1 de agosto 2019
Los papeles se invirtieron. Si antes eran los personeros del régimen los que acudían cada mañana a la sede del Incae a esperar a los miembros de la Alianza Cívica, sabiendo que no se presentarían mientras no se cumplieran los acuerdos previamente alcanzados, ahora fueron los miembros de la Alianza los que acudieron al mismo lugar, a esperar a una contraparte que ya sabían que no iba a llegar.
“Hoy quedó meridianamente claro que el Gobierno no tiene voluntad de negociación. Toda Nicaragua ya lo sabía, pero había que dejarlo claro”, dijo Azahálea Solís, integrante del equipo negociador de la Alianza.
“Desafortunadamente, la contraparte gubernamental no se ha hecho presente, con lo que se demuestra, una vez más, su falta de voluntad para resolver la crisis actual por la vía cívica que también demanda la comunidad internacional”, señala una parte del comunicado redactado a propósito de la frustrada cita.
Además de demostrar lo que cualquier ciudadano sabe, la comparecencia en la sede del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas, sirvió para recordar que, siendo que la nación solo saldrá de la crisis política con una negociación política, cada día que Daniel Ortega rehúye la mesa del diálogo, profundiza más las penurias de la población.
“La negativa al diálogo y el incumplimiento de los acuerdos aprobados castiga a toda la población, incrementa la pobreza, el desempleo, la necesidad de emigrar y la desesperanza”, se asegura en el texto que fue leído por el representante estudiantil Luis Quirós.
Sufren todos por igual
Si bien la crisis económica no distingue entre adeptos al Gobierno y ciudadanos en general, la represión del régimen en contra de quienes se le oponen, es la causa del “dolor de las familias de las víctimas, de los presos políticos y sus familiares, el sufrimiento de los exiliados, y de los hogares que han perdido sus empleos”, se asegura en la declaración.
“Todo lo que ha pasado en Nicaragua es responsabilidad de este régimen que ha reprimido y continúa reprimiendo indiscriminadamente el descontento popular”, añade.
En referencia a los presos políticos, Solís dijo que están afinando detalles de un plan de acción para seguir reclamando por la liberación de 124 reos: los antiguos, los nuevos, los reencarcelados, y aquellos que están en sus casas, pero siguen teniendo procesos judiciales en suspenso, o sufren asedio y persecución policial, para lo que están en comunicación permanente con los familiares.
La lideresa recordó que el régimen simplemente ha incumplido todos los acuerdos que firmó: desde el desarme de los irregulares que acompañan a la Policía Nacional en su acción represiva en contra de los ciudadanos, hasta el disfrute de las libertades contenidas en la Constitución política del país, que garantizan la libre movilización, expresión, organización, manifestación, entre otras.
Aunque la fuerza de Ortega son dos cuerpos armados (Ejército y Policía Nacional), cuyos líderes le han jurado lealtad personal a él, “Nicaragua tiene voluntad de salir de la dictadura, y eso depende de la fuerza del pueblo, de su moral inquebrantable, pese a la intimidación y represión del régimen”, detalló Solís.
“Llamando a la OEA… llamando a la OEA…”
Cuando el Gobierno se niega a continuar buscando resolver los problemas de Nicaragua, perjudica a los ciudadanos, a los empresarios, a todos, porque la solución se encontrará por medio de la negociación, dijo el académico Carlos Tünnermann Bernheim.
Aunque la ausencia de los representantes de Ortega tiñe de infructuosidad los esfuerzos de la Alianza Cívica, “nosotros estamos enviando un mensaje al régimen, y es que estamos dispuestos a seguir la negociación, porque hay temas muy importantes que resolver”, dijo el jurista.
“Nuestro compromiso con la Mesa sigue siendo firme, y esperamos la respuesta del régimen”, insistió.
Aparentemente, esa respuesta ya fue emitida –más allá de lo que Ortega diga en los discursos que pronuncia, pensados en impresionar a sus adeptos y a los trabajadores estatales que se ven obligados a acudir a sus actos- y entregada a los testigos y acompañantes.
“Es posible que ellos [Luis Rosadilla, en representación del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el nuncio apostólico Waldemar Sommertag], ya tengan conocimiento de la reacción del Gobierno, misma que nosotros no conocemos, y estamos esperando recibir”, dijo Tünnerman.
El delegado también recordó que se han enviado tres comunicaciones a la presidenta del Consejo Permanente de la OEA, la grenadina Yolande Yvonne Smith, pidiéndole que convoque a sus miembros, para elegir a la Comisión que deberá efectuar gestiones de alto nivel ante el Gobierno de Ortega, para encausar las negociaciones, o proceder con más sanciones.
Mientras se cumplen los tiempos de la diplomacia internacional, la Alianza termina de detallar su plan de acción para lograr la liberación definitiva de todos los presos políticos; se reúnen con otras instancias multilaterales; trabajan para conformar una gran coalición nacional, y visitan los territorios. “Tenemos mucho trabajo”, admitió el opositor.