6 de noviembre 2019
La reducción de la tasa de deslizamiento del tipo de cambio del córdoba con respecto al dólar, dictada la semana pasada por el Banco Central de Nicaragua (BCN), prácticamente no tendrá efecto alguno sobre la galopante recesión que afecta al país desde el año pasado, y que amenaza con convertirse en depresión económica.
Para el economista Néstor Avendaño, presidente ejecutivo de Consultores para el Desarrollo Empresarial (Copades) la “persistente recesión”, que padece el país tiene que ser rota con dos palancas: una política, y otra económica.
En otras palabras: no se puede frenar la recesión, frenando el ritmo de devaluación de la moneda… aunque el BCN nunca dijo que esa fuera su intención. Lo más que dijeron –de entre lo poco que llegaron a decir- es que “la reducción del deslizamiento ayudará a recomponer el gasto agregado de toda la economía nacional, al reducir costos y mejorar el poder adquisitivo de los salarios”.
En una nota de opinión publicada en Confidencial, el economista Carlos Muñiz señala que “en su comunicado el BCN indica que ‘ayudará a recomponer el gasto agregado’ pero yo al menos no entiendo qué significa esto”.
Avendaño asevera que “si hay estabilidad macroeconómica, y se mantiene la recesión económica -que no la hemos dejado- ¿para qué queremos estabilidad? De nada sirve la estabilidad”.
“Lo que hace falta es el medio para financiar ese crecimiento económico, pero aquí hay un gran problema de desconfianza. Hay un grave problema político. Siempre voy a reiterar que, para resolver integralmente este problema, se requiere de un diálogo entre las autoridades nacionales, y los representantes de la población. Sean quienes sean, pero el diálogo es necesario”.
Bancos ganan penos, pero ganan
Mientras la economía sigue en descenso, altos funcionarios del Gobierno de Daniel Ortega, como el presidente del Consejo Directivo del BCN, Ovidio Reyes, y el ministro de Hacienda, Iván Acosta, siguen atribuyendo la recesión a un inexistente intento de golpe de Estado, evitando así reconocer las responsabilidades del Gobierno en esta crisis.
Al observar cómo estos funcionarios se limitan a ofrecer parches a un problema estructural, que requiere soluciones políticas, Avendaño señala que “si la economía está totalmente como la aplaudiría el Fondo Monetario Internacional -en una restricción fuerte, con una contracción sólida- solo falta el crédito, pero no un crédito basado en una emisión inorgánica de dinero”.
La situación lleva al economista a preguntarse cómo en ese escenario macroeconómico en el que hay una seria contracción del crédito, los bancos pueden tener una tasa de ganancia del 14.5% de su capital.
“¿Qué han hecho los bancos hasta el día de hoy -si no dan créditos- para mantener una tasa de rentabilidad, que pasó de 23.9% del capital, en septiembre 2018, a 14.5% en septiembre 2019? Aunque se redujo la tasa de rentabilidad, esta sigue siendo positiva. No hay pérdidas”, explicó.
Su hipótesis es que “los bancos hacen una sencilla operación: fungen como casas de cambio en este momento, y en el mercado financiero existe un tipo de cambio para la venta y otro para la compra del dólar, y la brecha, con respecto al tipo de cambio oficial, les origina utilidades”.
“¿Es ese el negocio del banco? Mi respuesta es no. Su negocio es conceder créditos. Por lo tanto, estimo que, con la reducción de la tasa de deslizamiento de 5% a 3%, se está restringiendo la tasa de rentabilidad de los bancos, si siguen operando como casas de cambio”, vaticinó.
El experto interpreta la decisión del BCN “como un mecanismo para que [los bancos] traigan los depósitos que se fueron -no sé cómo lo van a hacer- y comiencen a conceder crédito a personas que sí pueden recibir préstamos, en momentos de una severa contracción, una severa iliquidez global de la economía, porque no hay córdobas, ni hay dólares”.
RECUADRO:
Polémica sobre los jubilados: ¿pierden el 2% o no?
En medio del secretismo gubernamental, varios economistas alertaron que las pensiones de los jubilados perderían parte de su capacidad de compra, siendo que su monto se revaloriza conforme la tasa de deslizamiento de la moneda, por lo que este 30 de noviembre recibirán un reajuste de 3%, en vez del 5% que recibieron el año pasado.
Al conocer la decisión del BCN, un economista que pidió el anonimato dijo a CONFIDENCIAL que “acaban de reducir la expresión en córdobas del pago de pensiones. En parte, están logrando lo que buscaban con la retención del 5% a los jubilados en la reforma de abril de 2018”.
Avendaño rechaza esa tesis, pues considera que la cláusula de mantenimiento de valor impedirá que las pensiones de los jubilados pierdan poder adquisitivo.
Tanto los remesados como los jubilados “estarán recibiendo más córdobas, porque la devaluación sigue siendo de signo positivo: 3% anual, y como existe la cláusula de mantenimiento de valor, ese ingreso de remesas en córdobas, se va a enfrentar con un nivel de precios que habría sido más alto de mantenerse un 5% anual, pero ahora es 3%”, detalló el presidente de Copades.
El también economista Camilo Pacheco, investigador de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), consideró que “nominalmente, los jubilados recibirán menos dinero, pero en términos de su poder de compra, o capacidad adquisitiva, podría quedar estable al final del año”.
Ello dependerá de la velocidad a la que se ajusten los precios, porque si estos reaccionan “bastante rápido, los pensionados podrían quedar igual al final de un año”.
El economista que pidió el anonimato rechaza esos argumentos, e insiste en que “las pensiones no tienen mantenimiento de valor. No se ajustan mes a mes respecto al tipo de cambio, sino que pierden valor en dólares todo el año por el deslizamiento, y se ajustan el 30 de noviembre para recuperar el valor perdido. Si perdiste 5% y recuperas sólo 3% perdiste dos puntos”, señaló.