7 de septiembre 2020
En el último día del período de tres años para el que fue elegido en 2017, el presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri, publicó una carta de cuatro páginas a modo de despedida, en la que resume su historia en la gremialidad que comenzó en la Cámara de Comercio, en 2004, y sus logros al frente del Cosep, diciendo “ahí quedan los hechos, no solo palabras”.
Entre los hechos, no se menciona de forma directa la alianza con el régimen de Ortega llamada ‘Modelo de Diálogo y Consenso’ que ofreció al sector privado una posición privilegiada para negociar las leyes con el Gobierno, sin democracia ni transparencia, al punto que se llegó a proponer la instalación de una oficina dentro de la Asamblea Nacional, para facilitar el proceso de cabildeo.
Aguerri tampoco se refirió a las críticas que han hecho diversos gremios sobre el mando centralizado que impuso desde su presidencia sobre las cámaras el Cosep, convirtiéndose en el único interlocutor de todas sus demandas con el Gobierno.
“A pesar de la narrativa de que el Cosep sacrificó institucionalidad por rentabilidad, durante todo este período se luchó y se defendió la institucionalidad del país”, justifica Aguerri. En 2018, la entonces embajadora saliente de Estados Unidos en Nicaragua, Laura Dogu, señaló que “el modelo de élites y caudillo debe terminar”.
Aguerri se limitó a decir que “como institución cometimos errores a los cuales ya me he referido públicamente”, pero no ofreció una visión autocrítica sobre sus trece años al frente de el Cosep.
Sí señala que “el 16 de abril del 2018, ante una acumulación de decisiones unilaterales”, la mañana del 17 de abril, en conferencia de prensa, ellos rompieron el esquema de diálogo y consenso del que habían disfrutado, y cómo “al día siguiente estalló la crisis sociopolítica que nos sigue afectando hasta hoy”.
Aguerri recuerda cómo “en lo personal fui señalado de cómplice, de colaboracionista, de ser parte de las violaciones de derechos humanos que se estaban dando. Enfrenté situaciones públicas complicadas donde nunca dejé de dar la cara”.
El texto también hace referencia al ataque sufrido exactamente un año antes, cuando regresaba de una actividad en León, y el vehículo en que se conducía fue atacado a balazos, batazos y pedradas, poniéndolos en riesgo a él y a sus tres acompañantes: el comentarista político Jaime Arellano, y los presidentes de Upanic y de Faganic, Michael Healy y Álvaro Vargas, respectivamente.
Otros de los hechos que cita Aguerri, son el crecimiento, desde las once cámaras que integraban esa organización cuando él llegó a la presidencia en 2007, hasta las 26 que suma en la actualidad, “para enfrentar al Gobierno que volvió al poder en el año 2007”, o el hecho que el propio Aguerri ocupa “una posición de liderazgo en la región centroamericana, a través de la coordinación del Comité Consultivo de la Integración Económica”.
Aguerri se jactó de haber sido electo durante once procesos electorales, sin competencia, sin tener un solo voto en contra. Y al celebrarse este próximo ocho de septiembre la primera elección competitiva en el Cosep, después de quince años, alegó que “existe una campaña sucia cuyos ejes han sido la descalificación y la manipulación”.
“No es la primera vez que esto sucede en nuestro sector, ya que esto mismo se vivió en 1979, y nuevamente en el año 2006”, o sea, antes de su llegada a la presidencia de la cúpula empresarial, “sin que todavía aprendamos de los errores de la historia”.
Sin mencionar de forma explícita que ha renunciado a la reelección en la presidencia del Cosep, que se dirime este martes 8 de septiembre entre Michael Healy y Mario Hanon, Aguerri, que es uno de los delegados del Cosep en la Alianza Cívica, anunció, que “en lo personal he tomado la decisión de ir a trabajar por la Nicaragua que queremos...es hora de unirnos por Nicaragua”.