4 de julio 2019
Los opositores de la ciudad de Masaya, que en 2018 se declaró en rebeldía frente al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, en el marco de la crisis sociopolítica local, advirtieron este miércoles que no quieren que los sandinistas celebren en sus calles su fiesta anual de "el repliegue", citada para el sábado.
"Masaya no quiere repliegue", informaron los manifestantes autoconvocados, a través de sus redes sociales.
Etiquetas con el mensaje de rechazo al "repliegue" aparecieron este miércoles pegadas a postes de energía eléctrica, muros y señales de tráfico de Masaya.
Masaya, un antiguo bastión sandinista, rompió relaciones con Ortega y el oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en junio de 2018, cuando la ciudad se declaró "territorio libre del dictador", a lo que le siguió un ataque armado del Gobierno que dejó decenas de muertos, presos y desaparecidos.
La opositora Unidad Nacional Azul y Blanco, compuesta por autoconvocados de toda Nicaragua, también lanzó este miércoles una campaña para que Masaya le dé la espalda Ortega, que visita la ciudad una vez el año con motivo del "repliegue".
"Este sábado hacé ver tu rechazo a las actividades partidarias del régimen. ¡Cerrale las puertas a la dictadura! No salgás de tu casa en rechazo al repliegue orteguista", resaltó la Unidad en su llamado.
La semana pasada, el Gobierno de Nicaragua, en poder del FSLN, convocó a los trabajadores del Estado y sus simpatizantes a conmemorar el aniversario 40 del histórico "repliegue táctico" contra el dictador Anastasio Somoza Debayle.
El "repliegue táctico" comenzó el 27 de junio de 1979, durante la insurrección popular, y los guerrilleros que coordinaban a las masas en Managua se retiraron hacia Masaya junto con unos 5000 civiles para hacer creer a Somoza que los había vencido, pero en realidad se preparaban para la "ofensiva final", que culminó con la caída de la dictadura tres semanas después.
En la celebración del "repliegue" los sandinistas recuerdan el episodio con un recorrido de más de 30 kilómetros desde Managua a Masaya, en el que sobresale Ortega.
Hasta 2017, la celebración permitía a Ortega darse un baño de masas, pero la distancia entre el presidente y los nicaragüenses marcada por el estallido social de abril de 2018 hizo que todo cambiara hace un año, debido al saldo sangriento de los ataques armados de policías y paramilitares contra personas que criticaban al mandatario.
El "repliegue" de 2018 no fue masivo como en otras épocas, y al llegar a Masaya cada puerta de la ciudad permaneció cerrada en señal de rechazo a Ortega, quien por primera vez dio su discurso en el estacionamiento de una estación policial, rodeado de policías y paramilitares que le juraron lealtad.