17 de septiembre 2020
La vicepresidenta Rosario Murillo, una vez más, descargó su discurso de odio contra los opositores en Nicaragua, en particular contra grupos feministas que defienden los derechos de las mujeres.
La nueva ofensiva del régimen Ortega Murillo inició este martes 15 de septiembre, en el acto del 199 aniversario de la independencia del país, cuando el presidente Daniel Ortega se refirió a las masivas protestas de la ciudadanía que demandaba su salida del poder y amenazó a los opositores que enarbolan la bandera azul y blanco con cadena perpetua de cárcel.
“Prácticas terroristas que no podemos olvidar… cómo torturaban y cómo quemaban en abril de 2018”, dijo, además de insultar a la ciudadanía opositora llamándoles “cobardes, asesinos… no son nicaragüenses, son hijos del demonio, son hijos del diablo y están llenos de odio”.
En Nicaragua persiste una crisis sociopolítica desde abril de 2018 cuando la ciudadanía salió a las calles a protestar pacíficamente contra el Gobierno de Ortega, que reaccionó con una brutal represión, perpetrada por fuerzas de seguridad y paramilitares, que dejó más de 300 muertes, miles de heridos, centenares de presos políticos y unos cien mil nicaragüenses que se vieron obligados a exiliarse debido a la persecución y a la crisis económica. La represión estatal y abusos de derechos humanos han sido condenados por organismos internacionales de Derechos Humanos como la CIDH, GIEI y OACNUDH que califican los actos como crímenes de lesa humanidad.
Al finalizar el acto de este 15 de septiembre, la vicepresidenta y primera dama Rosario Murillo sumó insultos y amenazas hacia quienes no comulgan con el régimen: “Sabemos que el que se arrodilla frente a los imperios no le espera nada bueno. Primero, son traidores a su patria, vendepatria, peleles, chingastes, puchos, irresponsables y criminales”.
Este miércoles, en su acostumbrado monólogo diario a través de medios oficialistas, Murillo continuó con sus ataques. “Alterar la paz que atesora el pueblo nicaragüense, que tanto nos ha costado, es un crimen lesa humanidad (sic)”.
Incorporan nuevos conceptos
Tanto Ortega como Murillo incorporaron y destacaron en sus discursos los conceptos de “crímenes de odio”, “crimen de lesa humanidad”, a raíz de que un Tribunal de Conciencia establecido en San José, Costa Rica, les condenara por la comisión de tortura como crimen de lesa humanidad.
Este 11 de septiembre el tribunal juzgó 18 testimonios de víctimas de violencia sexual perpetrados por policías y paramilitares entre abril y agosto de 2018. Los abusos y violaciones sucedieron durante la detención y confinamiento de las personas que fueron capturadas de forma arbitraria e ilegal por participar en manifestaciones que exigían la salida de Daniel Ortega del poder.
“No cabe duda que el Estado de Nicaragua incurrió en un crimen de tortura a través del abuso y violación sexual de mujeres y hombres mientras se encontraban bajo la custodia de las fuerzas policiales y parapoliciales del país”, fallaron las reconocidas juristas y defensoras de derechos humanos con vasta experiencia en el campo de la justicia internacional y de defensa de derechos humanos Almudena Bernabéu, Alda Facio, Sonia Picado y Clemencia Correa.
La sentencia agrega que “esas torturas se cometieron de manera sistemática por agentes del Estado contra la población civil nicaragüense, constituyendo por tanto un crimen de lesa humanidad”.
Victimarios como “víctimas”
Ortega y Murillo volvieron a acusar a la oposición de cometer torturas y violaciones durante las protestas en 2018. Se trata de un método del discurso de odio llamado “acusación en espejo”, que consiste en imputar a la víctima los mismos crímenes que el perpetrador comete.
Lea: El discurso del odio en un país de “comejenes” y “sapos”
Durante los meses de protestas ciudadanas de 2018, que consistieron principalmente en marchas masivas y tranques o barricadas desplegados en todo el país como forma de resistencia ante la represión estatal, parte del discurso oficial del régimen Ortega Murillo consistió en acusar a los manifestantes de delincuentes y de cometer abusos por los que dicho régimen ha sido responsabilizado, tales como la violencia sexual como tortura.
El régimen Ortega Murillo pretende incorporar la cadena perpetua en la ley y la Constitución Política. Ortega justificó el cambio como solución y castigo a los recientes femicidios de dos niñas en Mulukukú, en la Costa Caribe Norte, aunque seguidamente señaló a opositores de cometer “crímenes de odio” que deben ser castigados.
El anuncio ha preocupado a organizaciones opositoras y defensoras de derechos humanos, que consideran que el verdadero fin es castigar a la oposición que demanda el fin de la dictadura.
“Y todavía vociferan… Cuando hay quienes pretenden que no se castigue, en esta Nicaragua bendita y siempre libre, los crímenes de odio, decimos ‘a confesión de parte...’”, dijo Murillo este miércoles.
“Pretendieron acabar con Nicaragua, con la paz, con la concordia, con los procesos económicos victoriosos, nunca más. Se los decimos categóricamente, el terrorismo, nunca más”, amenazó.
Ataque a feministas
Este miércoles Murillo atacó también a organizaciones y defensoras de los derechos de las mujeres, especialmente a quienes demandan aborto terapéutico como un derecho reproductivo para casos en que la vida de la mujer embarazada corre peligro.
Aseguró que las Comisarías de la Mujer fueron cerradas en 2016 a causa de dichas organizaciones que “usaban las Comisarías de la Mujer para promover esas malas prácticas”, aseguró sin ofrecer explicaciones.
“Relanzamos las Comisarías de la Mujer. Nos vimos obligados a hacer un tránsito hacia otro modelo. ¿Por qué fue? Porque andaban por ahí las disfrazadas promoviendo el aborto desde las oficinas y las Comisarías de la Mujer... Es una denuncia que hasta ahora estamos haciendo porque se atreven a hablar en nombre de las mujeres quienes quieren acabar con la vida de las niñas o niños antes de nacer”, continuó Murillo.
“Hemos sido acusados por defender el derecho a la vida en el vientre materno… Había quienes tenían el negocio, clínicas, para acabar con la vida de niños no nacidos encubierto, por supuesto, con una cultura desarrollada, decían… Muy progresistas, cuando en verdad lo que están haciendo es queriendo negarle al ser humano el derecho a la vida”, aseguró la vicepresidenta”.
Organizaciones feministas han criticado de forma directa y consistente a Ortega Murillo desde 2006, cuando en campaña electoral previa a su retorno al poder apoyaron la prohibición del aborto terapéutico para ganar apoyo político.
Organizaciones por los derechos de las mujeres señalaron que se trataba de un retroceso en materia de derechos humanos, pues la figura se encontraba contemplada desde 1837 en el Código Penal. “La prohibición total del aborto en Nicaragua está poniendo en riesgo la salud y la vida de mujeres y niñas”, han advertido organismos internacionales de derechos humanos.
Las acusaciones de Murillo contra las feministas llegan luego de que este domingo 13 de septiembre un grupo de feministas saliera a la calle a realizar una manifestación en Carretera a Masaya en la capital, demandando justicia por el aumento de femicidios en el país, en especial los ocurridos en Mulukukú, en la Costa Caribe Norte el sábado 12, cuando las dos niñas fueron asesinadas en la comunidad de Lizawe.
Las 30 mujeres decidieron protestar a pesar del estado policial de facto instituido por el régimen, en que las protestas son reprimidas por la Policía. Poco después de iniciar su reclamo, dos patrullas policiales interrumpieron la protesta, al menos una manifestante fue golpeada a patadas, cinco resultaron detenidas de forma temporal y algunas les arrebataron celulares, pancartas y pañoletas.
La primera dama también insultó a los opositores que han pedido a la comunidad internacional que imponga sanciones económicas contra funcionarios del régimen Ortega Murillo.
“Van orgullosos, vanidosos, soberbios, a tomarse fotos con los amos, a pedirles de rodillas que acaben con Nicaragua, con las instituciones nicaragüenses… Asaltantes, terroristas, mentirosos, hipócritas, vendepatria. Agachados. Los que tienen esos apellidos que a lo largo de nuestra historia han traicionado y vendido la patria, los mismos son. Aah, ahora pretender ser los grandes demócratas. ¿Qué son? Asaltantes, ladrones, criminales, terroristas, malignos, son serpientes”, dijo Murillo, quien es una de los más de 20 funcionarios sancionados económicamente por Estados Unidos.
Canadá y la Unión Europea también se han sumado a las sanciones por las violaciones de derechos humanos perpetradas por el régimen y como forma de presión para que acepte una transición pacífica, elecciones libres y transparentes como salida a la crisis sociopolítica y de derechos humanos que persiste hasta hoy.
Campaña de mayo pasado
En mayo pasado, la vicepresidenta ya había dirigido una campaña de desprestigio. En aquella ocasión, acusó a los periodistas de inventar noticias falsas sobre el impacto de la covid-19 y formar una “pandemia de odio y de miedo”. Los señalamientos fueron valorados como parte de una campaña estatal en contra de la prensa independiente, que ha documentado la mala gestión ante la pandemia.
“Esto es un reflejo del temor que tiene Murillo, porque de alguna manera la población está conociendo la verdad de lo que ocurre en el país y es gracias al esfuerzo de los medios de comunicación independientes, que han tomado en serio muchas de las denuncias de la ciudadanía. Es un reflejo de su propio temor al haber quedado al descubierto”, valoró entonces la periodista Patricia Orozco, integrante del colectivo de Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua, PCIN.
A mediados de mayo, Murillo dedicó más de ocho minutos consecutivos en uno de sus monólogos a atacar a los comunicadores. Los acusó de usar videos de otros países para asustar a la población —sin dar evidencia— e incluso señaló a varios de tener denuncias de violencia hacia a la mujer.
“Se venden como los grandes analistas, los grandes comunicadores, pero tienen denuncias al por mayor en las páginas donde las mujeres denuncian y se venden como los jueces. Pretenden ser los correctos, los nítidos, pero de nítidos no tienen nada”, dijo.
Estado oculta información sobre covid-19
La información oficial sobre el impacto del coronavirus en Nicaragua es escasa. El Ministerio de Salud (Minsa) utiliza un lenguaje enredado y confuso, y desde mayo reemplazó los reportes diarios por informes semanales. Tampoco hay información sobre cuántas pruebas PCR han realizado, cuáles fueron los resultados o con qué criterio seleccionan al paciente.
Ante la postura estatal que minimiza la pandemia; las denuncias de casos sospechosos de covid-19, las muertes por “neumonía atípica” y los entierros exprés, revelaron el verdadeo impacto de la crisis sanitaria.
“El tema del covid-19 ha sido politizado. Entonces, persiste la narrativa de que toda iniciativa que no provenga de la fila del Gobierno y sobre todo en la presidencia debe ser desechada, descalificada y es vista como un ataque a una presidencia que consideran va a estar allí hasta que se les ocurra dejar el poder”, analizó en mayo el catedrático de comunicación, Alfonso Malespín, en entrevista con CONFIDENCIAL.
Malespín recordó que el primero que debería ofrecer la información es el Ministerio de Salud, de acuerdo al artículo 66 de la Constitución Política.
Murillo: “Todo se paga en esta vida”
En sus acusaciones contra los periodistas, Murillo amenazó que “son personas con techo de vidrio” y que “no pueden pretender que van a recibir el bien porque todo se paga en la vida; por eso, lo inteligente es caminar con Dios”.
Cristiana Chamorro, presidenta de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, comentó a CONFIDENCIAL que “ante su impotencia de gobernar”, en el régimen “están creyendo que con el arma de la censura y la desinformación”, pero cuestionó que “ni ellos mismo se creen” la normalidad que intenta imponer el Gobierno.
El ataque a los medios de comunicación no es nuevo. En los últimos dos años los periodistas independientes han sido golpeados, amenazados, asediados, arrestados, confiscados, exiliados y se les ha señalado —sin éxito— de promover el odio y de inventar noticias falsas para desacreditarlos.
Pero en cambio, el Gobierno intenta posicionarse como actor contra la desinformación. Murillo anunció, por ejemplo, “conferencias y conversatorios” sobre las noticias falsas y el impacto psicológico en la población.
Para los periodistas, se trata en realidad de una campaña del régimen contra la prensa independiente. “Si las autoridades de salud del Estado de Nicaragua tomarán la batuta y fueran responsables e informaran adecuadamente a la población de Nicaragua, este fenómeno no sería un tema de agenda; sin embargo la señora Murillo quiere trasladar a la comunidad de medios de comunicación y sobre todas las redes sociales la principal deficiencia que ellos que es que no han sabido comunicar sobre la pandemia”, anotó Malespín.