25 de agosto 2020
Los movimientos cívicos de la Coalición Nacional (CN) han señalado a los partidos políticos, en especial al Liberal Constitucionalista (PLC), de causar un impase dentro de la plataforma opositora; sin embargo, politólogos nicaragüenses afirman que ambos bandos están obligados a “entenderse”, porque las organizaciones civiles necesitan la casilla electoral de los partidos, y, a su vez, estos urgen de la legitimidad ganada por estos movimientos en la rebelión cívica de abril.
Para el sociólogo y politólogo Silvio Prado, los partidos políticos “sienten” que la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), “deberían subordinarse, porque ellos (los partidos) son los vehículos para ir al poder, sin ellos no tienen posibilidad de cambiar el poder”.
La Unidad Nacional y la Alianza Cívica son dos de las tres organizaciones civiles que integran la Coalición, la otra es el Movimiento Campesino. La plataforma opositora es completada por: el PLC; el Partido Restauración Democrática (PRD); Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN); y el partido indígena Yatama.
Prado explica que, mientras la dictadura orteguista no les dé personerías jurídicas a las organizaciones cívicas para ser una opción electoral, les “está dando fuerza a los partidos”. Esta es una situación que le “conviene” al régimen porque “confía que en los partidos van a primar los intereses particulares sobre la cantidad de intereses que tienen los movimientos de abril”.
“La única fuerza que tienen los partidos para poner en la mesa en estos momentos es su casilla electoral, porque el tendido (electoral), de acá a año y medio lo podés construir”, asegura.
Exigen casilla única
El politólogo José Antonio Peraza, miembro de la UNAB e integrante de la Coalición, estima que los movimientos cívicos tienen tres opciones: transformarse en partidos políticos; reformar la Ley Electoral y convertirse en alianzas; o, por último, negociar con el PLC o el partido Ciudadanos por la Libertad (CxL), “cómo se van a distribuir la cargas o escoger a los candidatos”.
Detalla que el problema con la última opción es que “muy posiblemente” terminen en una casilla como PLC o CxL, y no como Coalición, UNAB o Alianza Cívica. “Eso es lo que no se quiere, porque la gente rechaza el nombre y lo que representan los partidos políticos”.
Una encuesta del Diálogo Interamericano, publicada por CONFIDENCIAL, reveló que un 50% de los consultados votarían por la Coalición Nacional, si esta participara en unas elecciones, sin partidos políticos como miembros. En cambio, solo un 30% votaría por la plataforma opositora, si se presenta aliada con las organizaciones políticas tradicionales.
Este jueves, la Unidad Nacional se refirió en un comunicado a la crisis interna que pasa la Coalición, y recordó que todos los todos los miembros de la gran alianza deben apegarse “a los principios que reflejen las aspiraciones del pueblo nicaragüense, bajo el espíritu de abril 2018. Lo que implica el compromiso de una profunda renovación del sistema político, que incluye continuar presionando por la creación de una nueva e independiente casilla para la Coalición Nacional”.
Peraza destaca que los miembros de la UNAB y la Alianza “temen” que una vez dentro del proceso electoral, “el partido político —que ya tiene el representante legal y las estructuras— no te hace caso, o hace lo que le da la gana, y en ese momento ya no te podés echar para atrás”.
Choque de intereses
La Coalición fue constituida el pasado 25 de junio, pero desde esa fecha los avances han sido mínimos. El principal retraso se ha dado en la estructuración de plataforma en los territorios, que era uno de los objetivos prioritarios al momento de la firma de los estatutos. La Unidad Nacional y la Alianza Cívica han suspendido su participación en las diferentes comisiones de la Coalición Nacional, hasta que se resuelva el tema sobre la participación de los movimientos juveniles y estudiantiles.
Peraza indica que en la Coalición se ha dado “un choque de visiones, entre unos que quieren que no haya muchos cambios o que todo permanezca igual, y algunos que quieren cambiarlo todo”.
Subraya que el sistema político hay que modernizarlo, pero “será muy difícil en dictadura, sin partidos políticos democráticos, y sin personas democráticas, porque hay mucho discurso de democracia, pero poca práctica”.
En ese sentido, Prado señala que las agendas de los partidos son “congeladas” o “necrosadas”, porque el vínculo con la sociedad es estático. Mientras, las agendas de los movimientos de abril, como están en contacto permanente con el entorno, “son más fluidas, más radicales, y cambian más”.
El sociólogo y politólogo explica que las organizaciones cívicas forman parte de un “sistema de solidaridad”, donde lo que prima es la búsqueda de objetivos comunes, porque “su naturaleza no es disputar el poder político, esa es la de los partidos políticos”.
Prado aclara que en las organizaciones cívicas “hay intereses”, pero que en los partidos políticos lo que prima es el “interés por colocarse o apropiarse de cuotas de poder, sino de todo el poder”.