20 de septiembre 2020
A seis meses de la llegada de la pandemia a Nicaragua, la rutina y estilo de vida de los habitantes de la capital ha dado un giro de 180 grados. Desde cómo hacer compras en los centros comerciales hasta cómo recibir la eucaristía del Santísimo, pasando por cómo abordar los medios de transporte. La covid deja una nueva Managua.
Los ciudadanos han incluido en sus gastos básicos: caretas, mascarillas, guantes y gorros quirúrgicos. Hoy en día la mascarilla es un accesorio indispensable, sin ella no se puede entrar a bancos, tiendas y supermercados.
Después de los hospitales, el transporte público es considerado uno de los sitios con mayor porcentaje de riesgo de contagio, por ello ciertas cooperativas le exigen a sus pasajeros usar mascarillas y a los conductores el lavado de manos, en cada terminal. Además, han cubierto con plástico el costado derecho del asiento del chofer, solo con una pequeña abertura donde recibe el pago, procurando el mínimo contacto con las personas.
Managua, la ciudad más poblada de Nicaragua, reporta el mayor porcentaje de casos sospechosos de covid-19, de acuerdo a datos del independiente Observatorio Ciudadano COVID-19, con un total de 3,794 y 901 muertes —incluidas 72 por neumonía—, en los seis meses de la pandemia.
Los negocios comienzan a reabrir
Al anunciarse el primer caso positivo de Covid, el pasado 18 de mayo un sinnúmero de negocios cerraron sus puertas temporalmente. Sin embargo, en los últimos dos meses han comenzado a atender con ciertas restricciones: distancia entre mesas; uso de mascarillas y caretas en el personal; toma de la temperatura de los clientes; y la aplicación de alcohol en las manos.
Algunos restaurantes y comiderias populares han destinado un espacio para el lavado de manos, desde un sencillo balde con agua, hasta lavamanos automáticos.
Invertir para trabajar
La ortodoncista Camila Berhein entró en pánico, cuando se anunció el primer caso de covid-19 en Nicargua, y de un día para otro canceló todas sus consultas. La doctora volvió a atender hasta mediados de julio pasado. Ella es consciente que por su profesión “está más expuesta” al contagio, ya que “la saliva es de los principales transmisores del virus”.
Berhein ha invertido en la compra de equipos de bioseguridad, como batas, caretas, termómetro, así como químicos para sanitizar su clínica. Al final de cada consulta, aplica amonio cuaternario en su consultorio.
La doctora usa unas seis horas al día su traje de bioseguridad.“Ha sido un proceso de adaptación, porque al inicio hasta me dio claustrofobia, me tocó un par de veces disculparme con el paciente para hacer un break y quitarme por lo menos la careta y los lentes para respirar .Ya ahora ni siento el peso de todo lo que me pongo. Ya me acostumbré”, señala.
Los cines en Nicaragua comienzan a reabrir
De las dos cadenas de cines en Managua, solo Cinemas ha reabierto, aunque solo la mitad de sus salas. Utilizan el 36% del total de las butacas, dejando una fila vacía de asientos de por medio. Al final de cada tanda las instalaciones son sanitizadas, además el personal atiende a través de barreras de acrílico en las taquillas.
Para quienes no pretenden pisar todavía una sala de cines, han surgido dos autocinemas. En un extenso parqueo se han instalado pantallas, para que los ciudadanos vean las películas desde sus vehículos, deben sintonizar una estación de radio y desde esa frecuencia escuchan la película.
En los mercados, los comerciantes han cambiado los horarios de atención, ahora abren más tarde y cierran temprano. En algunos casos, los vendedores han instalado baldes con agua y jabón para que los clientes se desinfecten sus manos antes de ser atendidos.
Otras de las costumbres que han cambiado los managuas es asistir a las actividades litúrgicas de la Iglesia católica, desde el 26 de marzo el cardenal Leopoldo Brenes canceló en su totalidad la presencia masiva de los feligreses en los templos para evitar el contagio del covid-19. Ante esa decisión, los sacerdotes realizan las misas vía digital, a través de la plataforma zoom o en Facebook Live.
La otra Managua que deja la pandemia es la de cunetas llenas con mascarillas desechadas. Algunos ciudadanos tiran por las ventanas de buses y vehículos los tapabocas, que se han comenzado a acumular en los mercados y principales calles de la capital.
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