19 de diciembre 2020
Pese a que el Ministerio de Educación (Mined) ordenó la construcción de aulas prefabricadas en el Caribe Norte de Nicaragua, azotado por los huracanes Eta y Iota, de cara al ciclo escolar 2021, no ha expuesto cómo nivelará a los estudiantes que perdieron contenidos por la pandemia de covid-19, situación que se agravó en el Caribe por la crisis humanitaria dejada por los ciclones.
En un documento público del proyecto Alianza para la Calidad Educativa (ACE), el Mined reconoció que la asistencia escolar de los estudiantes de las escuelas públicas pasó de 70.1% en marzo a 45.3% en junio, la más baja en el período de la pandemia. Esta se recuperó en el segundo semestre del año y hasta septiembre había alcanzado el 70.6%. La inasistencia a clases fue la respuesta de la mayoría de padres de familia para proteger a sus hijos de posibles contagios de covid-19, ante la negativa de las autoridades educativas de cerrar las escuelas.
El director del Foro de Educación y Desarrollo Humano, Jorge Mendoza, explica que no queda del todo claro cómo el gobierno hará frente a los desafíos educativos dejados por la pandemia en el Caribe de Nicaragua, además, por los huracanes “¿Qué paso con todos los contenidos que debieron haber aprehendido todos los estudiantes que no asistieron a la escuela?”, cuestionó.
Recordó que la prefabricación de las aulas en la zona devastada, que es parte del “Plan especial para continuidad educativa de estudiantes de escuelas afectadas en el Caribe Norte” por parte del Gobierno, “no se tiene que saludar”, porque es la obligación del Estado garantizar, aún en tiempos de crisis, educación de calidad.
En el mismo documento de ACE, se lee que el Mined “preparó una Estrategia Nacional del Subsistema de Educación Básica y Media para enfrentar la pandemia covid-19, alineada al Plan de Educación 2017-2021”. Esta se articula en cuatro etapas: Educación preventiva para promover la salud y seguridad durante la educación presencial (la prevención); la educación no presencial, con un enfoque en la equidad e inclusión (estudio a distancia); mitigación del impacto de la pandemia (recuperación) y fortalecer la resiliencia del sistema ante retos futuros (resiliencia).
Como parte de esas cuatro etapas, el documento indica que hay otras ocho áreas temáticas, que pasan por el fortalecimiento de competencias docentes para la adecuación curricular; adecuación curricular; medidas de prevención de salud y seguridad; soporte socioemocional a comunidad educativa y a las familias; ampliación de la
capacidad tecnológica de comunicación; agua y saneamiento; apoyo para los hogares; y actividades de alimentación escolar.
Sin embargo, en la práctica, las tele clases se convirtieron en el método de reforzamiento escolar más divulgado por el Gobierno, y en temas de prevención, fue el impulso de campañas de lavado de manos.
En Bilwi
La directora del colegio Niño Jesús, hermana Heydi Guevara, en Bilwi, expresó que uno de los desafíos se centra en la continuidad de la labor educativa, ya que los vientos huracanados arrancaron el techo del colegio y dañaron la infraestructura, por lo que especialistas han recomendado que lo mejor es construir una nueva escuela. “Por el momento nos vamos a adecuar a lo que tenemos para ir arrancando el tema educativo”, expresó.
Pero al igual que Mendoza, la hermana Guevara indicó que en el año 2020 han tenido demasiados desajustes por la pandemia y los huracanes, lo que implica hacer una adecuación curricular, que permita afianzar la labor educativa en los niños y niñas.
El colegio está ubicado en una de las zonas más devastada por los huracanes. Después de un poco más de un mes del impacto de los ciclones, la población sigue recogiendo los retazos de sus casas para reacomodar sus vidas y sobrevivir a la crisis económica.
La hermana Guevara junto a otras religiosas han asumido la tarea de llevar ayuda humanitaria a las familias en las comunidades, además de mantener la esperanza que todo mejorará. Asegura que los comunitarios requieren herramientas para trabajar la tierra y cultivar sus propios alimentos. “El tema del desempleo es bastante fuerte”, sostiene la religiosa, al señalar que ese es otro de los retos actuales.
En cuanto al colegio esperan contar con apoyo para construir uno nuevo, que además garantice las condiciones para convertirse en albergue ante cualquier evento natural.
Actuación del Mined ante emergencias
Desde el principio de la pandemia, según Mendoza, lo que debió haber hecho el Estado era capacitar a los maestros para brindar educación remota, en línea. Una vez que en el Caribe de Nicaragua confluyeron los huracanes con la covid-19, era necesario definir planes remediales que pudieran nivelar los contenidos académicos que no fueron desarrollados durante todo el 2020.
“En la costa Caribe es mucho más preocupante por las particularidades que esta tiene. Mayor vulnerabilidad, mayor rezago educativo, y deben de implementarse planes remediales (…)”, insistió el director del Foro de Educación y Desarrollo Humano.
Por su parte, el investigador educativo, Alex Bonilla, explicó que uno de los temores es que tras la intención de levantar las aulas prefabricadas, “lo peor que pudiera ocurrir es que se haga esto de forma paliativa, y con el tiempo se olviden los compromisos y responsabilidades en materia de equidad y calidad educativa que están planteadas en el plan de educación 2017-2021”, expresó.
Salvador Vanegas, asesor presidencial para educación, señaló que el Plan de las aulas prefabricadas se divide en dos fases; la primera, que son esas infraestructuras y la segunda, la rehabilitación de las construcciones. De forma general, dijo que invertirán más de 80 millones de córdobas en infraestructura. Sin embargo, esto se contradice con el recorte presupuestario de 4.1 millones de córdobas al Mined, que aprobó la Asamblea Nacional en la reciente reforma presupuestaria y que deja a la institución con 14.3 millones de córdobas.
Por esta misma razón, Mendoza considera que “invertir en educación todavía no constituye una prioridad para este gobierno”. Las estimaciones preliminares del régimen orteguista señalan que los daños en las infraestructura de centros educativos en el Caribe Norte de Nicaragua ascienden a 41 millones de dólares.