17 de enero 2019
La última encuesta realizada por la firma costarricense CID Gallup, entre el cuatro y el diez de enero de este año, revela que el 54% de la población demanda que las elecciones presidenciales se adelanten para este año 2019, mientras que un 36% quiere que se mantengan para 2021. La encuesta se realizó en 1189 hogares a nivel nacional y su resultado total tiene un margen de error de ±2.83 puntos, es decir, tiene un nivel de confianza de 95%.
El estudio revela que solamente el 20% de los ciudadanos encuestados considera que en Nicaragua existe una situación de normalidad, mientras que un 49% está demandando que el dictador Daniel Ortega y Rosario Murillo, renuncien al poder para que haya paz y normalidad.
Al preguntar por la labor de la Policía Nacional, el 61% de la población considera que la Policía no ofrece medidas de seguridad para proteger a los ciudadanos, asimismo el 68% de los ciudadanos indicó que no sigue ningún partido y solamente el 25% simpatiza por el Frente Sandinista.
CONFIDENCIAL entrevistó a Eliseo Núñez, exdiputado opositor y miembro del Frente Amplio por la Democracia (FAD), para analizar los resultados de la encuesta de Cid Gallup.
La encuesta revela que el 54% de los nicaragüenses demanda elecciones presidenciales para este 2019. Es decir, más de la mitad quiere elecciones anticipadas, pero el porcentaje se ha reducido en relación a septiembre de 2018. ¿Cómo interpreta esta reducción? ¿Significa que Ortega ha recuperado apoyo después de reprimir?
No. Lo que pasa es que hay una parte que se ha ido por el miedo y no está respondiendo la pregunta abiertamente. Y otra parte quiere una salida más expedita que el tema mismo de las elecciones. Es decir, Ortega no mejora sino empeora, y la prueba de que empeora es que el porcentaje que apoya a Ortega sigue siendo el mismo, no se ha movido. Si hubiera un mejoramiento en la posición de Ortega, encontrarías que no solo ha bajado el tema de adelanto de elecciones, sino que la posición alrededor de Ortega ha mejorado, sin embargo, sigue siendo exactamente la misma, 23% o 24% de apoyo al partido y un 32% o 34% de apoyo a Ortega mismo. Lo mismo que en septiembre.
¿En confiable una encuesta hoy, en Nicaragua, en condiciones en que no hay libertad en el país?
Las encuestas son una fotografía del momento. Y la fotografía de hoy refleja el miedo y si lo comparás con la fotografía de septiembre y mayo, entonces encontrás que el miedo si ha podido calar, pero no ha calado tanto como Ortega hubiese querido porque sigue teniendo una división bien clara. Cuando vos mezclás números te percatás que la oposición, y si sumas por todas partes los que quieren elecciones, los que quieren un cambio, los que adversan el Gobierno de Ortega, todos ellos andan arriba del 64%, sumado.
La crisis política actual es el principal problema que identifican los nicaragüenses. En septiembre de 2018, era un 35% de la población y ahora en enero aumenta al 37%. ¿Qué opinás sobre la relación entre la crisis política y la inseguridad económica que vive el país?
La relación es total. No me canso de repetir que Costa Rica sufrió una crisis similar a la de Nicaragua en este año que recién pasó y el manejo de la crisis fue negociación, acuerdos parciales y totales. No hay presos, no hay muertos ni heridos y la economía costarricense sigue caminando. Aquí Ortega reprimió, aumentó la represión y ha ido migrando de fase y estamos ahora frente a un modelo represivo que está coartando libertades y está limitando la capacidad de movilización y de libertad de expresión. Eso impacta sobre la confianza que es al final lo que mueve las economías.
Según la encuesta, el 66% de la población considera que Nicaragua va por el rumbo equivocado. Y la gestión de Ortega es desaprobada por el 49%, frente a un 35% que sí lo aprueba. ¿Cuál es tu lectura de este dato? ¿Casi la mitad desaprueba al presidente, pero existe un sector, que no es mínimo, y aprueba lo que ha hecho?
Volvés a lo mismo de la afiliación partidaria, del tema del miedo y el tema que Ortega mismo tiene un control económico de una parte de la población no me extraña, esos porcentajes han sido consistentes en las encuestas de mayo, de septiembre y ahí están. Lo que sí te indica es que el problema de Nicaragua es aún mayor que el solo remover a Ortega del poder, porque hay un segmento de la población que, no es mínimo, y que le parece correcto encarcelar, asesinar y exiliar a otros nicaragüenses por sus ideas. El trabajo que viene es monumental porque es llevar a una sociedad completa a niveles de tolerancia que hoy no existen.
La encuesta también indica que solamente un 20% de los ciudadanos considera que en Nicaragua hay una situación de normalidad, mientras que un 49% demanda que Ortega y Murillo renuncien al poder, para que haya paz y normalidad. ¿Por qué creés que no ha calado el discurso de paz que proclama Murillo?
Porque los hechos hablan en contra de sus propias palabras. Vos ves a Murillo a mediodía diciendo que quiere paz y reconciliación. Y durante la tarde están yendo a los barrios a recoger chavalos, a capturar a gente, o hacen un juicio de esos que hacen en el poder judicial. La gente contrasta los hechos que están viendo con las palabras de Murillo. Ella está destruyendo hasta el último cimiento de credibilidad que puede tener ella. Su credibilidad ya no está basada en lo que dice, sino que ahora está basada en si apoyás o no a Ortega. Vos ves el apoyo a Ortega en 34% pero cuando hablás de quiénes creen que hay normalidad ves un 20%. Quiere decir que hay una zona gris en esa encuesta, y es porque la gente no está diciendo la verdad por miedo.
Un 68% de los nicaragüenses aseguró en la encuesta que no simpatiza con ningún partido político y un 25% que simpatiza con el FSLN. ¿Ese 25% representa que la base sólida del FSLN, que antes era del 38%, se ha reducido drásticamente? ¿Cuáles podrían ser las razones detrás de esta caída de simpatizantes?
Se va a reducir más todavía. Yo estoy viendo al Frente más en el 20% que cree que hay normalidad que en ese 25% que dice que simpatiza con él. Y las razones detrás es la incongruencia en el discurso y en que el Frente no está ofreciendo futuro ni siquiera a sus propios partidarios. La salida de Solís es un golpe enorme a la base sandinista. La pregunta que se hace la base sandinista es por qué se va Rafael, por qué se van otros. Estamos en manos de dos ancianos que prefieren sumir al país en la miseria en lo que ellos eufemísticamente llaman la economía del gallo pinto. Prefieren eso que dejar el poder y entrar en un proceso de paz. El espacio para un dialogo existe, pero en la medida que Ortega se anquilose en el poder y se niegue a encontrar una solución, su propia base lo va a abandonar.
El 56 % de los encuestados considera que Rosario Murillo es la “verdadera presidenta” en Nicaragua. Sin embargo, la evaluación de la labor de Murillo es más negativa que la de Ortega. El índice de Ortega es un menos cinco, mientras que Murillo tiene un menos 13. En las calles siempre ha existido más simpatía por él que por ella ¿Qué incide en esta opinión negativa de Rosario Murillo entre la población?
Uno, la mayor parte de la gente la considera alguien sin capacidad de decirte la verdad. La desconexión entre lo que se hace y lo que se dice. Lo segundo es que ahí empezás a ver esa zona gris del sandinismo entre Ortega y Murillo y por ahí se puede estar colocando la inconformidad del Frente Sandinista. No todavía frente a Ortega mismo. Ortega todavía puede ser el convergente del dueto, y Murillo la divergente en este binomio. Mucha gente debe estar refugiando su inconformidad con el Frente en su descontento con Murillo.
Preguntados sobre la labor de la Policía Nacional, el 61% de la población considera que la Policía no ofrece medidas de seguridad para proteger a los ciudadanos. ¿Por qué no disminuye el rechazo de la población hacia la Policía Nacional?
Normalmente la Policía es el órgano represor que tiene menos popularidad en cualquier sistema y aquí el caso es superlativo porque la Policía ha tomado bando descaradamente. Banderas rojinegras, lealtad a un partido, todo esto que para mí es absurdo. La Policía debería ser la misma autoridad para todo el mundo, pero estamos en una situación de que quienes no simpatizamos con Ortega nos sentimos amenazados por la Policía. Esto tiene consecuencias gravísimas. Es muy grave que un cuerpo policial esté apostando por unos niveles de represión como los que estamos viendo.
Una vez que salgamos de esta crisis, la Policía más allá del tema de la justicia sobre los asesinatos, tiene que sufrir una transformación en la que tenga cabida una re educación de quienes están ahí, incentivos para mantener la neutralidad y mantenerse al margen de la corrupción. Hay que construir una Policía que no vuelva a caer en manos de un gobernante, sino que pueda salir adelante.
Volviendo a los datos de simpatía partidaria, el FSLN es la única agrupación política relevante en el país, aunque solo sea con un 25% de simpatía. En este caso, ¿qué debería hacer la oposición para atraer la confianza de la población? ¿Creés que puede surgir otro partido político?
Lo que va a surgir es una alianza de cara a la lucha por la democracia y que probablemente termine siendo una alianza de tipo electoral. El tema de rediseño del sistema político es un tema que viene después. Mucha gente a mí no me ha entendido que lo importante es conseguir elecciones libres y transparentes a lo inmediato, pero no es que no sea importante el tema de justicia o reformas, sin embargo, para mí lo primero que hay que hacer es cambiar el balance de poder y el balance de poder solo hay una manera de cambiarlo por la vía pacífica y es a través del voto.
La oposición se va a encontrar unida. Hoy encontrás una suma de personas que pueden ser candidatos, que todos están trabajando en la misma dirección. Todos esos que pueden ser candidatos son aliados. Esos liderazgos están ahí, son los que tiene que empujar a la población hacia adelante y la suma de ese liderazgo es importante.
Hay un convencimiento de todos los que puntearon en esa encuesta, por muy poco que hayan punteando, y es que la tarea no termina con botar a Ortega, sino que empieza al día siguiente que Ortega salga del poder, para que tengamos una sociedad mejor y sirva para todos los nicaragüenses. Una sociedad donde incluso calcen quienes hoy están de lado de Ortega y que no sea como hoy, que ellos creen que nosotros no tenemos derecho a vivir bajo el mismo cielo en el que viven ellos, porque simplemente ellos están en el poder y nosotros no.