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Nicaragua carece de condiciones para almacenar vacuna de Pfizer contra la covid-19

Vacuna ultrafría de Pfizer debe transportarse a -70 o -80 grados Celsius, pero en Nicaragua, la red de frío oscila entre -4 a -8 grados Celsius

Foto: EFE/EPA/JUSTIN LANE/Archivo

Cinthya Torrez

13 de noviembre 2020

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El mundo celebró este nueve de noviembre el anuncio de la farmacéutica Pfizer y su vacuna contra la covid-19, que ha mostrado ser  eficaz en más de un 90%. Sin embargo, las condiciones logísticas de esta vacuna, que es del tipo "ultrafría" serán un desafío para algunos países como Nicaragua, según los especialistas, debido a que una vacuna así necesita transportarse en un rango de temperatura de -70 a -80 grados Celsius, y en Nicaragua, la red de frío oscila entre -4 a -8 grados Celsius.

La pediatra infectóloga, Mercedes Somarriba, en una entrevista en el programa Esta Noche, no descartó que la vacuna de Pfizer junto con BioNtech sea una alternativa para Nicaragua, pero explica que requeriría de una red de frío especial, ya que “Nicaragua no cuenta con este tipo de red de frío", al igual que muchos países de Latinoamérica e, incluso, Estados Unidos.

La eficacia que expone Pfizer refleja que hay una respuesta de los anticuerpos inducida por la vacuna, que ha sido probada en 43 500 personas de varios países, sin presentar ningún efecto contrario.

La farmacéutica también ha dicho que revisa sus condiciones para que la vacuna sea menos dependiente de temperaturas tan frías. Pero hasta ahora lo único que ha dicho, según Somarriba, es que la vacuna puede mantenerse cinco días entre 2 y 4 grados centígrados, que es un periodo muy reducido para todo lo que implica el proceso de transporte, distribución y aplicación de la vacuna. Somarriba, sin embargo, explica que no se podría decir categóricamente que la vacuna no puede entrar a Nicaragua porque las condiciones “pueden cambiar”.


Actualmente, se desconocen las alianzas o estrategias que se han trabajado en el mundo para garantizar la vacuna en los países, pobres o no. Además, agrega que en muchas ocasiones, los laboratorios dan la red de frío para que sus vacunas sean compradas, así como otros laboratorios dan equipos para que se puedan hacer diagnósticos. Quedaría ver cómo se van acomodando todos esos factores en el camino, lo que sí es claro, expresó Somarriba es que la primera producción de vacuna pareciera ser que se dirigirá a Estados Unidos y Europa.

¿Qué pasa con la vacuna rusa Sputnik V?

En agosto pasado el régimen de Daniel Ortega aseguró que en la planta Mechnikov producirían la vacuna rusa Sputnik V. Sin embargo, expertos en el tema afirmaron a CONFIDENCIAL que dicho planteamiento es técnicamente irrealizable.

Somarriba explica que esta vacuna sí se adapta a la red de frío en América Latina, pero es necesario que se conozcan los estudios científicos de la misma. La vacuna Sputnik V podría ser una de las alternativas que se puede tener en el país, principalmente, porque ha sido el Gobierno el que la ha anunciado, y además, se espera que esté en otros países del continente, expresó la especialista.

Lo pendiente, recalca, es que “lo que uno quiere ver son los resultados, los estudios, en las revistas científicas serias de cuáles son esos resultados” de la vacuna rusa.

En el mundo hay más de 200 vacunas que están en diferentes niveles de elaboración, todas buscan lo mismo: proteger a la humanidad de la covid-19. Existen 48 vacunas que están en evaluación clínica y 164 en evaluación preclínica. Pero son diez, incluida la de Pfizer que se encuentran en la fase tres, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualizados hasta este 12 de noviembre.

Somarriba recordó que la OMS ha mencionado que una posible distribución masiva de la vacuna será posible después del primer semestre de 2021.

Algunas de las otras vacunas que están en la etapa final son la de la University of Oxford y AstraZeneca, en Reino Unido; Novavax, de Estados Unidos; CanSino Biological junto al Beijing Institute of Biotechnology, entre otras.

¿Qué pasa con el rebrote de la pandemia?

La pediatra infectóloga explicó que actualmente los casos de covid-19 en Nicaragua son pocos. Citó que en el Hospital Fernando Vélez Paíz, de Managua, había cinco casos, pero considera que el número de contagios son "normales" en un contexto de pandemia. Es decir, que aún no hay datos significativos para hablar de un segundo rebrote, como ya se ha notificado en otros países.

No obstante, recordó que en Nicaragua no se cuentan con todos los datos sobre el impacto de la pandemia que se deberían de tener, según los estudios establecidos por la OMS. Incluso, se desconoce con certeza cuántos nicaragüenses se enfermaron.

Según los reportes del Gobierno de Daniel Ortega, en Nicaragua se han contagiado 6661 personas y 158 de ellas han fallecido. Sin embargo, los datos oficiales contrastan con los del independiente Observatorio Ciudadano COVID-19, compuesto por una red de médicos y voluntarios que registran casos relacionados con la pandemia.

Según el Observatorio, al siete de noviembre se reportan 10 979 casos sospechosos y 2786 fallecidos con síntomas asociados a la pandemia, incluyendo neumonía. La cifra de fallecidos es aún mayor según los cálculos de sobremortalidad, que estiman los fallecidos en más de 6500 personas.

Somarriba considera que es posible que en “Nicaragua haya tenido mucho más enfermos, o muchas más personas asintomáticas o con sintomatología leve que otros países de Centroamérica porque no hubo congelamiento en el país. Las personas que se guardaron fue de manera voluntaria y esta decisión de como Estado de Nicaragua pudo haber facilitado la transmisión masivamente a las personas, y tal vez, quizás, esas son las diferencias que estamos viendo”.

¿Cabe la posibilidad que la población nicaragüense pudo haber adquirido algún tipo de inmunidad? Somarriba explica que son muchos los factores que se desconocen sobre el impacto de la pandemia en Nicaragua.

Se desconoce, por ejemplo, si fue un contagio concentrado en cuanto al tiempo. Además, señala que se ha visto que los anticuerpos pueden durar tres meses y después van disminuyendo. Igualmente, explicó que existe la inmunidad humoral, que es cuando se forman los anticuerpos, y la inmunidad celular, que es difícil estudiarla, medirla y no se sabe cómo está.

“Realmente no sabemos esa inmunidad que no es estudiada, que no es medida, que cuesta hacer esos estudios porque son muy caros. No sabemos qué tanto ese brazo, esa inmunidad está activada, tiene memoria de defensa. Nosotros no sabemos qué tanto la población nicaragüense tiene algo de defensa contra el coronavirus. No lo sabemos”, destacó.

Somarriba también comentó que el paso del huracán Eta no solo dejó más pobreza y desolación en el Caribe Norte, sino que aumentó el riesgo de la proliferación de diferentes enfermedades asociadas a inundaciones, como la malaria, la leptospirosis, brotes de hepatitis A, infecciones en la piel, y enfermedades respiratorias, además de la covid-19, por lo que reiteró que se tomen todas las medidas de prevención necesarias.


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