3 de septiembre 2019
La presentación de la propuesta de reforma electoral por parte de la Alianza Cívica, que demanda modificaciones constitucionales para el adelanto de los comicios generales, es concebida por los opositores como un punto de partida para sentar “una unidad nacional”, en un momento que la dictadura pretende imponer su propia reforma de manera unilateral.
¿Cómo puede la Alianza Cívica promover su propuesta si la dictadura se niega a negociar y, además, cuando existe un estado policiaco? En esta entrevista en el programa Esta Semana el integrante del arco opositor, el doctor José Pallais, responde esta y otras interrogantes. “Hay que unirnos para evitar una reforma que le permita al régimen preservar su poder”, advierte.
La reacción de algunas personas a esta propuesta ha sido decir: ‘no podemos ir a elecciones mientras siga en el poder una dictadura… primero hay que salir de la dictadura y después ir a elecciones’. ¿Qué les responde la Alianza Cívica?
Respondemos que la salida pacífica a esta situación, a esta dictadura, para cambiar este Gobierno, es a través de la vía democrática. Lo único que requiere esa vía es que se le permita al pueblo de Nicaragua votar; que podamos elegir a un nuevo gobernante. Para eso se requiere, necesariamente, cambios profundos en la Ley Electoral y en la Constitución de la República, para asegurar que el control que ha venido ejerciendo el régimen sobre el aparato electoral, a través de la manipulación de todo el sistema, sea modificado, y poder, en condiciones democráticas, ejercer ese derecho. Que con la supervisión internacional y la observación nacional podamos hacer valer el derecho a elegir.
Cuando decís condiciones democráticas, ¿qué quiere decir eso?, porque hoy en el país hay un estado policial. ¿Es una condición para esas reformas el restablecimiento de las libertades democráticas? ¿O se puede ir a elecciones bajo este estado policial de facto?
Es indispensable que el respeto de los derechos constitucionales sea una realidad. No basta solo la reforma electoral, la modificación de las reglas para tener elecciones transparentes, es indispensable que se pueda ejercer el derecho a movilizarse, a organizarse.
Todos esos derechos que están conculcados por un estado de sitio de facto. Tienen que ir de la mano ambos elementos y por eso es también indispensable la restitución de los derechos y garantías tal como se había acordado con el Gobierno, pero que no fue respetado ni cumplido. Es indispensable ir de la mano las dos vías: reformas electorales y condiciones de respeto de los derechos ciudadanos. Sin esos dos elementos no es factible ir a elecciones.
En la propuesta que han presentado se incluyen cambios en el Consejo Supremo Electoral, despartidización del sistema electoral, mayor participación política, transparencia en el conteo de los votos, observación nacional e internacional, y también dicen que están consensuando esta propuesta. ¿Qué dicen las primeras consultas realizadas con las bases del movimiento azul y blanco?
Hay plena coincidencia de que debemos unirnos y consensuar una sola propuesta. Decíamos que no pretendemos desde la Alianza imponer que esta propuesta es la que deben seguir, quisimos alzar nuestra voz con el principal objetivo de motivar la búsqueda de consenso, para alcanzar una propuesta unificada de todos los sectores y que nos comprometamos a defender en cualquier escenario. Por ejemplo, ante la amenaza real de que los Ortega-Murillo, al romper la negociación, quieran impulsar por la vía unilateral o consensuadas con sus aliados tradicionales una reforma que no garantiza el voto de los ciudadanos en condiciones de que el poder pueda estar en juego.
Ya hay disposición de dar el campanazo de urgencia para unirnos, y evitar una reforma que le permita al régimen preservar su poder. Esa batalla ya se va a librar. Ortega (está) buscando el apoyo de la Secretaría General de la OEA para esos cambios unilaterales, que le permitan contar con el encubrimiento de la OEA y burlar lo que le obligaba la hoja de ruta en la mesa de negociación, que era llegar a acuerdos consensuados. Ante esa necesidad, estamos promoviendo unidad y consenso para defender y promover las verdaderas reformas que necesita el país, para garantizar el cambio democrático.
El compromiso de la OEA
¿Cómo se llega a estas reformas? La dictadura canceló la negociación política con la Alianza Cívica y Ortega le está pidiendo a la OEA que se sienten a discutir de manera unilateral su proyecto de reformas electorales. ¿Cómo puede la Alianza promover su propuesta si la dictadura se niega a negociar?
En primer lugar, que los nicaragüenses nos apoderemos de la reforma consensuada y la defendamos, y que sea una bandera de lucha. En segundo lugar, presentársela a la misma OEA, y decirle: “Sos bienvenida a buscar cómo lograr una negociación, un acuerdo”. Pero la OEA no puede negociar por los nicaragüenses. Decirle a la OEA: esta es nuestra propuesta, las condiciones que necesitamos para que el sistema electoral pueda ser creíble y genere confianza. Solo unas elecciones que generen confianza entre todos los sectores pueden traer una solución definitiva. Lo otro es alargar, profundizar la crisis, esta tragedia, este sufrimiento en todos los aspectos.
Los nicaragüenses somos los que conocemos lo que el país requiere y necesita. Si ellos (la OEA) quieren apoyar en forma efectiva la democracia en Nicaragua, tienen que hacerlo tomando en cuenta las posiciones de ambas partes, y no solo la voluntad unilateral de imponer de parte de los Ortega-Murillo.
El delegado de la OEA, Luis Ángel Rosadilla, dijo que todavía no le habían dado una respuesta al Gobierno, que estaban evaluando, y que la respuesta tendría que lograr que cualquier tipo de reforma sea compatible con la Carta Democrática Interamericana. ¿Lo que sugiere es una negociación triangular que incluya a la Alianza Cívica? ¿Han tenido algún contacto con la OEA?
Con anterioridad, tanto Rosadilla como Luis Almagro, nos han ratificado que cualquier situación debe ser en el marco de la Carta Democrática. Esto significa, sin duda, que debe ser en condiciones de seguridad para los participantes, respetando los derechos constitucionales. Almagro habló del cumplimiento de los acuerdos. Y Rosadilla dijo que debía de ser en el marco de los acuerdos establecidos por la Alianza y el Gobierno.
Estoy seguro, por esas consideraciones, que la respuesta que van a dar no va a ser la que Ortega está esperando; que le den un cheque en blanco para imponer una propuesta inconsulta y unilateral. Que haya consenso y consultar a la población está contenida en la Carta Democrática.
La propuesta de la Alianza también apunta a reformas constitucionales para adelantar elecciones, para prohibir la reelección y restablecer la segunda vuelta. ¿Cómo pueden promover esas reformas, si la Alianza no tiene representación en el Parlamento? ¿O Acaso hay condiciones de presión nacional e internacional para obligar a la dictadura a aceptar estas reformas constitucionales?
Sí, debe haber y hay presión nacional. Por eso creemos que todas las fuerzas democráticas deben construir este consenso y difundirlo; promoverlo para que sea una nueva bandera de lucha. Las elecciones auténticas y democráticas serán la culminación de la lucha cívica que se emprendió el 18 de abril. Estamos pidiendo a la comunidad internacional que respalden una solución que dé estabilidad al país para poner fin a la crisis. Que no puede haber soluciones a la medida de Ortega. Las soluciones tienen que ser acordes con las aspiraciones de una democracia que realmente funcione, y que nuestras diferencias las solventemos a través del voto.
En esta propuesta que hace la Alianza, ¿qué papel juegan los partidos políticos? ¿Se proponen incorporarlos?
Sí, hemos tenido contacto con diferentes partidos políticos, incluso con aquellos que en el pasado han sido corresponsables de la destrucción del sistema electoral. Les hemos dicho que es la hora de unirse. Desde la Alianza no queremos excluir a nadie, pero ellos tienen que dar un paso adelante, y ponerse del lado de las aspiraciones de la población que quiere democracia y nuevas reglas. Que no van a participar si se continúa jugando bajo las reglas que el orteguismo les ha impuesto como partido hegemónico.
La decisión está del lado de ellos. La primera etapa de esta unidad es la acción. Ponernos de acuerdo en qué necesita el país, en defenderlo y promoverlo, y que se comprometan a no caer en las redes de Ortega a negociar en contra de las aspiraciones democráticas. La decisión está en las cúpulas de estos partidos, ya que sus bases están incorporadas mayormente con el pueblo azul y blanco.