13 de septiembre 2019
El representante del Vaticano en Ginebra, Suiza, Ivan Jurkovic, asestó un golpe diplomático a la dictadura de Daniel Ortega en la reciente Asamblea de las Naciones Unidas, cuando se unió a los países que exigen diálogo para resolver la crisis en Nicaragua, reformas electorales, elecciones adelantadas y que se cumplan los acuerdos del segundo dialogo nacional, que el gobierno se ha negado a cumplir.
“La Santa Sede cree firmemente que es esencial implementar los acuerdos alcanzados en marzo pasado, volver de inmediato a negociaciones abiertas y mutuamente respetuosas y realizar, a la mayor brevedad, las reformas electorales para la celebración de elecciones libres y transparentes con la presencia de observadores”, dijo Jurkovic, uniéndose así al coro de países que condenaron a la dictadura.
En Nicaragua, el representante del papa Francisco, el nuncio Waldemar Stanislaw Sommertang, participó en el diálogo entre la dictadura y la Alianza Cívica como testigo y acompañante, en el que el Gobierno ha incumplido el acuerdo de restablecer las libertades democráticas, incluidos los derechos de reunión y manifestación, y la libertad de prensa. El régimen aún mantiene a más de 100 reos políticos en sus cárceles, se niega a regresarle el derecho a manifestación al pueblo y no devuelve las instalaciones de Confidencial, Esta Semana, Esta Noche, 100% Noticias, que se mantienen confiscadas ilegalmente, y no entrega el papel y la tinta a La Prensa y El Nuevo Diario, ocupadas en la Dirección General de Aduanas.
Hace seis semanas el obispo de Estelí, Abelardo Mata, critico al diálogo en una entrevista con Confidencial y señaló que el Gobierno estaba usando la presencia del Nuncio como testigo.
“¿Qué pensar del nuncio? Como miembro del cuerpo diplomático del Vaticano pues ha hecho lo suyo, no perder un espacio que el Gobierno, para mí no honestamente, (sino) maliciosamente, cede para vender la imagen de que la Iglesia y el Papa y el órgano de Gobierno que tiene a través de la Nunciatura están con él y están avalando su proceso de diálogo”, expresó Mata.
Vaticano habló al más alto nivel
“La posición del Vaticano deja claro cuál es la posición de la iglesia y por qué el nuncio no habla aquí. Decidieron hablar al más alto nivel”, dijo un sacerdote que pidió el anonimato.
Otro religioso agregó que “lo que dijo el Vaticano era inevitable: en un escenario de la ONU, ante un informe como ese, no podía menor el representante del Vaticano que pronunciarse así”.
“En realidad, nada de lo que pidió el Vaticano se aparta de lo que ha pedido la mayoría de la comunidad internacional. Y no fueron más lejos. No se refieren, por ejemplo, al tema de la justicia, a la necesidad de superar la negación de la realidad, no mencionan la violación de los derechos humanos, no mencionan la palabra víctimas de la represión, no aparecen los presos políticos (en sus discursos) y la necesidad de anular sus expedientes”, criticó.
En sus homilías cuando el papa Francisco ha mencionado a Nicaragua, incluso, en la época más dura de la represión, se ha limitado a orar por la paz y por el diálogo. El discurso de Jurkovic en la ONU agregó a eso que se cumplan los acuerdos, reformas electorales y elecciones para salir de la crisis.
¿Y la persecución a la Iglesia?
Obispos como Abelardo Mata han denunciado persecución a la Iglesia, al menos cinco sacerdotes han tenido que exiliarse por ayudar a la población autoconvocada durante las protestas y muchos otros miembros de la Iglesia, como el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez –llevado obligatoriamente al Vaticano por el Papa–, han recibido serias amenazas de muerte, y a pesar de todo esto, el Vaticano no se pronunció sobre esos temas.
“No hay libertad religiosa, nos sentimos perseguidos”, dijo Mata a Confidencial, hace seis semanas.
“Es preocupante: no menciona la persecución a la Iglesia en sus obispos y sacerdotes, que es lo que más le hubiera correspondido decir a un clérigo que representa al Vaticano”, se quejó el religioso.
“A mí me pareció un lenguaje políticamente correcto, casi inevitable y me agradó, pero no me dio satisfacción, más bien un punto de decepción. No creo que de esas cuatro cosas que pidieron se salgan”, resaltó.
Durante la crisis que vive Nicaragua desde abril de 2018, más de 328 personas han sido asesinadas, la mayoría por fuerzas policiales y paramilitares al servicio del gobierno, según organismos de derechos humanos.
Varias iglesias del país fueron profanadas y muchos sacerdotes como Edwin Román, en Masaya son asediados por la Policía y fuerzas de choque del Gobierno.