16 de julio 2019
El primero de enero de 2018, cuando los hombres de negocios revisaron las estadísticas de la Bolsa de Valores, comprobaron con satisfacción que esta había crecido 115%, aunque las estadísticas del Banco Central de Nicaragua (BCN), que también incluye las transacciones efectuadas fuera de la Bolsa, elevaban la cifra hasta el 134.4%.
Si bien una parte de ese crecimiento se explica porque incluía las operaciones monetarias efectuadas en un día por los bancos ante el ente regulador del sistema monetario, al final todo suma y genera ganancias.
Quizás por eso, la decepción sea más profunda, al confirmar que, al cierre del primer semestre de 2019 “en términos de volumen negociado hemos experimentado una caída de 24 000 millones de córdobas, equivalentes a 85%, con respecto al mismo periodo del año pasado”, declara Gerardo Argüello, gerente de la Bolsa.
La comparación no incluye las operaciones monetarias de las entidades bancarias con el BCN “que antes se efectuaban a través de los Puestos de Bolsa y que todavía se siguen efectuando, pero por fuera de los mecanismos bursátiles”, lo que es necesario para comparar ‘manzanas’ con ‘manzanas’.
Los bancos fuera
Entre enero y marzo del año pasado, parecía que las autoridades de la Bolsa tendrían que comenzar a usar una nueva escala de valores para reflejar bien los mareantes resultados que estaban obteniendo: ¡14 383 millones de córdobas transados en enero! ¡24 872 millones en febrero! ¡31 683 millones en marzo!
Tan solo la suma de enero y marzo, casi equiparaba los 47 173 millones transados en todo 2017.
La alegre fiesta estadística se detuvo en el momento en que los bancos dejaron de efectuar sus operaciones por medio de la Bolsa, y comenzaron a hacerlas a través de sus propias tesorerías, así que, al quitarle los efectos de esas operaciones monetarias, “puede decirse que el volumen de las transacciones efectuadas por medio de la Bolsa de Valores, se redujo 22%”, al comparar marzo de 2018 contra el mismo mes del presente año, señaló Argüello.
Eso, antes del inicio de la crisis generada por la represión oficial en contra de los manifestantes que protagonizaron la Rebelión de Abril.
Dado que la Bolsa de Valores nicaragüense no está conectada con la realidad económica nacional al nivel en que sí lo están las bolsas de mercados mucho más desarrollados, esta debacle observada durante al menos cuatro trimestres consecutivos, no tendrá mayor incidencia sobre el resto del país.
Por el contrario, la realidad del país sí es la causa que explica el bajón observado en el mercado bursátil, pues como lo detalla Argüello, “esta reducción se explica porque la liquidez disponible, que era la que circulaba en la Bolsa, se ha venido reduciendo”.
Desplome total
La Bolsa soportó muy bien los primeros dos meses de la Rebelión de Abril, casi cuadruplicando los montos reportados entre abril y mayo de 2017, pero fue a partir de junio cuando la crisis se manifestó con toda su intensidad, como lo muestran los números: 4934 millones en junio de 2017 versus 2716 millones en junio de 2018.
A partir de ahí, las cifras de negocios siguieron deslizándose pendiente abajo, sin apenas mayor esperanza de repuntar, siendo agosto el mes más alto de todo el segundo semestre, con un volumen negociado de 2171 millones, lo que fue poco más de un tercio de los 6338 millones negociados un año antes… hasta que llegó diciembre con sus 604 millones.
Diez años antes, en enero de 2009 se transaron 600 millones de córdobas (30.2 millones de dólares), mientras que los 604 millones de córdobas de diciembre 2018, eran unos 18.7 millones de dólares.
El primer trimestre de 2019, osciló entre los 637 y los 655 millones. Y si abril y sus 861 millones trajeron un leve respiro, los 408 millones de mayo volvieron a hacer que los corredores de Bolsa volvieran a poner los pies sobre la tierra, independientemente de que, en junio, los montos transados se hubieran elevado hasta los 1273 millones.
Con esa suma, el semestre entero acumuló 4483 millones, lo que es un poco menos de la mitad que los 9969 millones acumulados solo en mayo de 2018, en plena crisis.
Ese derrumbe bursátil obligó a los ejecutivos de la Bolsa a buscar alternativas, algunas de las cuales no pueden ser comentadas en público, hasta tanto no reciban la respectiva autorización del ente regulador.
A escala local, las opciones pasan por explorar en nuevas áreas del mundo financiero, para ver qué tipos de productos lanzar, de forma que la Bolsa se adapte a la situación actual, lo que podría significar que comiencen a negociar con algunos productos bancarios.
Fuera de nuestras fronteras, los ejecutivos de la Bolsa estudian la posibilidad de desarrollar alianzas con mercados externos, como los de Panamá y El Salvador, explorando líneas de negocio conjuntas que permitan a los hombres de negocios radicados en Nicaragua invertir en esos mercados, y que los de esos países puedan hacerlo aquí.
Viendo más al norte del istmo, el plan es proveer a Honduras los sistemas transaccionales desarrollados en Nicaragua, mientras se estudia desarrollar algunos productos bursátiles guatemaltecos, e importar su ‘know how’ para poder implementarlos más rápidamente.
Y si los oficiales que administran el sistema, o apuestan el dinero de sus clientes están obligados a actuar con prudencia, quizás sea la promesa de una alta rentabilidad lo que logre incrementar el volumen de negocios en la deprimida Bolsa nicaragüense.
El gerente Gerardo Argüello espera que el rendimiento de hasta 16% que han reportado algunas operaciones con BPI (Bonos de Pago por Indemnización), atraigan a inversionistas dispuestos a transar en mercados de riesgo como el nuestro, pues no se debe olvidar que, con un par de excepciones hasta ahora, no ha habido obligación que no se pague. Ni siquiera las del Gobierno.