29 de agosto 2019
El pronóstico de la Administración de Daniel Ortega es que la economía nicaragüense mejorará su desempeño en 2019, decreciendo solo 2.0%, (después que cayera 3.8% en 2018), y que retomará la senda del crecimiento en 2020, “hasta alcanzar un crecimiento promedio del 3.0% en el mediano plazo”, en referencia al trienio 2021 – 2023.
Ese es el primero de un grupo de supuestos en que se basan los “Lineamientos de Política para la Formulación del Proyecto de Presupuesto General de la República 2020, y del Marco Presupuestario de Mediano Plazo 2020 – 2023”.
Cada una de las 30 páginas del documento lleva un sello del despacho del ministro de Hacienda y Crédito Público, y una firma ininteligible, lo que indica que habría sido elaborado por esa dependencia estatal.
La tesis oficial de que el PIB decaerá solo 2.0%, contradice los pronósticos elaborados por los expertos de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) y los de Consultores para el Desarrollo Empresarial (Copades), recientemente revisados.
Así, mientras Funides ahora considera que el desempeño económico de 2019 oscilará entre -5.4% y -6.8%, los de Copades sitúan ese vaivén en torno a -8.7%.
Las razones para que el régimen asegure que la economía nicaragüense se levantará tan rápido de la postración en que se encuentra –técnicamente en recesión desde el 31 de septiembre, y más cerca de la depresión que de la recuperación- se basan en una proyección de crecimiento de 3.3% de la economía mundial en 2019, mientras que la de América Latina pasaría del 1.0% en 2018 al 1.4% en 2019, y Centroamérica crecería 3.2% y 3.5% en 2019 y 2020, respectivamente.
Siguiendo la narrativa oficial, en el documento se asegura que “resultado del Intento Fallido de Golpe de Estado (IFGE)”, se rompió la “virtuosa tendencia de crecimiento y desarrollo”, provocando que el PIB real se redujera hasta el -3.8% en 2018”.
La administración justifica su confianza en que la economía crecerá -2.0% en 2019 y 2.0% en 2020, en un esperado repunte de la inversión extranjera, que se basa en dos proyectos que sumarían 800 millones de dólares, sin que haya certeza de que esos capitales entren este año.
La siguiente base es que el sector primario (agrícola, pecuario, silvicultura y pesca), habría crecido 24.0% con respecto a junio. En contraste, reconocen que el secundario (industria y construcción) cae -7.0%, y el terciario (que incluye comercio, transporte y comunicaciones, intermediación financiera, alquileres, hoteles y restaurantes, etc.), “muestra un crecimiento de 3.0%”.
El riesgo del INSS
En todo caso, las señales externas son contradictorias: se menciona una supuesta recuperación de la inversión extranjera, pero se reconoce que las exportaciones a abril crecen solamente 1% en volumen, mientras “los precios internacionales de los principales productos” decrecen en 6.3%.
Datos del Centro de Trámites de las Exportaciones (Cetrex, que están actualizados a julio, pero son menos precisos que los del Banco Central, tomados para elaborar el documento del Ministerio de Hacienda), muestran que el país exportó 20.8 millones de dólares menos que en el mismo periodo del año pasado, para un descenso de -1.2% en los ingresos.
El tercer elemento externo es el de las remesas familiares que, hasta abril 2019, muestran “un crecimiento acumulado de 7.5% y 11.3% interanual”, lo que significa que se recibieron 518.3 millones de dólares, “lo cual continuará aportando al incremento del consumo interno”.
Finalmente, se asegura que “Nicaragua cuenta con financiamiento concesional hasta 2025”, pese a lo cual se ha “identificado otras ofertas de préstamos no convencionales”.
A nivel interno, el documento reconoce que, pese a que el BCN perdió un tercio de sus reservas, se “logró el objetivo de mantener la estabilidad financiera”, de donde esperan que el desempeño de la banca en general –que a finales de mayo lamentaba la pérdida de 23.5% de sus depósitos, y una disminución de 20.5% en su cartera de créditos- cambie a positivo.
En parte, porque “algunos bancos ya han reactivado líneas de crédito de consumo”, pero también, porque el BCN y Hacienda se coordinarán para reactivar el crédito, “priorizando la pequeña y mediana empresa”.
Quizás el dato más revelador, sea el del número de afiliados a la seguridad social, que a mayo decreció en 13.2% (o sea, 112 591 personas menos que en el mismo mes de 2018), de los que unos 15 000 se desafiliaron en los primeros cinco meses de este año, lo que presiona las cuentas del INSS, y “se convierte en un riesgo para las finanzas públicas en el corto y mediano plazo”.
En términos de política fiscal, promete que en 2020 continuará el ajuste de las reformas para “generar los espacios fiscales necesarios”, o sea, aumentar la recaudación.