17 de enero 2019
La sorpresiva renuncia de Rafael Solís Cerda a su cargo como magistrado en la Corte Suprema de Justicia (CSJ), traerá diversas reacciones dentro de las estructuras del Gobierno y el partido Frente Sandinista. El abogado constitucionalista, Gabriel Álvarez Argüello, mencionó y analizó dos: una profundización de las “pugnas internas” del FSLN y una exacerbación de las muestras de lealtad, lo que llevaría a muchos jueces a “firmar cualquier sentencia”.
Durante una entrevista en el programa Esta Noche, que se transmite por canal 12, el jurista indicó que la renuncia de Solís -en la que el exmagistrado señaló una serie de irregularidades en la administración de justicia y funcionamiento de las instituciones- profundizará la “descomposición del régimen” y las “pugnas internas del partido de Gobierno”, lo que podría crear las condiciones para un desenlace definitivo de la crisis sociopolítica, que ha dejado 325 muertos confirmados y más de 3000 heridos por la represión gubernamental.
El analista político cree que ese desenlace será el Diálogo Nacional, suspendido unilateralmente por el Gobierno desde julio pasado. Estas conversaciones servirán para “encontrar una salida ordenada, pacífica y que conduzca ineludiblemente a una transición democrática”. Para Álvarez la otra opción es el “colapso total de la sociedad nicaragüense”, que “costará más sangre, más dolor, más sacrificio, más destrucción económica y más tiempo de recuperación”.
Álvarez estima que la salida de Solís, unida a la del superintendente de Bancos Víctor Urcuyo, “es una expresión muy importante de la debilidad estructural, y de las pocas o nulas perspectivas de salida satisfactoria y sostenible para el régimen del señor Ortega y la señora Murillo”.
Exacerbar beligerancia
La salida de Solís, tras 21 años en el cargo, traerá una cara b: “Cuidado y la beligerancia con que hemos visto actuar, en los últimos años, al Poder Judicial se exacerbe aún más, porque todos van a tratar de no caer bajo sospecha, de que no son lo suficientemente leales al presidente Ortega y serán capaces de firmar cualquier sentencia que les pongan o que les envíen, violando cualquier tipo de principio constitucional o legal”, comentó Álvarez.
En su carta de renuncia, Solís subrayó que en los casos contra presos políticos las acusaciones son “absurdas”, “sobre delitos que nunca cometieron, sustituyendo ustedes (Ortega y Murillo) en sus decisiones a todo un poder judicial en su conjunto, incluyendo a nuestros propios jueces”.
Álvarez rechaza la posibilidad de una ola de renuncias en el Poder Judicial, pese a las denuncias hechas por el exmagistrado. “Supongo que en las próximas semanas, probablemente todos aparezcan como denostando la actitud del doctor Solís y tratando de dar las más fehacientes y contundentes demostraciones (de lealtad) al presidente Ortega y a la vicepresidenta Murillo”.
La misma Corte Suprema
Preguntado sobre la conformación y funcionamiento de la Corte Suprema, tomando en cuenta que a la renuncia de Solís se suma a la ausencia de otros dos magistrados (Agustín Alemán por fallecimiento, y Carlos Aguerri por renuncia), el jurista afirmó que “lamentablemente la misma”, ya que la CSJ “prácticamente no cumple la función que una Corte de Suprema de un Estado democrático debe cumplir, o que no tiene las características esenciales de todo poder judicial, que es el de la independencia y la imparcialidad del poder judicial”.
“Desde hace muchos años, muchos venimos diciendo que el poder judicial es disfuncional, contaminado por la corrupción, con una excesiva partidización, y que por lo tanto funciona, no con los principios constitucionales, sino de conformidad con orientaciones político partidarias”, añadió.
Explicó que tal situación surge con el pacto entre Ortega y Arnoldo Alemán, entonces presidente del país. “Se crearon bancadas judiciales, desnaturalizando la función de la Corte Suprema de Justicia y del poder judicial en general, porque la politización excesiva de la CSJ se trasladó en cascada a los demás estamentos del poder judicial, y luego se profundizo a niveles aberrantes, después del 2007, donde ya no existían dos partidos políticos dirigiendo conforme sus intereses al poder judicial, sino prácticamente un partido. El poder judicial responde a los intereses de los dos dirigentes del partido, en este caso Ortega y Murillo”.
Impacto en el partido
La renuncia de Solís no solo se limitó a su cargo en la CSJ, también abandonó su militancia en el Frente Sandinista, lo que es un duro golpe, ya que el magistrado era del círculo íntimo de la pareja presidencial, de quienes fue hasta padrino de bodas.
En una reciente encuesta de Cid Gallup se mostró que la base sólida del FSLN se ha reducido del 38% al 25%, esto previo a la salida de Solís. Sin embargo, para el jurista “no se puede calibrar con precisión aceptable, cuál es realmente el grado de afinidad consciente de los adeptos o simpatizantes del Frente Sandinista”.
Álvarez consideró que ese 25% “es una proporción importante de la sociedad y debería ser un aliciente más, entre otros, para que el comandante Ortega se dé cuenta que es urgente rescatar las posibilidades de que su partido pudiese jugar, en un futuro, un papel importante en la construcción de una nueva Nicaragua”.