19 de diciembre 2020
La abrupta salida del brasileño Paulo Abrao de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), tras las conocidas diferencias entre los comisionados y el Secretario Ejecutivo de la Organización de Estados Americanos (OEA) Luis Almagro, se percibió como un revés no sólo en la autonomía de la CIDH, sino en los esfuerzos para de visibilizar internacionalmente las graves violaciones a los Derechos Humanos cometidos por el régimen Ortega-Murillo en Nicaragua. Pero la sucesión de Abreu, también puede ser un área de oportunidad para la causa del pueblo nicaragüense.
Si bien hay muchos actores y variables que incidirán en la elección, hay algunos temas que puede ser de interés prestarles atención. Los primero es que de las 10 personas finalistas, existen tres de nacionalidad mexicana, lo que estadísticamente aumenta la posibilidad que la próxima o próximo Secretario Ejecutivo de la CIDH sea de esa nacionalidad.
En segundo término, no hay que perder de vista que el actual canciller mexicano, Marcelo Ebrard, quien se vislumbra como un posible sucesor del Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha emprendido una estrategia que considera de alta prioridad la inclusión de mexicanos en los diferentes mecanismos de protección internacional de los Derechos Humanos.
Como muestra de ello, puedo precisar que a partir de junio de este año México forma parte del Consejo de Derechos Humanos y más recientemente Leticia Bonifaz fue electa para el comité CEDAW. Pero, ¿Por qué es importante para México la participación en estos espacios? La respuesta nos lleva al tercer elemento de análisis, la compleja situación del país azteca en materia de Derechos Humanos.
A lo interno, AMLO anuló la autonomía del sistema de ombudsperson al forzar la designación de una persona sin experiencia y capacidad como titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos; forzó la renuncia de la titular del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación; dejó sin recursos a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas forzando también la renuncia de su titular; en igual sentido, dejó sin recursos a mecanismos de protección para las mujeres víctimas de violencia. Al desmantelar AMLO los mecanismos de protección internos de Derechos Humanos, agrava la situación delos Derechos Humanos en el país y la participación de México en instancias internacionales -especulo- podría orientarse al control de daños cuando los casos lleguen a instancias internacionales, justo como lo pretende Venezuela al ser parte del Consejo de Derechos Humanos.
Es posible que la persona de mayor agrado para la cancillería mexicana sea la actual Comisionada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, quien fue nombrada por el Senado a propuesta de la Secretaría de Gobernación ya en el gobierno de AMLO, aunque aclaro que no es mi intención denostar de alguna forma la trayectoria de Karla Quintana. Sin embargo, quisiera llamar la atención sobre otro aspirante mexicano, José Antonio Guevara y su trayectoria.
Si bien no puedo jactarme de un vínculo amistoso, le conozco y sobre todo conozco su trabajo gracias al vínculo de éste y la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, de donde egresó y colaboró en el Programa de Derechos Humanos. Guevara, también fue Director Ejecutivo de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos CMDPDH (la equivalencia más aproximada al CENIDH en Nicaragua) y es miembro del Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria, que forma parte de los procedimientos especiales del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Durante su trayectoria profesional puede destacarse sus esfuerzos porque la Corte Penal Internacional conozca del uso de las fuerzas armadas en México en la lucha contra el narcotráfico en tiempos de Felipe Calderón, pero también ha sido crítico de AMLO entre otras cosas, por defender a Nicaragua.
José Antonio Guevara ha cuestionado públicamente la política exterior de AMLO de no intervención que nos hizo perder a México como aliado en la Asamblea General de la OEA. Su argumento central es que no se puede permanecer indiferente a las graves violaciones a Derechos Humanos que sufren Venezuela y Nicaragua, críticas que vertió en el momento de mayor popularidad de AMLO. También me entusiasma compartir con Ustedes que en alguna oportunidad me trasmitió su preocupación personal por lo que ocurre en Nicaragua, situación que ha conocido de primera mano por ser parte del Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria.
No tengo dudas que de resultar designado, sería una gran noticia para México, para Nicaragua y en general, para los Derechos Humanos en la región. Tampoco tengo dudas que serán tomadas en cuenta su experiencia, su visión regional sobre la situación de los Derechos Humanos, su congruencia y sobre todo, su tenacidad como defensor de Derechos Humanos. Puede que la designación de José Antonio Guevara como Secretario Ejecutivo de la CIDH se convierta en el punto medio de las pretensiones de la cancillería mexicana; la atención de la CIDH a la situación de México; y la aportación de experiencia internacional y manejo del contexto regional que pueda brindar el aspirante.
Si desde las organizaciones defensoras de Derechos Humanos en Nicaragua se pudiese cabildear por alguna de las personas que aspiran al cargo, mi recomendación sería por José Antonio Guevara, ya que tiene claridad y compromiso con nuestro contexto. Su designación, creo podría complacer a varios sectores, pero sobre todo no sería una grata noticia para Daniel Ortega y Rosario Murillo.
El autor es maestro en derechos humanos.