1 de agosto 2019
Ante la cerrazón de la dictadura Ortega-Murillo de retomar el diálogo nacional este 31 de julio, la Alianza Cívica está debatiendo cómo convertirse en un “vehículo político” para dejar de ser netamente “una herramienta negociadora” en el nuevo contexto de la crisis sociopolítica.
“Desde un inicio, la naturaleza negociadora de la Alianza ha sido desbordada por las exigencias y expectativas de la gente… que quieren de la Alianza una posición más política y de movilización. Eso se está valorando”, aseguró el miembro de la Alianza, Douglas Castro. “Hay posiciones que plantean que no se debe dejar de ser un instrumento de negociación, y hay otros que quieren convertir a la Alianza en vehículo político, pero no electoral, que logre tratar de canalizar esas energías ciudadanas”.
La delegación del régimen no se presentó al INCAE este 31 de julio, tal como había propuesto la Alianza Cívica. Castro explicó que eso no era sorpresa para ellos, pero que realizaron ese emplazamiento para demostrar a la comunidad internacional de que Ortega no tiene voluntad para negociar de buena fe.
"Para la oposición en general es claro que el gobierno miente, pero la campaña incesante del gobierno ha hecho mella. Hay personas que comienzan a dudar, porque se ha proyectado desde el mismo gobierno y sus aliados que nosotros somos una oposición intransigente”, lamentó Castro.
Castro dijo que buscarán alcanzar los objetivos fuera de la negociación. Pero para eso “necesitan el máximo de presión posible”. "Ahorita no está esa presión porque no hemos logrado recuperar las calles, y a nivel internacional el tema de sanciones y la presión diplomática se ha obstaculizado”, afirmó. “Creemos que en el marco de la última resolución de la OEA les va a quedar claro de que el gobierno no tiene intención de regresar a la negociación de buena fe ni de implementar los acuerdos. Eso puede acelerar la activación de la Carta Democrática, que ya se está aplicando. Ya se agotó el artículo 20 y vamos al 21. Si el gobierno no hace nada en 75 días vamos a una expulsión”.
Represión dificulta organización
Castro fue entrevistado en el programa Esta Noche junto Edwin Carcache, líder estudiantil y preso político excarcelado de la dictadura Ortega-Murillo. Carcache aseguró que el trabajo de los universitarios a lo interno de la Alianza Cívica será fundamental en esta etapa para organizar al movimiento. Sin embargo, dijo que hasta ahora ha sido difícil por las circunstancias: “No nos permiten ni siquiera que un grupo de estudiantes se reúnan, porque inmediatamente llega una patrulla policial”, dijo el excarcelado.
Castro recordó que la Alianza Cívica es parte de la Unidad Nacional Azul y Blanco, y han fortalecido las discusiones sobre el tema organizacional adentro y fuera de Nicaragua. “Son discusiones a dos niveles, pero inclusive en esos dos espacios estamos conscientes de las expectativas y la dimensión del estallido social, y nos hace falta ese nivel de organización para lograr encausar esa energía de la mejor manera”, aseguró el líder universitario.
Representaciones de la Alianza Cívica y la Unidad Nacional han viajado esta semana a Costa Rica para sostener encuentros con grupos de exiliados y líderes sociales imposibilitados de viajar a Nicaragua debido a la persecución política.
Tanto Castro como Carcache reconocen el nivel de desesperación a lo interno y fuera de Nicaragua, y sobre todo la difícil situación de los más de 70 mil exiliados, la mayoría refugiados en Costa Rica.
Reforma electoral
El pasado 19 de julio, durante el 40 aniversario de la Revolución Sandinista, el comandante Ortega ofreció una reforma electoral unilateral, un tema que ha sido rechazado por la Alianza y la Unidad, y que ha ocupado buena parte de sus discusiones de la mano de la exigencia del adelanto de las elecciones.
“Estamos hablando de los temas que causan cierto ruido, como por ejemplo la reforma electoral. Casi todo el mundo tiene incertidumbre de qué trae esa reforma electoral. Hemos hablado con todos los actores (de la Unidad Nacional) de que la propuesta que plantea la Alianza incluye los intereses del resto”, explicó Castro. “En esa línea nosotros sabemos que hay desesperación, gente que quiere protesta, salir a la calle, pero hay que estar convencidos de algo: Lo que pasó en abril fue espontáneo no fue organizado”.
Y, según Castro, ahora una nueva oleada de protesta no va a ser igual de espontánea como en abril. El miembro de la Alianza Cívica señaló que se necesita organización y planificación para proteger a quienes salgan a las calles, y en segundo lograr para romper el miedo que causa la represión policial y paramilitar entre los ciudadanos.
“Es lógico que las protestas tengan un flujo, reflujo y desgaste. Estamos en esa parte de reflujo. Tenemos que preparar esa nueva oleada. Es un debate sano. Hay personas que en el movimiento social no se ven cómo un actor político. Hay muchos grupos que solo quieren protestar y eso es legítimo. Hay otros que creen que ya necesitamos presentar esa alternativa real al país”, explicó Castro.
Mientras que Carcache insistió que el sector universitario debe permanecer tanto en la Alianza Cívica como en estas discusiones.
“Si bien es cierto que en abril no nos pusimos de acuerdo para salir a la calle y lo hicimos de forma espontánea, ahora es un tiempo para poder organizarnos todos los estudiantes y seguir el bien común que necesitamos”, remarcó Carcache. “Desde nuestro sector vamos a seguir exigiendo lo que quiere el pueblo de Nicaragua. En ese aspecto se valoran las estrategias a tomar. Tenemos que alzar la voz desde la Alianza para que todos los demás sectores nos escuchen”.
El origen de la Alianza
En relación a las críticas sobre la representatividad de la Alianza Cívica, Castro recordó que la Alianza nació como una necesidad del momento. Antes del 18 de abril todas las instituciones carecían de credibilidad, entonces la Conferencia Episcopal llamó a los sectores sociales auto convocados a participar en el diálogo con la dictadura.
“Estos actores hicieron luego a un lado sus demandas sectoriales. El sector privado dijo no vamos hablar de economía, la Sociedad Civil apartó sus agendas, y dijimos vamos a una agenda de consenso, que es la justicia y democratización. Y en esa agenda también se incluyó al sector estudiantil”, aseguró Castro. “Siempre vamos a admitir que la representatividad va a ser cuestionada, pero la representación política va emparejada a la democracia”.
Es decir, agregó Castro, que si ellos no tienen las condiciones de reunirse, organizarse y movilizarse debido al estado policial, “es difícil es que nos pongamos de acuerdo en una representación formal”.
Carcache dijo que ellos como estudiantes pretenden una Nicaragua “inclusiva”, para desarticular instituciones viciadas, pero para eso dijo que deben seguir “buscando formas”. “Y necesitamos estar unidos para alcanzar este objetivo principal”, recomendó el expreso político.