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Iota deja más de 1200 kilómetros de caminos destruidos y zonas de cultivos inundadas

Huracán Iota arrasó cosecha de postrera de frijoles, y dónde Eta afectó áreas próximas a cosecharse, Iota dio tiro de gracia; siguen evaluando daños

Foto: EFE | Confidencial

Iván Olivares

22 de noviembre 2020

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El Huracán Iota golpeó duramente las áreas donde se cultiva la mayor parte de la cosecha de frijoles de postrera, en la que se obtiene un poco más de un tercio de la producción nacional del grano. Aunque es muy pronto para saber con certeza cuál es la dimensión del daño, hay preocupación por lo que pueda haber sucedido con hasta 1.4 millones de quintales de frijoles que aún no se cosechan.

El presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), Michael Healy, estima en 1200 kilómetros, la extensión de los caminos dañados por causa de las lluvias, y aboga para que el Gobierno priorice la reparación de los accesos a las zonas productivas más afectadas.

Su argumento principal es que la cosecha de postrera está de salida, y una disminución sensible en el número de quintales cosechados puede afectar la seguridad alimentaria, tanto de Nicaragua, como de los países de Centroamérica que compran nuestros productos.

Hay rubros que están especialmente preocupados, porque temen lo que hayan de encontrar cuando bajen las aguas, y puedan dibujar el mapa del desastre completo, comenzando por los productores de frijol.


El país completa 4.5 millones de quintales de frijoles en tres cosechas distribuidas a lo largo del año. En este momento, los agricultores están levantando la de postrera, que contribuye con el 35% de la producción nacional, mientras se preparan para iniciar la de apante, que representa el 45% de lo que se produce en el año, tanto en área sembrada, como en quintales cosechados.

Julio Munguía, gerente técnico de Upanic, explicó que este año se esperaba cosechar 1.8 millones de quintales en la postrera, porque hubo un buen invierno y un buen manejo de los cultivos, pero “Eta afectó ciertas áreas que estaban próximas a cosecharse, y Iota les dio el tiro de gracia”.

El resultado es que algunos productores (la mayoría de ellos son pequeños agricultores que siembran de una a dos manzanas) perdieron hasta el 70% de las cosechas que esperaban.

Otro dato que ayuda a graficar la dimensión del daño, es que Nueva Segovia, Matagalpa, Estelí, Madriz y Jinotega, aportan el 81% de producción de postrera, (o sea, 1.4 millones de los 1.8 millones de quintales) y fue por esos departamentos por donde pasó y arrasó el huracán, recordó Munguía, aunque descarta el desabastecimiento, porque la cosecha de primera fue productiva, y hay inventario.

Por ahora, las cámaras están a la espera de ver qué pasa cuando los compradores salvadoreños entren a las zonas productivas para comprar la cosecha de frijoles, porque “eso nos dará la medida de cuánto se afectó la cosecha”, avizoró Munguía.

Después de eso, habrá que evaluar también el atraso que los suelos inundados y saturados de agua podrían causar a la cosecha de apante, que se siembra entre finales de noviembre e inicios de diciembre.

Legumbres y hortalizas

Otro rubro que reporta altas pérdidas es el de legumbres y hortalizas, que engloba alimentos como pepinos, tomates, chiltomas, berenjenas, calabacines, zanahorias, lechugas, repollos, chayotes, pipianes y ayotes, entre otros.

Munguía dijo que en zonas como Jinotega se perdió entre 70% y 80%, con zonas que reportan pérdidas totales en hortalizas y vegetales, así como en sus sistemas de riego, túneles y microtúneles.

“La crisis económica y la reducción del turismo había reducido la demanda de hortalizas, que ahora se ve golpeada por dos huracanes casi consecutivos. Este es un sector que usa muchos insumos, por lo que sus costos de producción son muy altos, y representa un golpe significativo para ellos”, detalló.

Mucho más al sur del país, el plátano —que se cultiva principalmente en Rivas y en Nandaime para venderse en el mercado local y en Centroamérica— también reporta afectación por las inundaciones, que se traducen en cultivos potencialmente enfermos y de menor productividad.

Leche: el queso está a salvo

Los productores lácteos también están a la expectativa, tratando de determinar el tamaño del golpe recibido. Por ahora, solo saben que estaban equivocados cuando dijeron que en un solo día (el martes 17), dejaron de acopiar 300 000 litros de leche. La cifra correcta es 380 000, pero solo tuvieron esa certeza después de hablar con las cooperativas que habían quedado incomunicadas.

El país acopia alrededor de 2.2 millones de litros de leche al día. La producción que no pudo venderse se convierte en queso y cuajada artesanal, o se usa para alimentar a otras especies animales.

El director ejecutivo de la Cámara Nicaragüense del Sector Lácteo (Canislac), Óscar López, recordó que Eta impidió acopiar 270 000 litros en total, pero a lo largo de cuatro días de afectaciones. Luego, Iota se encargó que 620 000 litros de leche dejaran de llegar hasta los centros de acopio, lo que afecta principalmente a los pequeños productores que dependen de la venta permanente de ese producto, para sufragar sus gastos del día a día.

Lo siguiente es hacer el recuento de las pasturas que se perdieron por inundación, porque ese pasto se almacena para alimentar a los animales en verano, pero es muy pronto para saber cuál es el impacto de los aguaceros, medido en término de pérdida de los bancos de alimentos.

“Los municipios del Corredor Seco, como Cuapa, Camoapa, San José de los Remates, Acoyapa, Juigalpa… todos trabajan con silos, y si se les inundaron no tendrán comida para el verano. Estamos buscando completar esos números, que podrían ser alarmantes, e impactar en nuestra capacidad exportadora”, aseguró.

Café: la suerte de madurar tarde

Los vientos de Eta y luego, los de Iota, zarandearon los cafetales, pero para suerte de los cafetaleros, este año el grano tardó en madurar.

“Estamos en época de corte, y mantenemos nuestra proyección —nacional e individual— de que vamos a sacar tres millones de quintales, porque no habíamos iniciado la cosecha plena”, aseguró Aura Lila Sevilla, presidenta de la Alianza Nacional de Cafetaleros de Nicaragua (ANCN).

A la larga, el atraso en el momento de la maduración del grano será beneficioso, porque el rojito se habría caído más fácilmente de las plantas, y en este momento se estaría hablando de daños cuantiosos.

“Eta aceleró la maduración, pero no al grado de detonar la cosecha plena, cuyo pico ocurre en diciembre, con Matagalpa y Jinotega como el origen del 80% de la cosecha. Las variables a sortear son los tres feriados nacionales del mes de diciembre, que afectan la disponibilidad de mano de obra, y la posibilidad de que llueva. La ventaja es que hay tiempo para alistarse”, estima Sevilla.

Su optimismo no significa que el sector cafetalero haya resultado indemne. Julio Munguía, de Upanic, habló de plantas estremecidas y debilitadas por el viento, así como daños en la infraestructura necesaria para sacar la cosecha: desde cocinas y campamentos, para albergar y alimentar a los cortadores, hasta cercos y caminos.

Un problema adicional es que el proceso de secado se vería afectado si sigue lloviendo, y es muy probable que así sea, si se cumple la previsión de que nos afecte la onda tropical número 46, que saturará más la tierra, y aumentará el riesgo de deslizamientos.

“En este momento hay gente que está en refugios, lo que significa un riesgo de contagios de covid-19, influenza, y otras enfermedades, así que no sabemos si trasladarlos ya a las fincas”, dijo Sevilla.

El gremio valora la idea de comenzar el corte este lunes 23, pero están esperando que los suelos se sequen un poco, y que la gente se sienta más segura, porque siempre hay posibilidad de derrumbes, y están muy frescos los recuerdos de las desgracias ocurridas en el Macizo de Peñas Blancas y en Mulukukú.

Arroz también está asegurado

Otros cultivos presentan retrasos. Es el caso del maní, la caña de azúcar y el arroz, además que se reportan algunas pérdidas en ajonjolí, un producto de exportación, que tiene la desventaja de ser muy susceptible a la humedad, pese a que en Chinandega y León no se vieron tan afectados por lluvias, dijo Munguía.

Para la caña se reporta una posible afectación en el rendimiento agroindustrial, porque hay zonas inundadas, lo que retrasará el proceso de cosecha, (mecanizada en su mayoría), pero no se espera que haya desabastecimiento, porque el país produce tres veces más de lo que consume.

Con el arroz no se espera que haya impacto inmediato en el precio al consumidor final, porque solo están pendientes de cultivar, un poco menos de 7000 manzanas, de las 110 300 proyectadas para el ciclo 2020 – 2021, detalló Álvaro Vargas, presidente de Upanic, quien recordó que, en el peor de los casos, siempre queda la opción de importar el grano.

Parte de esas 7000 manzanas pendientes de cultivo están en Malacatoya, y permanecen inundadas, aunque todavía hay tiempo para cosecharlas si los terrenos se escurren a tiempo, de forma natural, o gracias o a las labores que están implementando los productores para deshacerse de esas masas de agua, concluyó.


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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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