25 de agosto 2019
El obispo Sócrates René Sándigo Jirón, de 54 años, asumió este sábado 24 de agosto la diócesis de León, en un acto sobrio, sin sorpresas, y tan medido, que parecía que todos los asistentes seguían un guion. No hubo un solo exceso de cariño. Tan comedido que parece que los leoneses estrenan obispo un día sí, y el otro también.
Sándigo fue recibido por un pequeño grupo de sacerdotes y feligreses en Nagarote, de ahí siguió en caravana —a bordo de su camionetona— hasta la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, en León, donde lo esperaban a ritmo de bandas de guerra, cohetes y el talán, talán, tolón, tolón de las campañas.
El prelado acompañó a pie las procesiones de las imágenes de la Virgen de la Merced y la Virgen de la Asunción, que precedieron su camino hacia la basílica catedral de León, donde lo esperaban parte de los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), el clero de León y Chinandega, y el nuncio apostólico Waldemar Stanislaw.
Resguardado por Avellán
Su recorrido de la iglesia a la catedral fue vigilado de cerca por el sancionado comisionado general Ramón Avellán, subdirector de la Policía del régimen, y el comisionado mayor Fidel Domínguez, jefe policial de León. Ambos han sido señalados por organismos nacionales e internaciones de violar los derechos humanos de los ciudadanos.
Tristemente celebre y sancionado comisionado Ramón Avellán, a cargo de la seguridad policial del obispo René Sándigo en León. @confidencial_ni pic.twitter.com/Dpui9pHkZe
— Juan Carlos Bow (@jucabow) August 24, 2019
La presencia de Avellán fue aprovechada por simpatizantes orteguistas para hacerse fotos con él. Fue notoria la asistencia de fanáticos del régimen, trabajadores del Estado y municipales, y feligreses de otras diócesis, como la de Granada, Chontales y Managua. Todos fueron trasladados en autobuses pagados.
Tal acompañamiento profundiza una de las críticas hacia Sándigo: ser afín a la dictadura de Daniel Ortega. A principios de mayo de 2018, a menos de un mes de iniciadas las protestas cívicas contra el régimen, el prelado señaló a otros obispos de incitar la violencia contra el Gobierno.
“Hoy no es fácil ser sacerdote, no es fácil ser obispo. Hoy te dan palo por una cosa y por otra. Si volvés a este lado, te critica el de este lado; y si volvés a ver este lado, te critica el de este lado. Aguantemos mecha”, se quejó Sándigo durante su homilía, sin referirse abiertamente al tema político.
Agradecimiento a Bosco Vivas
La misa en catedral siguió el guion del recibimiento. Ni un exceso, ni un aplauso sostenido de más de un minuto, ni un ¡viva! sorpresivo hacia el nuevo obispo. El templo estaba lleno, pero todos cupieron sentados. No hubo feligreses de pie. Y en la afueras de la catedral, León seguía como un sábado cualquiera: sol ardiente y calor sofocante.
El cardenal Leopoldo Brenes presentó como nuevo obispo de la diócesis a Sándigo. El rito de consagración estuvo a cargo del nuncio apostólico, quien en su tiempo de palabra agradeció la labor del obispo saliente, monseñor Bosco Vivas Robelo, y le auguró una gran labor a Sándigo, que deja atrás 15 años de trabajo al frente de la diócesis de Chontales y Río San Juan.
La salida de Vivas se da después de casi tres años que renunciara a su cargo como obispo de la diócesis, de la que estuvo al frente por 28 años. El papa Francisco nombró, a finales de junio pasado, a Sándigo. La decisión llegó 15 días después de que el entonces obispo de León se vio envuelto en una polémica por presuntamente desamparar a un grupo de excarcelados políticos y opositores, que fueron agredidos por simpatizantes sandinistas, quienes minutos antes habían apedreado la catedral leonesa, donde se celebraba una misa por el primer aniversario del asesinato de Sandor Dolmus, un monaguillo de ese templo.
Ofrece trabajo y acompañamiento espiritual
“Me ofrezco como obispo, que en primer lugar trae la palabra de Dios. El Señor me ha dicho ve a León, ya suficiente ese tiempo en Chontales y Río San Juan”, comentó el monseñor su homilía.
Agregó que muchos se preguntarán: “¿Que traerá ese obispito?, Ya no seré tan obispito —eso dijeron de mí en Juigalpa cuando llegué de 39 (años) —. Ya no soy tan obispito, ahora soy obispón. ¿Qué traerá este obispón?”.
También ofreció sus buenos oficios. “Ofrezco mi trabajo, mis servicios, en lo que pueda ahí estaré, en lo que no pueda, pues, lo siento”.
La homilía se diluyó entre agradecimientos a Vivas y la ilusión de trabajar junto a los sacerdotes de León y Chinandega, así como declaraciones de amor hacia su nueva diócesis. “Viene con ganas de esposarme con esta iglesia hermosa de León, de Chinandega, que tiene una larga trayectoria, y que si Dios nos da vida podremos hasta celebrar sus 500 años, allá en el 2031”, subrayó.
La llegada de Sándigo fue una fiesta exclusiva de la Iglesia católica, no fue una celebración de la ciudad. La vida de León solo se vio perturbada por el embotellamiento vehicular que causaron a su salida los buses cargados de funcionarios estatales, simpatizantes sandinistas y feligreses de otras diócesis. León tiene el título de ser la cuna del catolicismo en Nicaragua, aunque por la forma cómo recibieron al obispo, solo es eso: un título.