20 de octubre 2019
A 24 horas de que Cristian Burgos, un nicaragüense radicado en Estados Unidos, — que hace dos semanas murió ahogado tras rescatar a una madre y a su hijo— sea enterrado en suelo estadounidense; su padre Misael Burgos espera con ansias que la embajada de americana le extienda una visa humanitaria para poder despedirse de su hijo.
“Todavía no sé si podré ir. Sigo esperando. El lunes es la última opción que me dieron porque ellos (los abogados) ya metieron papeleo, ya metieron todo y yo ya hablé y me dijeron que tengo que esperar para el lunes para obtener la respuesta. El lunes en la tarde es que lo entierran a él. Entonces, si el lunes no hacemos nada, no podré ir”, se lamenta.
A pesar que su hijo de 17 años era nacionalizado en Estados Unidos, don Misael no lo era, pues vivió ilegal durante veinte años hasta que a principios de este año lo deportaron. Por eso, es que le es aún más difícil que le otorguen la visa humanitaria. Sin embargo, él no pierde las esperanzas de poder acompañar a su hijo y a su familia en el entierro de su hijo.
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“La señora que Cristian Burgos salvó, es de origen hondureño y el niño es americano de nueve años. Ellos han estado consternados y agradecidos con lo que hizo el joven y efectivamente la señora es un punto muy importante para esta visa humanitaria ya que con su testimonio ha sido parte importante sobre la petición de esta visa humanitaria”, precisó a CONFIDENCIAL, la concejal de Sweetwater, en la Florida, Sophia Lacayo.
Hasta la fecha el cuerpo de Cristian, de 17 años, permanece en la morgue del Hospital Jackson de Miami, pues los gastos por aguardar allí, los está cubriendo el ayuntamiento de Florida como una forma de honrar la acción humanitaria que lo llevó a la muerte.
“Yo no quiero quedarme allá. Ya viví durante veinte años. Solo quiero despedirme de mi hijo. (…) Yo le decía venite para acá (Nicaragua) a trabajar, estoy construyendo la casa, con tu mamá vénganse, entonces me decía: 'No papá, yo solo lo voy a llegar a visitar'”, recuerda don Misael Burgos.
Cristian Burgos era un adolescente de complexión fuerte, iba a la playa los fines de semana y nadaba perfectamente. El día que se lanzó al mar a rescatar a dos personas sus acompañantes creyeron que todo saldría bien y a pesar que logró su objetivo, la fuerza no le alcanzó para nadar contra una corriente que lo arrastró.