5 de febrero 2019
Las linternas de los celulares cegaron a Miguel Mora. Los diputados del Parlamento Europeo alumbraron la celda para encontrar en la oscuridad al periodista y preso político de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Mora estaba al fondo de la celda, vestido con el uniforme carcelario de color azul. Pasó casi un minuto para que los ojos del director de 100% Noticias se adaptaran a las condiciones lumínicas, y pudiera ver con claridad a los visitantes de acento extranjero que llegaron su mazmorra en El Chipote.
José Inácio Faria era una de los eurodiputados que filmaba el momento. Los detalles de la celda en la que Mora pasó más de 35 días aislados en El Chipote iban quedando descubiertos por la linterna del celular del parlamentario: un inodoro destartalado y el piso mugroso, repleto de desperdicios de contenedores de comida y botellas de plástico. “Aquí como y aquí duermo”, le explicó el periodista a Faria.
A los eurodiputados les sorprendió que Mora haya pasado tanto tiempo en penumbra, sin poder tomar aire fresco. Inácio Faria inspeccionó la celda con minuciosidad, alumbrando con su celular, como un forense que busca en las paredes evidencia. Solo encontró en la celda “una pequeña ranura” por la que se filtra “luz de forma indirecta”.
“Esas condiciones son desproporcionadas, inhumanas”, dijo Inácio Faria a CONFIDENCIAL tras la visita de los eurodiputados a Managua. “Miguel Mora tiene una cama de concreto pero sin colchón. Ese día que nosotros llegamos a visitarlo, le pusieron el uniforme porque él pasa en esa celda en ropa interior”.
Casi ciego por estar a oscuras
Mora fue capturado el 21 de diciembre junto a la periodista Lucía Pineda Ubau. Los oficiales los trasladaron a las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), llamadas popularmente como El Chipote, ubicadas a pocas cuadras de los clausurados estudios de 100% Noticias. Mora y Pineda Ubau pasaron más de 35 días en aislamiento. De acuerdo al testimonio recabado por los eurodiputados, el director del canal ha sufrido infecciones intestinales y episodios de temblores por la insalubridad de la mazmorra y la falta de agua potable.
“Durante la visita le pedimos al director de esa prisión que sacara a Miguel Mora a tomar luz. Necesita sol, vitamina D. Está casi ciego de estar a oscuras”, afirmó Faria. “En El Chipote las condiciones son subhumanas… no son condiciones ni para criar cerdos. Los cerdos en mi país se meten en mejores sitios que esa celda. Es inadmisible, una vergüenza”, aseveró Faria con indignación.
La visita de tres días de los eurodiputados permitió a Nicaragua ver por primera a los presos políticos de la dictadura adentro de las cárceles. Aunque su paso por las cárceles dejó varios videos documentando la salud y el estado de los reos de conciencia, lo cierto es que la visita de los eurodiputados fue fugaz en El Chipote y el penitenciario de mujeres La Esperanza, donde unas setenta mujeres son presas políticas de la dictadura.
Los eurodiputados solo pudieron ingresar en El Chipote a las celdas de los periodistas de 100% Noticias. En La Esperanza pudieron ver a las presas políticas, que les contaron los maltratos físicos y psicológicos sufridos. En este penal, las condiciones de las instalaciones son mejores debido a que han sido recién construidas. Sin embargo, las presas políticas relataron los malos tratos sufridos por funcionarios penitenciarios, como cuando en octubre hombres vestidos de negro vapulearon a 17 de ellas.
A falta de tiempo y una agenda apretada, los eurodiputados no pudieron quedarse más tiempo en El Chipote ni visitar el penitenciario La Modelo, donde están recluidos la mayoría de los presos políticos. Querían viajar a Tipitapa porque conocen del sinnúmero de denuncias de los familiares de los presos políticos en esa cárcel.
Cinco días después de la visita de los eurodiputados, los periodistas Miguel Mora y Lucía Pineda Ubau tuvieron su pospuesta audiencia inicial en la que el juez orteguista Henry Morales fijó para su juicio para el 25 de marzo. Después de la audiencia, Miguel fue trasladado a La Modelo, y Lucía a La Esperanza.
La “300”
En La Modelo hay un pabellón carcelario conocido como “La 300”. Los presos políticos que están encerrados allí, aislados puesto que se trata de la sección de máxima seguridad, le llaman “el infiernillo”. Al menos 18 reos de conciencia están en esas celdas.
En “La 300” las celdas tienen dos metros de ancho por dos metros de largo. Apenas caben uno o dos reos, y son igual de oscuras que la celda que ocupaba Mora en El Chipote. Un portón metálico con apenas una rendija cinco a diez centímetros permite que débiles rayos de luz se cuelen dentro.
En años anteriores, antes de la crisis sociopolítica iniciada en abril, los presos que pasaron por “La 300” la describen como “microhornos” debido al calor que se acumula en el espacio reducido. Los presos políticos encerrados también se quejan de la pésima ventilación del espacio, no en vano también conocido como “el infiernillo”.
Confinamiento empieza a afectar
Los recluidos en celdas de máxima seguridad solo tienen derecho a salir una vez cada quince días. Familiares de reos políticos relataron a CONFIDENCIAL que el confinamiento solitario ya empieza a hacer mella en la salud sicológica de los reclusos, pese a que han mostrado desde su detención una moral infatigable.
El coronel retirado del Ejército de Nicaragua Carlos Brenes Sánchez, acusado por terrorismo y provocar tranques en Carazo, está en “el infiernillo”. Lleva cinco meses aislado en máxima seguridad. Su vida, desde su ingreso al penal, transcurre entre los dos metros de largo y ancho esta celda. Por las mañanas se levanta a hacer ejercicios en el limitado espacio. Debe hacerlo para mantener a raya la diabetes. Camina de un lado a otro a lo largo de la celda. El espacio no le permite dar más de diez pasos cortos. A un lado del camarote de concreto, está el excusado donde hace sus necesidades fisiológicas.
Salvadora Martínez, esposa del excoronel, ha conseguido ingresar a La Modelo una Biblia. Brenes Sánchez apenas pueda leerla en la penumbra. Aprovecha cada 15 días cuando lo sacan a tomar sol para leer. “Pero que en realidad es sombra ni siquiera es sol lo que le dan”, afirma Martínez.
El moho y la humedad condensada en la pequeña celda le han puesto la piel como de limo al excoronel de más de 60 años de edad. Cuando no camina de un lado a otro de la celda y no intenta leer la Biblia, Brenes Sánchez se concentra para escuchar el sonido de un televisor de uno de los carceleros de “el infiernillo” que llega hasta su celda. Es su única e intermitente manera de enterarse de lo que pasa afuera de esas paredes agobiantes. Todos los presos políticos están aislados, y más allá de las conversaciones de diez minutos que tienen con sus familiares durante las visitas familiares o conyugales, ignoran el transcurso y los detalles de la crisis sociopolítica de Nicaragua. “Es una barbaridad”, lamenta la esposa del excoronel.
Este viernes, los militares en retiro Carlos Brenes, Tomás Maldonado y Alfonso Morazán fueron condenados por la justicia de la dictadura, a 30 años de cárcel por los presuntos crímenes de terrorismo y crimen organizado. Brenes fue comandante guerrillero del FSLN, mano de derecha de Camilo Ortega (hermano de Daniel) en la lucha contra Somoza. Ahora, a sus más de 60 años, le han confinado a tres décadas en prisión.