Guatemala vive hoy la segunda vuelta electoral para elegir a su próximo presidente y decidir si convierte a la socialdemócrata Sandra Torres en la primera mandataria del país o da la oportunidad, como vaticinan las encuestas, al centroderechista Alejandro Giammattei, que busca el poder por cuarta vez.
La ex primera dama Torres, una política que afronta este domingo su cita más trascendental en sus 63 años de vida al llegar por segunda vez a un balotaje, se ha abanderado de los programas sociales apelando a los valores conservadores de la sociedad y prometiendo volver a sacar al Ejército a las calles para reducir la violencia.
En frente, Gimmattei, que llega por primera vez a una segunda vuelta tras más de una década intentándolo. Este empresario y médico ha jurado con un discurso duro prosperidad y seguridad, restaurando la pena de muerte, poniendo a trabajar a los presos y prohibiéndoles las visitas conyugales para "que se arreglen entre ellos".
Los problemas de Guatemala
“El problema de Guatemala es la inseguridad y la falta de empleo. Los jóvenes se decepcionan porque no hallan lo que buscan”, dice Edmundo Arana. “Los pobres pedimos que ya no haya violencia y que el pueblo sea honrado”, comenta Juana Gómez.
Los guatemaltecos saben bien cuáles son los problemas que les aquejan, pero al parecer tienen pocas expectativas de que quien llegue a la presidencia pueda resolverlos. Según el sondeo más reciente del diario local Prensa Libre, la mayoría de encuestados considera que, independientemente de quién gane la presidencia en esta segunda ronda electoral, será un “regular” presidente, si no “malo” o “muy malo”.
Será una elección “descafeinada”, dice Edgar Ortiz, analista y director del área jurídica de la Fundación Libertad y Desarrollo. Primero, porque se estrenaron unas reglas electorales nuevas que limitaron la publicidad política en los medios de comunicación y, segundo, porque descalificaron a cinco aspirantes a la presidencia, el último pocos días antes de la primera vuelta, y dos de ellas con significativa popularidad, todo lo cual dejó a “votantes huérfanos” y desanimó a la población.
Según los datos de la primera vuelta, los dos candidatos juntos sumaron el 38% de los votos. “Sandra Torres, por más que fue el primer lugar, sacó 25 puntos, y Alejandro Giammattei sacó 14. Son candidatos con poco respaldo. Al sumar los votos nulos y los votos blancos (de esa primera ronda) tenemos casi un 14% de votos, casi lo mismo que el segundo lugar”, argumenta Ortiz.
Las encuestas más recientes dan como ganador al candidato de centro derecha de Vamos, Alejandro Giammattei, ex director del Sistema Penitenciario. En la encuesta de la Fundación Libertad y Desarrollo, Giammattei marcó 39.5% de intención de voto, mientras que Sandra Torres, ex primera dama y candidata de la Unidad Nacional la Esperanza (UNE) de centro izquierda, lo sigue con el 32.4%. En el sondeo de Prensa Libre la diferencia entre ambos candidatos es mayor: el 50.3% votaría por Giammattei y el 32.1% por Torres.
Temas clave
Uno de los principales temas durante la segunda ronda ha sido el polémico pacto migratorio firmado entre el Gobierno del presidente Donald Trump y el del guatemalteco Jimmy Morales, quien abandonará el poder en enero de 2020.
Con dicho acuerdo, Guatemala se compromete a recibir y gestionar asilo de quienes Estados Unidos deporte, y así funcionar como muro de contención de migrantes que provienen especialmente del triángulo norte centroamericano, de donde han salido caravanas con miles de personas rumbo al norte. El país no tiene las condiciones para implementarlo, señalan diversos sectores.
Ambos candidatos criticaron el acuerdo, que está siendo cuestionado y revisado por el Poder Judicial de ambos países. Los dos han sido opositores al acuerdo de “tercer país seguro”, pero desde una posición muy cómoda, poco beligerante y “gane quien gane, Estados Unidos seguirá presionando a Guatemala con este tema y amenazando con represalias económicas. Los dos serán incapaces de responder a ello”, considera Ortiz.
“Sinceramente, no creo que el Gobierno que venga vaya a tener mayores probabilidades de arrancar mejores condiciones al gobierno de Trump, porque en estos tiempos no cuenta la diplomacia, sino los arranques del presidente estadounidense”, opina Gustavo Berganza analista político, sociólogo y director de Mirador Electoral.
Respecto al combate a la corrupción, Berganza comenta que las expectativas sobre ambos candidatos también son bajas, pues, de entrada, no apoyaron la continuidad de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), un ente de Naciones Unidas que había llegado al país desde 2007 y que fue expulsado por el presidente Morales en agosto de 2018. Ambos candidatos fueron sujeto de procesos por parte del organismo cuyo trabajo es respaldado por la mayoría de la población, según encuestas.
Pero el asunto es más complejo, por “el nivel de penetración de los grupos de crimen organizado y narcotráfico en las instituciones públicas, lo cual hace más difícil el combate de la corrupción”, explica Ortiz.
En lo económico hay propuestas similares de parte de uno y otro candidato. Torres, además de apostar fuerte a programas sociales, contempla desarrollar proyectos de infraestructura vial a través de alianzas público-privadas para solucionar el mal estado de las carreteras del país y a la vez generar empleo; así como brindar tasas preferenciales para que personas de bajos ingresos puedan adquirir viviendas. Giammattei, por su lado, promete la desburocratización de los trámites para así atraer más inversión privada y la construcción de un tren rápido, entre otras propuestas.
En seguridad, Giammattei ofrece fortalecer el sistema judicial, el penitenciario y las fuerzas de seguridad, así como mejorar el control de armas de fuego. Torres promete mayor inversión en la policía y en centros penitenciarios; ha dicho, incluso, que sacará al ejército a las calles a cumplir funciones de seguridad.
¿De izquierda o de derecha?
Torres se presenta como “social-democráta” o de centro izquierda, mientras que Giammattei se autodenomina como de “centro- derecha”. ¿Qué tanto lo son en sus propuestas y visiones? Giammattei está mas cerca del sector privado tradicional, comenta Berganza. Ha sido más consistente, dice Ortiz, pues las cuatro veces que ha aspirado a la presidencia lo ha hecho desde partidos, aunque distintos, todos de derecha. Representa al sector conservador en sus propuestas económicas y sociales.
Sandra Torres, por su lado, coqueteó con la izquierda cuando su esposo Álvaro Colom ocupó la presidencia (2008-2012), pero a partir de 2015 ha tratado de desmarcarse y ha apostado por un discurso más conservador para ganar simpatías. “Conociendo su pasado, uno puede esperar que ella se aparte de ese discurso de derecha y sí tome una agenda más hacia la izquierda”, advierte Ortiz.
Política exterior y la relación con Nicaragua
La política exterior, incluyendo la que aplicarían hacia los países centroamericanos, no ha sido un tema de campaña y no hay propuestas claras de ninguno de los dos contendientes en cuanto a temas relevantes como la integración económica.
El compañero de fórmula de Torres, Carlos Raúl Morales, quien manejó la política exterior durante el gobierno de Jimmy Morales hasta que éste lo removió de su cargo por negarse a expulsar al jefe de la CICIG Iván Velásquez, apuesta por el multilateralismo, por lo que se podría esperar el fortalecimiento de lazos con los países vecinos, explica Berganza.
Sobre la crisis política en Nicaragua, Giammattei dijo en junio pasado, en una entrevista con la agencia EFE, que aumentaría la vigilancia sobre la dictadura de Ortega y que espera que la Organización de los Estados Americanos (OEA) garantice la aplicación de la Carta Democrática.
Para Ortiz, puesto que Torres tiene mayor afinidad con redes internacionales de izquierda, es más improbable que condene al régimen Ortega Murillo. Berganza no lo ve así, el analista apunta que Torres es vicepresidenta de la Internacional Socialista, principal organización de izquierda del mundo, que expulsó al partido FSLN, por lo que podría ofrecer una postura más definida que la que tiene el actual gobierno respecto a Nicaragua y al régimen Ortega Murillo, considera.
¿Quién ganará?
Para Ortiz, los resultados dependerán de la participación de la ciudadanía. En la encuesta de Prensa Libre, un 73% respondió que saldría a votar, sin embargo; ninguno de los dos entrevistados cree que la participación será alta, pues, históricamente, la tendencia ha sido que el abstencionismo sube en las segundas rondas. Ortiz explica que entre más baja sea la participación, más se estrechará la brecha entre ambos aspirantes.
Berganza coincide y agrega que, si al final se revierte la tendencia histórica y hay una afluencia sólida de votantes, Giammattei tendría mucha posibilidad de ganar; en cambio, si se mantiene la tendencia de descenso de participación en un 15%, como sucedió en la elección pasada, las probabilidades son altas para Torres, quien se convertiría en la primera mujer en ocupar la presidencia de Guatemala.
Finalmente, para Berganza, gane uno u otro candidato, no va a haber un cambio sustancial. Tal vez, dice, habrá un poco de ‘fine-tuning’ (pequeños ajustes) en algunas políticas. “Lo que sí es que se tendrá personas mejor preparadas que las que tuvimos con el presidente Morales”, concluye.
Observación electoral
Además de las medidas de seguridad y los observadores locales, organismos internacionales han comenzado sus despliegues por todo el país.
Como la misión de la Organización de los Estados Americanos (OEA), la vigésima que viene a Guatemala y que está dirigida por el expresidente de Costa Rica Luis Guillermo Solís, que está compuesta por 85 especialistas presentes en los 22 departamentos del país.
A ellos se suma personal de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos. Todos vigilarán diferentes centros de votación, pero especialmente aquellos que registraron conflictos y disturbios durante la primera vuelta electoral, celebrada el 16 de junio y que ha obligado al Tribunal Supremo Electoral a repetir la votación en cinco de ellos.
Más de 8 millones de guatemaltecos, incluidos los radicados en Estados Unidos, decidirán el futuro del país, sumido en la pobreza, la inseguridad y altos índices de violencia, que causan, entre otros, la migración ilegal a Estados Unidos.
Con información de EFE