18 de septiembre 2020
El Grupo ASSA S.A., confirmó la operación de recompra de las acciones del Ejército Nacional en el Grupo BDF, (dueño del Banco de Finanzas S.A., conocido por su marca comercial BDF), con lo que el riesgo de ‘contagio’ desaparece para la entidad panameña, en caso que el Gobierno estadounidense decidiera sancionar al cuerpo armado nicaragüense.
La noticia fue confirmada por Leopoldo Arosemena, vicepresidente del Grupo ASSA, que el 8 de septiembre pasado reportó un ‘Hecho de Importancia’ a Julio Javier Justiniani, titular de la Superintendencia del Mercado de Valores de Panamá, informándole de la reestructuración del capital accionario del Grupo BDF.
El tres de septiembre, CONFIDENCIAL informó la ejecución de esa compra, que tenía como fin proteger al BDF del efecto directo de una posible sanción estadounidense en contra del Ejército Nacional o el Instituto de Previsión Social Militar, dueño hasta ese momento del 24.86% de las acciones del Banco.
Ese paquete accionario tiene un valor nominal de 20.47 millones de dólares, según se deduce de un informe trimestral reportado por el Grupo ASSA a la autoridad bursátil canalera, cortado al 30 de junio de 2020.
Una sanción al Ejército —después de las que se aplicaron a su jefe, el general Julio César Avilés, así como al general Óscar Mojica, titular del Ministerio de Transporte e Infraestructura (MTI)—, habría sido devastador para las operaciones del Banco, que ya sufría por la sola posibilidad de que se le aplicasen esas sanciones, por lo que hubo que eliminar de la ecuación al Instituto de Previsión Social Militar (IPSM), titular de las acciones propiedad del cuerpo armado.
La operación parece haber logrado el efecto deseado, tal como lo ratifica la calificadora internacional de riesgo Fitch Rating que señala que “la transacción podría ser vista positivamente por inversores externos y bancos corresponsales, porque la recompra reduce el riesgo reputacional potencial”.
En el documento enviado por Arosemena a Justiniani, se indica que la reestructuración del capital accionario se completó el ocho de septiembre, de donde surgieron dos sociedades anónimas distintas: Grupo BDF, y Activos Inmobiliarios de Centroamérica S.A. (Aicsa).
La otra conexión ASSA - IPSM
Estas dos sociedades se repartieron las empresas que eran propiedad del Grupo BDF, que quedó como único dueño del 100% de las acciones del Banco BDF, mientras Aicsa ‘heredó’ el capital accionario de Inversiones de Oriente S.A. (constituida en Nicaragua), y de Inversiones Corporativas Nova S.A., y Avalúos y Ajustes Istmeños S.A., (ambas constituidas en Panamá), donde el Grupo ASSA mantiene sociedad con el Ejército a través del IPSM.
Aunque esas empresas resultarían afectadas por una posible sanción al cuerpo armado, la exposición al riesgo es menor que la que podría sufrir una entidad bancaria.
La ficha de registro de Aicsa en Panamá, muestra a Harold Borge García, (gerente general del Programa de Atención Médica Especializada, PAME, del Hospital Militar), como director de la compañía, y a Félix Palacios Bragg, (del IPSM, y sustituto del vicepresidente del puesto de bolsa Invernic, que se publicita como ‘Miembro del Grupo BDF’), como suplente de Borge en Aicsa.
“La composición accionaria de Aicsa es igual a la composición accionaria que Grupo BDF tenía anterior a su reestructuración. Grupo ASSA S.A., posee el 59.6% del capital accionario de Aicsa”, se lee en el ‘Hecho de Importancia’ reportado por Arosemena al regulador canalero.
Eso significa que el resto de las acciones —como reportó CONFIDENCIAL, con base en un prospecto elaborado para acompañar la emisión de 50 millones de dólares en deuda comercial— están en poder del IPSM (24.86%); y cuatro ciudadanos: Juan Bautista Sacasa, presidente del Banco y de Aicsa, con 7.64%; Mario Cardenal Chamorro, (7.41%); Rodrigo Reyes Portocarrero, (0.23%); Sergio Lacayo Martínez, (0.23%).
Donde sí hubo cambios en la participación accionaria —producto de la reestructuración— es en el Grupo BDF, que se quedó como dueño de una sola empresa (el Banco), y en el que ASSA ahora es dueño de la mayor parte de las acciones que tenía el IPSM, pues pasó de poseer el 59.64% al 79.4% de las acciones.
El documento no detalla quién es la persona natural que se quedó con el 5.1% del capital accionario que el IPSM no le vendió al Grupo ASSA, lo que significa que podría haber un nuevo accionista particular, aunque también es probable que uno o varios de los accionistas actuales hayan aumentado su participación.