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El huevo de Colón y la historia del otro

Colón demostró con su huevo, que es intentando lo que parece imposible cuando se consigue lo posible

La tradición republicana y liberal del siglo XIX

Luis Rocha Urtecho

9 de octubre 2020

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En estos días harán 528 años, el navegante Cristóbal Colón nos encontró un 12 de octubre de 1492 y nadie le puso al Cabo “Gracias a Dios”, sino la Sangre de Cristo, en memoria de la sangre del justo derramada y quemada por “las panteras”, y desde entonces, según afirma Rubén Darío en su poema “A Colón”, “Cristo va por la calles flaco y enclenque”. El encendido verbo de este poema, es nuestra propia historia y la de la hispanidad. Cuando se paseaba Colón por nuestras costas, en espera de una calurosa bienvenida, oyó el redoblar de tambores de una banda, tenía que ser, y para colmo de “guerra”, desde la cual surgió, el grito de la indígena palillona que desde la selva le espetaba; “¡Desgraciado Almirante!”.

Era el poema de Rubén, que en gran parte les recitaba al sorprendido Almirante, tripulación de las carabelas y hasta de futuros “conquistadores” descubiertos in fraganti, aquella india invisible y omnipresente, con nuestra esplendida reafirmación de raza, cultura, dignidad, y posesión de nuestra madre tierra. Nuestra tierra y nuestras lenguas. Así lo dice el poema “A Colón”, del cual incluiremos estos fragmentos:

¡Desgraciado Almirante! Tu pobre América,
tu india virgen y hermosa de sangre cálida,
la perla de tus sueños, es una histérica
de convulsivos nervios y frente pálida.
/…/
Un desastroso espíritu posee tu tierra:
donde la tribu unida blandió sus mazas,
hoy se enciende entre hermanos perpetua guerra,
se hieren y destrozan las mismas razas.
/ …/
Al ídolo de piedra reemplaza ahora
el ídolo de carne que se entroniza,
y cada día alumbra la blanca aurora
en los campos fraternos sangre y ceniza...
Las ambiciones pérfidas no tienen diques,
soñadas libertades yacen deshechas.
¡Eso no hicieron nunca nuestros Caciques,
a quienes las montañas daban las flechas!
/…/
Ellos eran soberbios, leales y francos,
ceñidas las cabezas de raras plumas;
¡ojalá hubieran sido los hombres blancos
como los Atahualpas y Moctezumas!
/…/
Cristo va por las calles flaco y enclenque,
Barrabás tiene esclavos y charreteras,
y las tierras de Chibcha, Cuzco y Palenque
han visto engalonadas a las panteras.
/…/
Duelos, espantos, guerras, fiebre constante
en nuestra senda ha puesto la suerte triste:
¡Cristóforo Colombo, pobre Almirante,
ruega a Dios por el mundo que descubriste!

El prototipo de ese mundo, que “descubrió” Colón ,es Nicaragua; elecciones falsas nuevamente en camino, persecución, presos políticos, despojos de tierra y bienes e indios asesinados, para apoderarse de sus parcelas. Una cadena perpetua estrangula nuestras fronteras, entre “duelos, espantos, guerras, y fiebre constante.” …”La cruz que nos llevaste padece mengua;/ y tras encanalladas revoluciones,/ la canalla escritora mancha la lengua que escribieron Cervantes y Calderones.”


Muchos años después de que Rubén le descubriera a Colón el mundo que creyó descubrir, también en un 12 de octubre, Rosa Montero nos consigna un insólito hecho de “generosidad” de una dictadora, Carmen Polo, visto en aquella España ensangrentada y sumida en el franquismo, como al parecer jamás se verá en Nicaragua. Escribe Rosa: “Una de las pocas acciones políticamente generosas de Carmen Polo, que todos reconocen como de gran valentía, ocurrió cuando asistió el 12 de octubre de 1936, como esposa del Caudillo, a un acto en la Universidad de Salamanca. El exjefe de la Legión, general José Millán de Astray, culminó una breve intervención gritando “¡Viva la muerte!”, a lo que el rector de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno, respondió “¡Viva la vida!”, y en medio de una trifulca monumental, agregó “¡Venceréis pero no convenceréis!”. Los fanáticos quisieron agredir al viejo profesor y Carmen lo evitó tomándolo del brazo, protegiéndolo con su escolta y sacándolo del paraninfo en su automóvil.”

De este hecho a mi lo que más me interesa es la célebre frase de don Miguel de Unamuno, pensada a la medida de fanáticos fascistas, que en todas las épocas sustentan su pensamiento en la fuerza y en la represión. Las victorias de estos seres abominables, son siempre teñidas de sangre y dolor para los pueblos, “Y hoy al favor siniestro de negros reyes/ fraternizan los Judas con los Caínes.” No es un triunfo la imposición, y ni siquiera una victoria pírrica. Mientras no se persuada, mientras no se seduzca con la libertad, mientas no se convenza , la realidad es que el adversario no ha vencido. Se estará derrotando a sí mismo. Será más dictador y más tirano, pero no hermano. Podrá haberse salido con la suya con la fuerza bruta. Pero siempre estará más y más lejos de la razón, que es la que alimenta el convencimiento que necesitamos todos los ciudadano, para vivir como tales.

Vale la pena estar convencido para vencer, y que siempre hay que intentar lo que parece imposible para conquistar el derecho perpetuo de ser libre. Contra cadena perpetua, perpetuidad de libertad. Ocurre hoy que Colón nos ayuda, en este menester, evocando nosotros un 12 de octubre de 1892, cuando con motivo del cuarto centenario del “descubrimiento” llegó Rubén Darío a Sevilla con un grupo de intelectuales y leyó por primera vez, dicen, su poema “A Colón”. Esto trajo a colación la famosa anécdota de “El huevo de Colón”. Quien, después de su primer viaje, estando entre un grupo de incrédulos, se cansó de soportar dudas sobre la veracidad de lo que había inspirado aquella histórica navegación, y dijo que era tan fácil, como lograr que un huevo se sostuviera por sí solo en forma vertical. Se sentaron a una mesa, y pidieron al mesonero que les trajera suficientes huevos, y uno a uno a los incrédulos se les rompían los huevos al pretender dejarlos en forma vertical, pues obviamente la horizontal estaba descartada.

Al llegar el turno a Colón, éste, sin romper la cáscara, “acható” el extremo que serviría de base, y lo colocó en forma vertical, logrando que se sostuviera perfectamente. ¿La perspectiva de elecciones en Nicaragua, en las actuales circunstancias, serán sólo un artificio? Colón demostró con su huevo, que es intentando lo que parece imposible cuando se consigue lo posible. En tiempos de Franco, el semanario humorístico “La Codorniz” sacó un enorme círculo en su portada, que decía “Aquí está el huevo de Colón”. Dándose por aludidos los censores, prohibieron el semanario por bastante tiempo. Cuando salió nuevamente, en la última página aparecía un diminuto círculo que decía: “Aquí está el otro”.

De nosotros depende lo que parece imposible.

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Luis Rocha Urtecho

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