilés durante su discurso.
“Son los mismos que presionaban para que cumpliéramos misiones que no son de nuestra competencia, ignorando o queriendo ignorar las leyes de la República, pretendiendo con nuestra salida, provocar una guerra entre hermanos”, subrayó Avilés.
Con una fila de banderas rojinegras y la bandera nacional azul y blanco a su espalda, Avilés le afirmó a Ortega: "Presidente cuente con esta institución para seguir en el camino de una Nicaragua con seguridad, estabilidad, desarrollo económico, prosperidad y en paz".
Según el artículo 95 de la Constitución: “No pueden existir más cuerpos armados en el territorio nacional que los establecidos en la Constitución”, pero el Ejército de Nicaragua ha tolerado la existencia de estos cuerpos ilegales e incluso ha negado su misma existencia.
La semana pasada, Ortega reconoció durante un acto con representantes de los países de la Alternativa Bolivariana de la Américas (ALBA), la importancia de tener bajo su control a las fuerzas militares y policiales del país para permanecer en el poder.
"Ese Ejército era un Ejército hecho a la medida de los intereses del imperio, formado por el imperio y con esto que está pasando en Bolivia, está claro, que por mucha fortaleza de Evo, de los movimientos sociales, de la población originaria, por mucha combatividad como la que han mostrado en estos días, Ejército y la Policía son determinantes para inclinar la balanza, a favor del capital y del imperio o a favor de los pueblos en situaciones como esta", dijo Ortega.