20 de abril 2019
"¡La sangre de Cristo tiene poder!", "¡Eran estudiantes, no delincuentes!", "¡Cristo hoy, Cristo siempre!", "¡Democracia sí, dictadura no!", fueron las consignas que cientos de ciudadanos y feligreses corearon durante el Vía Crucis penitencial de este Viernes Santos, en Managua, que coincidió con el primer aniversario del inicio de la masacre de la dictadura de Daniel Ortega contra las protestas cívicas que iniciaron el 18 de abril de 2018.
El tradicional recorrido de la Sangre de Cristo, en la capital, incluyó este año el uso de la bandera nacional y de cruces para recordar a las víctimas, permitiendo a miles la oportunidad de manifestarse con alguna garantía, pese al Estado de excepción que la dictadura ha instalado de facto, desde septiembre pasado, y el permanente asedio policial, que terminó bloqueando la salida de cientos de jóvenes que realizaron protestas espontáneas tras el fin de la procesión religiosa.
El Vía Crucis partió a las 8:00 de la mañana sin contratiempos. Los grupos de jóvenes autoconvocados estaban identificados y divididos. Unos marcharon con cruces negras —en conmemoración de los manifestantes asesinados— y en silencio. Otros con banderas azul y blanco, al grito de: “De que se van, se van”, “Daniel y Somoza son la misma cosa”. Otros simplemente rezaban, portando banderas y rosarios.
El recorrido de la imagen, desde el portón del colegio Teresiano hasta la Catedral de Managua, siguió su recorrido habitual. Los jóvenes aprovecharon el paso por la rotonda de Metrocentro para volver a ondear la bandera nacional y protestar en un lugar al que desde septiembre pasado no habían podido acercarse, debido al patrullaje policial permanente, desde que la Policía criminalizó todas las manifestaciones cívicas.
El mensaje del cardenal
La procesión fue encabezada por el cardenal Leopoldo Brenes, quien al finalizar la liturgia expresó: “Hemos caminado durante cuatro horas, en penitencia, en silencio, en oración. Hoy cada uno de nosotros tenemos una intención por Nicaragua, por las madres que sufren la perdida de sus hijos, por las personas que están privadas de libertad, por las personas que están fuera de nuestro país, por todas las necesidades de cada uno de nosotros, por las personas que no tienen trabajo; por aquellas personas que están limitando a sus hijos por el alimento”.
Las palabras del prelado resumieron el sentir de una masa de ciudadanos que por horas caminó en silencio, por respeto a la actividad religiosa, pero que asistió con un solo objetivo: demostrar su rechazo a los abusos del régimen orteguista, y sus demandas de justicia, democracia y libertad tras la matanza que ha dejado al menos 325 asesinados, más de 3000 heridos, decenas de desparecidos, más de 800 reos de conciencia o rehenes políticos, unos 60 000 exiliados por la represión política y casi medio millón en el desempleo.
“Sé que es un acto de Dios, pero también entiendo que la voz del pueblo es la voz de Dios”, dijo Carlos Valle, excarcelado político, quien cargaba una pancarta exigiendo libertad y democracia.
Bloqueo de policías
El Vía Crucis había acabado con las palabras del cardenal Brenes. Sin embargo, a la salida oeste de la catedral un destacamento de antimotines esperaba a los jóvenes que se habían manifestado en la rotonda de Metrocentro. La Policía lo sabía y lo confirmó en un comunicado dado a conocer horas más tarde.
“Un grupo de personas encapuchadas, armadas con piedras, morteros y algunas de fuego quiso manipular el viacrucis de la catedral… Este mismo grupo de personas dañaron la fuente de la rotonda Rubén Darío, y se quedaron encapuchados y armados en los predios de la iglesia mayor de la capital”, dijo la Policía en su comunicado.
Los jóvenes no portaron armas de fuego y su única defensa fueron piedras que recogían de los predios de la catedral. La "destrucción" de la rotonda señalada por la Policía fueron pintas con spray, que minutos después fue lavada por trabajadores de la comuna. Durante la protesta improvisada no hubo heridos, aunque dos jóvenes se desmayaron.
Tras el acoso policial, los jóvenes decidieron atrincherarse en la catedral, hasta que autoridades del templo y una delegación de la Alianza Cívica, presidida por el universitario Max Jerez, intentaron mediar y calmar a los manifestantes, quienes se resistían a salir por temor a represalias de la Policía Nacional.
Al final de la tarde, los jóvenes decidieron salir de la catedral bajo la promesa de que la Alianza Cívica y las autoridades eclesiales les garantizarían que no serían perseguidos por la Policía Nacional. El garante de ese compromiso fue el nuncio Waldemar Sommertag.
EE. UU. y CIDH critican uso de la fuerza para dispersar protesta
Estados Unidos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) criticaron el uso de la fuerza por parte del Gobierno de Daniel Ortega para dispersar la manifestación improvisada.
"El régimen de Ortega no tiene nada de sagrado, incluso atacando a manifestantes pacíficos y los religiosos durante servicios de #Viernes Santo", escribió en un tuit la encargada para Latinoamérica del Departamento de Estado de EE.UU., Kimberly Breier, distribuido por la oficina de prensa de su embajada en Managua .
El régimen de Ortega no tiene nada de sagrado, incluso atacando a manifestantes pacíficos y los religiosos durante servicios de #ViernesSanto. Tales intentos desesperados de mantener el poder exponen la hipocresía y debilidad de Ortega ante el clamor de libertad de #Nicaragua.
— Kimberly Breier (@WHAAsstSecty) 19 de abril de 2019
Agregó que "tales intentos desesperados de mantener el poder exponen la hipocresía y debilidad de Ortega ante el clamor de libertad de #Nicaragua".
Por su lado, la CIDH advirtió que los jóvenes que ingresaron a la Catedral de Managua, tras protestar contra Ortega, están cercados por un grupo de antimotines.
"La #CIDH recuerda al Estado que debe respetar el derecho a la protesta, garantizar la libertad de expresión y velar por la integridad física de los manifestantes en #Nicaragua", señaló ese ente en un tuit.
Los jóvenes, que ingresaron a la Catedral de #Managua, están cercados por un grupo de antimotines. La #CIDH recuerda al Estado que debe respetar el derecho a la protesta, garantizar la libertad de expresión y velar por la integridad física de los manifestantes en #Nicaragua.
— CIDH (@CIDH) 19 de abril de 2019
Las fuerzas antidisturbios realizaron disparos preventivos y lanzaron bombas aturdidoras y de gases lacrimógenos para dispersar al grupo de "autoconvocados", en su mayoría jóvenes, que paralizaron de forma temporal el tráfico de vehículos en una calle a un costado de la Catedral, donde se refugiaron.
Minutos después acudieron al lugar al menos diez patrullas cargadas con policías que realizaron detonaciones.