10 de noviembre 2019
Un par de horas antes de confirmarse la renuncia del ahora expresidente de Bolivia, Evo Morales, este domingo diez de noviembre, las Fuerzas Armadas de Bolivia y la Policía Boliviana demandaron al mandatario que renunciara a su cargo para pacificar al país, sumido en una crisis política y social desde las elecciones generales del pasado 20 de octubre. Sin embargo, esa no fue la única acción de los policías y militares de Bolivia, que durante estas semanas y en las últimas horas, se negaron a reprimir a la población boliviana, mientras los militares anunciaron operaciones contra los grupos armados ilegales.
La sublevación de la Policía y militares de Bolivia desató el viernes la peor crisis en los más de trece años de Evo Morales en el poder, dejando al ahora expresidente cada vez más acorralado.
Este domingo, los militares de Bolivia anunció operaciones aéreas y terrestres contra grupos armados, tras producirse varios ataques a caravanas de autobuses con detractores del presidente del país, Evo Morales. Estas acciones se llevarán a cabo contra grupos "fuera de la ley", dijo a los medios en La Paz un portavoz de las Fuerzas Armadas bolivianas, Yul Bleisner.
Unidades de la Policía Boliviana se amotinaron en sus comisarías en varias partes del país en desacuerdo con la actuación del presidente Evo Morales en las crisis que atraviesa Bolivia desde las pasadas elecciones.
El sábado, las Fuerzas Armadas de Bolivia aseguraron que nunca irán contra el pueblo y velarán por la paz en el país.
El jefe militar afirmó que los uniformados se encuentran "totalmente cohesionados bajo el mando militar, apegados siempre a la disciplina, orden y respeto a la Constitución", para la "defensa, seguridad y estabilidad del Estado".
"Ratificamos que nunca nos enfrentaremos con el pueblo a quien nos debemos y siempre velaremos por la paz", subrayó la institución en un comunicado leído en La Paz por el comandante general de las Fuerzas Armadas bolivianas, Williams Kaliman.
La oposición boliviana y comités cívicos no reconocieron la victoria declarada a favor del ahora exmandatario Evo Morales, para un cuarto periodo consecutivo, exigieron su renuncia y que se convocara a nuevos comicios.
Desde el pasado 20 de octubre, las protestas a favor y en contra de Morales causaron al menos tres muertos y 383 heridos, según datos de la Defensoría del Pueblo de Bolivia.
Una unidad de intervenciones especiales fue la primera en amotinarse en Cochabamba, una ciudad del centro del país que en los últimos días sufrió especialmente la ola de violencia desencadenada tras las elecciones, con un muerto y cerca de cien heridos.
Le siguieron Sucre, la capital constitucional del país, Santa Cruz, la mayor ciudad boliviana, y la mayoría de las regiones, desde la zona andina a la amazónica.
En la Paz, sede del Gobierno y donde está el mando de la Policía Boliviana, no hubo carteles en las comisarías con la palabra "motín" como en otras partes del país, pero grupos de policías marcharon por las calles hacia sus cuarteles rodeados de manifestantes que les jaleaban.
Después de tres días, fue la primera noche que no hubo choques entre manifestantes y policías junto a la sede del Ejecutivo.