1 de marzo 2019
En los paquines, los cómics de mi niñez, un personaje, posiblemente Batman, asestaba una cachetada acompañada de la expresión, cuando alguien soltaba alguna estupidez. Pues sin estar a favor de la violencia, mis amigas y yo repetimos la frase, cuando alguien queda asareado. Esto me parece que sucedió en un homenaje a Sandino celebrado en la Embajada de Nicaragua en Colombia. Una persona que combatió en el Frente Sur y se la jugó en los años 80 en Nicaragua, fue invitada a participar del evento. Llegó vistiendo azul y blanco, pero no despertó suspicacias. Creo que alguien habló de hormiguitas, y aquí una picó en Bogotá. Esto fue el hermoso texto que leyó.
Pero si el texto les va a impactar, espérense a leer el final. Éste fue de ¡Toma Canalla!, y me remito a copiar lo que circuló por correo.
Homenaje a Sandino
“Tu internacionalismo y tu antimperialismo fueron la fuente de la que bebimos miles de hombres y mujeres en el mundo entero, cuando en los 70 y 80 resucitaste y erguido, en medio de tu pueblo, a caminar nos pusiste hasta lograr derrocar, 45 años después de tu asesinato, la que creíamos sería la última dictadura que enfrentarían tus hijos, tus nietos, tus biznietos.
Y anduviste con nosotros general, riendo a carcajadas, mientras la guardia huía en ese julio inolvidable. Con tu sonrisa franca nos acompañaste en aquellos días en que todos tus sueños y los nuestros empezamos a hacer realidad. Fueron sobrevivientes de tu ejército defensor de la soberanía nacional, los primeros en recibir, en Wiwilí, los títulos de reforma agraria con los que por más de 50 años soñaron. En una mano el título, en la otra fusil para defenderlo y en sus cascadas voces al viento el grito de “Sandino vive, la lucha sigue”.
Junto a nosotros estuviste en la alfabetización, acompañándonos por montañas y valles para acabar la ignorancia y llegar a ser el pueblo de hombres libres que soñaste ayudar a construir.
Y después, general, cuando bloqueo y guerra fueron derrumbando una a una las conquistas y obligándonos a cambiar, una vez más, machetes y lápices por fusil y metralla, caminaste al lado de tus cachorros, a nuestro lado, en años de destrucción y muerte en los que tercos seguimos persiguiendo nuestros sueños, los suyos general.
En medio del criminal bloqueo y la desigual guerra, terminamos respondiendo a las urgencias, viendo ahogarse en ellas la capacidad crítica que es condición para poder ser libres y abriendo paso a la Nicaragua de hoy en la que un puñado de hombres y mujeres pretenden apropiarse de tu legado y en tu nombre apoderarse de los bienes que un día tu pueblo suyos sintió.
Fue el Chipote el mítico cerro que, en las Segovias, a usted y a su pequeña tropa acogió; hoy como en los tiempos de Somoza, el Chipote es una de las más tenebrosas cárceles orteguistas, en la que entre hacinamiento y torturas se encuentran detenidos condenados en ocasiones hasta 216 años, campesinos, estudiantes, amas de casa, vendedores y vendedoras ambulantes. Fácil es caer en El Chipote en 2019: vístase de azul y blanco y salga a caminar, ponga una bandera azul y blanca en su carro, lance globos azules y blancos. Más de 500 asesinados en tres meses, más de 2000 prisioneros políticos. Y de esos asesinados, especialmente en los primeros días, ceca de 70% con heridas en cabeza, pecho o tórax. Eso es lo que pretenden hacer pasar como sandinismo, general.
Por eso, otra vez cabalgas, general, junto a tu pueblo, decidido a terminar la nueva dictadura y a lograr que de sus ruinas surja la Nicaragua libre que sin usted no hubiéramos conocido, vivido, amado. Esta vez tus hijos e hijas, tus nietos y tus nietas se declaran en “insurrección pacífica” y con la misma creatividad de tu pequeño ejército loco continúan el camino que usted nos señaló: El camino de la dignidad y de la justicia. Y otra vez recorre usted, calles y caminos, trochas y veredas recordándonos que sobre tecnología y poderío vence la creatividad y que, por sobre todo, es el orgullo de vivir y ser con todos, sin reclamar para sí mismo ni un pedazo de tierra, la forma que tenemos de mantenerte vivo”.
Nota acompañando el adjunto
¿Cómo estás? Te cuento que, además de todos los motivos (éticos, políticos, afectivos) que tengo para desear un pronto fin del orteguismo, ahora se suma el hecho de, muy seguramente, haber perdido la posibilidad de obtener una visa para visitar la Nicaragüita.
Me invitaron a una conmemoración de Sandino. Estaba la embajadora y toda su corte de amigos del Alba, además de los embajadores de China, Cuba y no sé qué más personajes, junto a un montón de comunistas trasnochados y vividores de la "solidaridad".
Leí unos cortos párrafos, que van como adjunto (arriba). Al terminar, la señora embajadora, Yara Pérez, tomó el micrófono para decir que mi información provenía de CNN, le dije que CNN son para ellos todos los medios nacionales y regionales allanados, cerrados y saqueados. Tuvimos un cruce de palabras, se descompuso y a gritos me pidió retirarme del evento. Igual ya debía salir, pues iba a ver una obra de teatro de dos amigas, familiares de desaparecidos del Palacio Nacional.
Fue solo un pasajero incidente, pero salí riendo, con la satisfacción de haber sido, por un ratito, voz de los sin voz, piedra en el zapato, causa de desorden. Lo que preveía era que a gritos e insultos las hordas comunistas me sacaran, no esperaba que fuera la embajadora de Ortega quien lo hiciera.
Que una parte del público se quedara en silencio y no se uniera a los gritos de la embajadora produce también una pequeña satisfacción.
Con el deseo de que, a pesar de las dificultades, se logre impedir que la negociación garantice impunidad y continuidad a la dictadura y que muy pronto sean liberados prisioneras y prisioneras, va mi abrazo que lleva también los mejores deseos para ti y los tuyos.
Abrazos.