25 de abril 2019
Cumplimos un año de la insurrección desde abril del 2018, pero este año también se cumplen 13 años de dictadura en Nicaragua...y cansa. Cansa que los años pasen, que no exista avance, que la corrupción crezca, que desmantelen la democracia, que apresen a universitarios, que asesinen a niños inocentes, que tengamos que huir de Nicaragua para poder estar seguros.
Cansa la división social que ha conseguido la política sin distingo de colores, porque todos han formado parte de esta historia, cansa que los políticos siguen siendo los mismos, sólo que más viejos y más enriquecidos a costilla nuestra, más no así el pueblo que cada vez más es oprimido. Pero lo que más cansa es la indiferencia, porque los principales culpables no es solo la dictadura de Ortega y familia, sino nuestra complicidad de callar durante décadas y actuar hasta que teníamos la soga al cuello, esa soga que nos tiene asfixiados y moribundos, un año después seguimos vivos, que por mucho que hemos querido soltarnos la cuerda la tenemos muy atada pero estamos resistiendo, seguimos manifestándonos, y aunque el sistema represor de Nicaragua nos masacra y nos intenta callar ¡No pueden! ¡No lo consiguen! Y estamos gritando a voces libertad!. No han encontrado la forma de liquidarnos, lo que significa que aún hay esperanza y podemos librarnos de la peste orteguista para conquistar la Nicaragua libre que queremos todos.
¿Cuál es la Nicaragua que queremos? Qué difícil es responder a esta interrogante porque me surgen muchas dudas, seguramente muchas de ellas sean comunes entre la sociedad nicaragüense que hemos sufrido represión, hostigamiento y amenazas por pensar diferente. Esta persecución no es nueva, no ha sido de ahora que gobierna el dictador Ortega y familia, sino de décadas pasadas. ¿Algún milenial ha leído qué pasó en los ochenta? ¿Sus abuelos les contaron cómo fueron esos años grises post dictadura somocista? Yo no quiero alarmarlos, pero lo que sí veo es que la historia se repite, porque es la realidad de las sociedad que sufren de dictaduras y mientras más tardemos en derrocar esta dictadura de Ortega Murillo, más dura será la reconstrucción del país.
No debemos olvidar que, para nuestra desgracia, Nicaragua está plagada de caudillos y dictadores a lo largo de nuestra historia. Ortega está turno, pero todo indica que ya tienen línea de sucesión con Rosario Murillo, Laureano Ortega, Camila Ortega, y demás, ninguno de ellos es democrático, pero el caudillismo ya lo traen en su ADN. Pero ellos no son los únicos caudillos, históricamente los líderes de partidos políticos también se atornillan a su cargo, y como buenos caudillos cuando logran acceder al poder, se convierten en aquello que tanto criticaron, por mencionar a los más despreciables: Wilfredo Navarro, Edén Pastora, Arnoldo Alemán, Byron Jerez, y la lista sigue... ¿Cuánto más vamos a seguir tolerando el caudillismo? ¿Acaso no sabíamos quién era cada cual desde antes de abril?
Por suerte, entre tantas corrientes ideológicas existe una necesidad extrema: #FueraOrtega, y no ha habido otra denuncia mundial pidiendo auxilio para el país como el #SOSNicaragua que sigue siendo nuestra esperanza y motivación.
Un año después, la lucha sigue más viva que nunca, y aunque el oficialismo intenta desacreditar cualquier acto democrático de los auto convocados, se ha dado cuenta de lo peligroso que es no tener líder, porque líderes somos todos. Mientras en las filas del FSLN solo puede destacar el nombre de Daniel Ortega, en la otra parte existen muchos nombres: Medardo Mairena, el campesino que plantó cara al dictador, Byron Estrada, uno de los miles de estudiantes que alzó su voz como arma letal diciendo ¡Basta ya!, doña Chica Ramírez, la señora del campo que siendo pequeña de estatura ha unido en un movimiento a los campesinos de su comunidad, Alvaro Conrado un niño que soñó con una Nicaragua diferente y que ya no está con nosotros, pero que no debe ser olvidado, y los nombres se cuentan por montones.
En lo diversa que es Nicaragua, no es momento de despotricar contra el otro ciudadano que también está poniendo su granito de arena para acabar con la dictadura. No nos habíamos dado cuenta de la fuerza que teníamos alzando nuestra voz. Un año después, seguimos pidiendo: Libertad, justicia, democracia.
En la nueva Nicaragua que se levanta, aunque herida, debemos convivir todos los que amamos este pedazo de tierra, nuestra diferencia ideológica nos hace adversarios políticos, pero no enemigos. Nuestros enemigos son aquellos que quieren acabar con Nicaragua y la dictadura de Ortega ha roto toda raya roja que no puede seguir atravesando.
El orteguismo tiene en la actualidad a presos políticos, centenares de asesinatos, exiliados, trabajadores públicos silenciados, el país para militarizado, empobrecido, arruinado pero no logra derrotarnos porque nuestra fuerza es ideológica, es de convicciones y valores, no es una lucha de armas como las que disparan sus soldados y esto debe acabar ya.
La construcción de la nueva Nicaragua nos tomará mucho, y aunque cueste yo quiero ser parte de ella, ¿De qué parte de la historia vas a decidir estar?
*Enlace Nacional de la Juventud Renovadora, Directivo MRS