17 de agosto 2019
Lottie Cunningham, directora del Centro por la Justicia y Derechos Humanos de la Costa Atlántica de Nicaragua (Cejudhcan), es una de las personas que mejor conoce la situación de las comunidades miskitas y sus problemas en el Caribe Norte de Nicaragua. Esta semana viajó a Costa Rica para presentar un informe junto al Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), que revela que la crisis nacional ha invisibilizado aún más la problemática de estas alejadas comunidades bajo el yugo de la invasión de sus tierras, la violencia y la hambruna.
Cunningham conversó con CONFIDENCIAL y Esta Noche denuncia que la mayoría de los invasores de tierras, llamados colonos por los miskitos, son “exmilitares” armados.
“Son más de 50 comunidades indígenas que tienen un alto riesgo y que están afectadas por esta masiva invasión de colonos”, alerta Cunningham, quien también habla sobre cómo se ve en las comunidades indígenas el panorama sociopolítico actual de Nicaragua.
Esta investigación dice que la crisis política que vive el país en los últimos 15 meses está invisibilizando la crisis particular del Caribe. ¿Qué está pasando en esas comunidades?
Este estudio viene a demandar la visibilidad de la resistencia indígena del pueblo miskito por la crisis humanitaria que ha venido ocurriendo en las comunidades por la misma falta de saneamiento a sus territorios. Desde la crisis sociopolítica hasta el momento hemos tenido mayor invasión de colonos. Muchos de estos colonos son exmilitares y están armados. Han venido avanzando en los territorios de las comunidades.
¿Cuáles son los territorios o comunidades más afectadas, porque estamos hablando de una zona inmensa?
Son más de 50 comunidades indígenas que tienen un alto riesgo y que están afectadas por esta masiva invasión de colonos. Sin embargo, el sistema interamericano por medio de la Comisión y la Corte ha otorgada a 12 de ellas medidas cautelares, porque su situación es grave y de urgencia. Ha venido incrementando la violencia en estas comunidades del territorio Wangki Twi Tasba Raya, que son cuatro: Francia Sirpi, Tasba Raya, Wisconsin y Esperanza Río Wawa. Tenemos también San Jerónimo, Santa Fe, Río Cocó, Cocal y Paiwas. También la comunidad indígena de Wiwinak.
Cuando decís que se ha producido una invasión masiva de gente armada y se han desarrollado actos de violencia, ¿ hay desplazamientos de familias?
Por supuesto que ha venido avanzando las ocupaciones de los colonos en las parcelas. Antes eran en las reservas que tenían las comunidades indígenas, pero ahora son en sus propias parcelas en las que ellos trabajan y producen alimentación. Esto ha causado una crisis alimentaria.
¿Qué hace el Estado de Nicaragua? ¿Qué hace el Ejército? ¿Qué hace el gobierno regional autónomo ante esta situación?
El Estado de Nicaragua no ha implementado ni siquiera las medidas otorgadas por el sistema interamericano. Mucho menos ha implementado la última etapa de saneamiento. La ley 445 establece que es el mecanismo para poder detener la invasión. La policía nacional continúa la impunidad. Y el Ejército ha dicho que no tienen ninguna orden de nivel superior para proteger a las comunidades. Así que las comunidades siguen sin protección a sus vidas y territorios.
¿Esas invasiones en qué están enfocadas? ¿Ampliación de la ganadería o también hay incidencia de los bosques de extracción comercial organizada por empresas?
Estas invasiones están acompañadas de la extracción de minería, especialmente en el territorio de Wangky Lui Aura. Continúa el despale de bosques y eso ha afectado los recursos hídricos más importantes para las comunidades pues allí consumen agua. Pero además de eso, ha habido una extensión de la ganadería.
Estas hablando de una situación de la cual se conoce muy poco en el país. No ha habido información a nivel local y nacional, y mucho menos de parte del Estado. ¿Ha habido desplazamiento de familias de estas comunidades a otros lugares?
Sí, ha habido desplazamiento. No ha sido visibilizado esto por los cierre de espacios, particularmente a los medios independientes.
¿Adónde están esas familias? ¿Cuántas familias se han desplazado?
Actualmente tenemos a más de 3 mil personas que han sido desplazadas. Y han estado desplazados en las comunidades de mayor población que son vecinas de ellas, y en las ciudades más importante de la región. Pero también conocemos que existe desplazamiento de una población bastante grande en Honduras, y en algunos Panamá y Costa Rica.
La organización que dirigís está monitoreando esta situación. ¿Las iglesias de la zona, otras organizaciones de la sociedad civil están poniéndole atención a esta crisis?
Está completamente aislado. Hace 15 días iniciamos un estudio para analizar el censo de cuántas familias de estas 12 comunidades están siendo desplazadas, no únicamente como persona sino de la familia de sus parcelas. Porque esto ha impactado la alimentación. Sin embargo, nosotros somos la única organización que tratamos de visibilizar la situación.
¿Cómo ocurre esa crisis alimentaria? El informe habla de ciertas evaluaciones de los índices de de desnutrición? ¿Cómo se alimenta la gente?
Te comparto un testimonio de las mujeres con las que nos hemos reunido sistemáticamente, y decía que no hay ningún tipo de alimentación. Lo único que tienen es ‘pilipita’, que es un banano pequeño que es producido naturalmente. Eso es lo que han estado dando en los últimos cuatro meses particularmente a sus niños. Y los niños lo han rechazado. Han buscado la forma de poner limón en el banano para cambiar el sabor. Sin embargo, los niños lo rechazan pero con el hambre que tienen después de jugar un momento, ellos proceden a comer. Por ejemplo, tampoco tienen servicios básicos como jabón y esas cosas, sino que lavan ropa sin jabón.
¿Dónde están estos sectores más afectados por la crisis humanitaria que señalas?
La gente desplazada de sus parcelas son las que comentan, pero también tenemos la gente refugiada que monitoreamos en la ciudad de Waspam, Puerto Cabezas. La situación de ellos es sumamente grave, porque también han venido huyendo de la violencia pero han encontrado otro tipo de violencia fuera de los territorios.
En la Alianza Cívica hay algunos representantes de la Costa Caribe. ¿Hay algún movimiento autoconvocado, azul y blanco…? ¿O está todo minado por lo que ha sido la hegemonía del Frente Sandinista?
En la Costa Caribe hay diferentes manifestaciones de movimientos sociales, movimientos indígenas, que la verdad de las cosas aspiramos a un cambio que es la democracia. Sin embargo, para nosotros el sinónimo de la democracia es la autodeterminación. En esa lucha que estamos repitiendo para que se respete la autodeterminación y el territorio. Dentro de estos movimientos indígenas se está discutiendo de ver estos cambios en Nicaragua, pero que haya un cambio que esta nueva Nicaragua tome en cuenta la diversidad cultural. Sentimos que todavía el Estado de Nicaragua históricamente nos ha discriminada en una forma de institucionalizar el racismo en que se crea es un país homogéneo.
Las elecciones regionales que se llevaron a cabo el año pasado, ¿qué le dejaron a las comunidades de la Costa Caribe?
Ha habido un alto índice de abstención porque para ellos siempre ha existido un fraude en las elecciones. Lo que se espera en las comunidades es que las elecciones sean con la circunscripción popular tomando en cuenta el uso y tradición de las comunidades, y no que exista algunas competencia con partidos políticos nacionales. Eso no nos reivindica a nosotros como pueblos indígenas y afrodescendientes.
A nivel nacional se está reclamando una reforma electoral para a ir a una elección libre y transparente. ¿En la Costa Caribe hay alguna expectativa?
El partido regional ha venido realizando algunas propuestas de reformas. Todavía están en proceso para ampliar consultas y tener algunos resultados desde las comunidades. Sin embargo, el Estado de Nicaragua no ha cumplido con la sentencia de Yatama, en la que la Corte ordenó al Estado reformar ley electoral tomando en cuenta este proceso de la circunscripción popular de acuerdo a nuestros usos y costumbres.