15 de noviembre 2020
Manuel Merino anunció este domingo su dimisión "irrevocable" a la Presidencia de Perú e instó a la "paz y la unidad", un paso que abre camino a la solución de la grave y profunda crisis política que afronta el país desde que asumió el poder hace una semana.
Merino anunció su dimisión en un mensaje televisado a la nación, apenas minutos después de que el Congreso exhortara al mandatario a renunciar mientras convocaba a un pleno extraordinario para encontrar una salida constitucional a la crisis y hallar un sucesor al presidente dimisionario.
El anuncio de la dimisión fue recibido con algarabía y aplausos en las calles, donde miles de ciudadanos proseguían con las protestas para pedir su salida del Palacio de Gobierno.
Represión estatal dejó dos muertes
La brutal represión de la masiva marcha de protesta ciudadana contra el presidente de transición peruano Manuel Merino dejó un balance de dos personas muertas, 94 heridos -63 de ellos hospitalizados- y 42 ciudadanos desaparecidos, según reportan organismos de derechos humanos y fuentes hospitalarias.
Perú despertó este domingo abrumado por unos acontecimientos que pusieron al Ejecutivo de Merino, considerado ilegítimo y criminal por la inmensa mayor parte de la población desde su asunción el pasado lunes, al borde de su disolución, mientras se conocen las consecuencias de una noche de violencia innecesaria que probablemente derive en consecuencias legales.
La represión violenta e indiscriminada en Lima, contrastó con las innumerables movilizaciones que se dieron en el resto del país que discurrieron con total tranquilidad.
El gobierno de Merino comenzó a diluirse durante la madrugada con la dimisión de al menos 13 de sus 18 ministros. Sus aliados, que lo encumbraron a la Presidencia de Perú al destituir a Martín Vizcarra, le dieron la espalda en tiempo récord y forzaron su dimisión mientras buscan una salida apresurada a la crisis que ellos mismos crearon, dos muertos y varias masivas protestas ciudadanas después.
Hasta 105 votos recibió la moción en el Congreso para destituir a Vizcarra y habilitar así que Merino, el presidente del Congreso, opositor, asumiese el poder Ejecutivo cuando apenas faltaban cinco meses para las elecciones generales.
En esa votación, que superó los dos tercios necesarios que exigía la Constitución, se unieron en una amalgama de partidos muy diversos y variopintos, desde el populismo de derechas a la izquierda y el ultranacionalismo, todos con intereses muy personales.