16 de abril 2019
La decisión del papa Francisco de trasladar a Roma a monseñor Silvio José Báez es considerada por el obispo de la diócesis de Estelí, Abelardo Mata, como un exilio forzado. “En el fondo así es. Él no quería retirarse”, explicó en una entrevista ofrecida al programa Esta Noche.
“No decimos que esté equivocado (el Papa), entendemos su amor de hermano, pero creemos que no era el momento. Primero por la situación álgida que se está viviendo aquí, y segundo, (porque) no es la voluntad de monseñor Báez. La fraternidad exige respeto al hermano, aunque el hermano esté arriesgando demasiado”, afirmó Mata.
El día del anuncio de su traslado a Roma, Báez aclaró que no pidió salir de Nicaragua. Informó que su estancia en el Vaticano sería por tiempo indefinido a petición del Papa Francisco.
“En el fondo creemos pues que la acción profética que él ha desarrollado, la sienten como una piedra en el zapato en el proceso de diálogo que se está llevando a cabo y que está mediando la santa sede a través del señor Nuncio”, opinó Mata.
En esta entrevista el obispo de la diócesis de Estelí se refirió al vacío que Báez dejará en la Conferencia Episcopal. También sobre el trasfondo político que existe en esta decisión del Papa Francisco y su apreciación sobre la continuidad de la negociación entre la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) y la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
El traslado de monseñor Silvio Báez a Roma ha sido considerado por los nicaragüenses como un exilio forzado. ¿Cuál es su opinión al respecto?
En el fondo así es. Monseñor Báez nunca ha pedido ser retirado de su servicio pastoral aquí en Nicaragua. Él mismo lo ha dicho expresamente, sin embargo, como hombre de iglesia y como hombre que está sujeto en obediencia al santo padre, debe obedecer. Pero eso no le quita su derecho a expresar lo que piensa. En el fondo creemos pues que la acción profética que él ha desarrollado la sienten como una piedra en el zapato en el proceso de diálogo que se está llevando a cabo y que está mediando la santa sede a través del señor Nuncio.
¿Qué reacción provocó entre los obispos de la Conferencia Episcopal este traslado de monseñor Silvio Báez hacia el vaticano?
Maravillarnos, extrañarnos mucho de una decisión tan radical y tan fuerte. Admitimos la excusa, porque en verdad pienso que es una excusa, de la defensa de la vida de monseñor Báez, y somos conscientes de que sí ha estado él en peligro. Cada día era agradecer a Dios por la vida de él y la vida también de tantos señores obispos que están en riesgo al ponerse de parte del dolor del pueblo.
¿Cuál es el trasfondo político de esta decisión adoptada por el Vaticano, tomando en cuenta que forman parte en las negociaciones entre la Alianza Cívica y la dictadura de Daniel Ortega?
En lo personal he dicho y monseñor Álvarez también lo ha externado, que ningún ser humano es objeto de negociación política, mucho menos la Conferencia Episcopal. Pienso que no se quisiera escuchar voz disonante ante un proceso de “diálogo” que llegue a estorbar o molestar al interlocutor principal, que aquí es el régimen. Pienso que ha sido una forma muy delicada de apartar a una persona que, contra viento y marea, con mucha educación y mucha sabiduría, ha estado exponiendo las necesidades del pueblo y el llamado a la conciencia tanto del Gobierno como de la misma Alianza Cívica.
Los nicaragüenses han cuestionado esta decisión del Papa Francisco, incluso han llegado a decir que el Nuncio estuvo involucrado en esta decisión y que fue una petición del dictador Daniel Ortega. ¿Qué opinión tiene al respecto?
No es la primera vez que un gobernante hace sus peticiones a la santa sede. En el Vaticano hay disparidad de opiniones, hay una posición evangélica que está en el corazón de la Iglesia, y hay otra posición diplomática, decimos del sí y del no, el ni, y se cede ante peticiones para poder avanzar en un proceso de acercamiento, pero también hay posiciones en las cuales la Iglesia alza su voz y dice no. Estoy seguro que el santo padre, su primera reacción ante una noticia que le dan de un obispo que lo están acosando y está amenazado de muerte, es protegerlo, creo que esa fue su posición. A veces uno toma unas decisiones muy rápidas y después la repiensa a medida que va profundizando más en la temática.
Entonces ¿cuán acertada es la decisión del papa Francisco?
Que se haga la voluntad de Dios. No decimos que esté equivocado (el Papa), entendemos su amor de hermano, pero creemos que no era el momento. Primero por la situación álgida que se está viviendo aquí, y segundo, (porque) no es la voluntad de monseñor Báez. La fraternidad exige respeto al hermano, aunque el hermano esté arriesgando demasiado.
¿Qué impacto podría tener la salida de monseñor Silvio Báez de la Conferencia Episcopal, tomando en cuenta que ha sido uno de los obispos más beligerantes respecto a la denuncia del tema de violaciones y derechos humanos cometidos por el régimen del dictador Daniel Ortega?
Bueno, un vacío grande, yo estoy seguro que es un vacío grande. Solo le pongo un ejemplo, en el último comunicado que sacamos él no estaba en Nicaragua, él estaba en España. Discutíamos lo que implicaba esa posición de testigos en un diálogo que nosotros estamos viendo que nace muerto, tanto en la primera fase como en la segunda. Monseñor Báez envió su carta, que fue tenida en alta consideración por la Conferencia para tomar una decisión, tan es así, que muchos de esos puntos que él presentaba en la carta, fueron tomados literalmente en nuestro comunicado último. Con eso le digo que ese vacío será grande. Creo que el aspecto colegial nos permitirá llenar el vacío.
La Unidad Nacional convocó a todos los nicaragüenses a participar de las celebraciones religiosas. Ellos no ven ningún problema en que se utilicen banderas azul y blanco y se combinen con las banderas de la Iglesia. El principal argumento es que en la lucha por los derechos humanos no hay una división desde la perspectiva religiosa y la perspectiva política. ¿Cuál es su apreciación sobre sobre esto que menciona la Unidad y sobre su argumento?
El verbo toma la carne, nuestra carne, no es imaginario con todo lo que implica el ser humano, de angustia, de rabia, de esperanza, de alegría. Todo esto lo vive la Iglesia y la iglesia no es algo para el cielo, ganamos y forjamos el cielo y el corazón del padre, cultivando esta tierra y mejorándola, porque todo lo puso en manos del ser humano, no está alejada una cosa de la otra. Bienvenida sea la expresión de la conciencia de una nación vista siempre en clave del evangelio, ese es el punto principal. De hecho, entre nosotros no se ha prohibido la expresión de ondear una bandera con tal de que en verdad no se aproveche la fe de todo un pueblo para manipularla, sea por un bando o por otro.
A un año del estallido de la protesta social en abril ¿Cuál es el mensaje que usted envía a los nicaragüenses?
La verdadera revolución se está escribiendo en este periodo. La Semana Santa, este momento de oración, de doblar las rodillas, es un momento privilegiado que Dios nos está dando. Doblemos las rodillas, vivamos como decimos creer, vivamos en cristianismo, abramos el corazón a todos, también al sinvergüenza y asesino que está llevándonos a la cárcel a nuestros hijos y que nos está torturando. Mucha gente desea la matanza de esas personas. Les he dicho que no es el camino, al contrario, violencia trae violencia, y en lugar de buscar solución, hacemos más grande esta vorágine de deshumanización. Seamos humanos, aquel que se hizo perfectamente hombre nos indicó el camino como poner en pie al ser humano.
La coincidencia del aniversario de la explosión de abril con la Semana Santa es una excelente casualidad.
No fue buscado. No fue buscado. Cayó esto, por algo el Señor lo ha permitido, estoy seguro que por algo lo está permitiendo, es un mensaje poderosísimo para decir estoy aquí con ustedes.
Las negociaciones entre la Alianza Cívica y la dictadura de Daniel Ortega están en un impase. Al regreso de Semana Santa los testigos y mediadores dijeron de que habrá una reunión para implementar estos acuerdos que ya se han firmado. ¿Cuál es su apreciación sobre esta negociación?
En lo personal no creo en nada de eso, hablo como mi persona. Si una persona se opuso a que la Conferencia Episcopal entrara en esta vorágine soy yo, porque ya conozco el interlocutor perfectamente. Ya conozco la contraparte y sé que no va a cumplir jamás, sin embargo, démosle chance, abramos los espacios para que podamos alcanzar un diálogo, un diálogo que en verdad va a llegar a punto muerto una vez más. Toda la saliva que escupen al cielo, todo esto cae(rá) sobre el rostro de la gente que gobierna este país.
¿Existe alguna posibilidad de que los obispos de la Conferencia Episcopal regresen a la mesa de negociación que tienen la Alianza Cívica y la dictadura de Daniel Ortega?
Si eso la historia de esta nación nos lo pide, estamos dispuestos a seguir como la mariposa, buscando una salida para esta nación. Aunque sepamos a veces que la mariposa se rompe las alas queriendo salir al exterior porque hay un vidrio que le impide y no puede salir. Hay que luchar hasta el fondo y si eso lo piden volvemos naturalmente con nuestras condiciones fundamentales a la dictadura: justicia y democracia.