12 de agosto 2020
Un reciente informe elaborado por la socióloga e investigadora Elvira Cuadra, refleja que en el primer semestre de 2020 la violencia en Nicaragua aumentó un 338% con respecto al mismo período del 2019, ocurriendo 114 casos que dejaron 131 víctimas.
Según el informe, enero fue uno de los meses en que se registraron más casos, 27 comparado con el segundo mes más violento que fue abril y que registró 21 casos. Mayo se ubica como el tercer mes con 19 casos.
Otro dato que se refleja en el estudio titulado "La evolución de la violencia letal en Nicaragua", es que el norte del país sigue siendo uno de los más afectados por las muertes. Jinotega es el departamento que más casos registró con 23, lo que representa un 20.2 por ciento del total.
Le siguen Managua con 17 casos, un 16.7%, Matagalpa con 13 casos que representan 11.4%, y la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte con 10 casos, que representan un 8.8%.
No todas las muertes violentas son por política
A pesar que la violencia en Nicaragua normalmente se asocia a la política, el informe refleja que no todas las muertes violentas tienen una vinculación partidaria. Por ejemplo, se muestra que solo 15, de las 131 víctimas tenían alguna afiliación o simpatía con algún partido político, movimientos cívicos u organizaciones partidarias.
En este aspecto, el informe destaca que “se presume que sus asesinatos están relacionados con motivaciones políticas”.
De hecho, solo en seis de los casos registrados por el informe se destaca que se pudo comprobar que existían vínculos políticos de los autores de los crímenes, siendo estos policías y “personas integrantes de grupos paramilitares”.
Cuadra explica que, tiene dos teorías sobre lo que puede significar la disminución de la violencia por motivos políticos: la primera es que "la violencia política se está extiendo a formas de violencia común" y la segunda es que "los asesinatos políticos se están encubriendo como asaltos y delitos comunes".
Otras motivaciones que se registran en el documento son el asalto y los robos, la violencia de género y otras que no fueron posibles determinar, ya que el monitoreo se realizó, principalmente, de las publicaciones de medios de comunicación.
Menos armas de fuego, más armas blancas
Otro hallazgo del informe es que, en el período de tiempo evaluado, las armas de fuego siguen siendo constantes para la comisión de asesinatos, sin embargo, disminuyen porcentualmente en comparación con 2019.
Un arma de guerra fue utilizada en uno de los asesinatos, 44 armas de fuego y 45 armas blancas. Hay otros casos en que se registran también otro tipo de armas como objetos o cuerdas.
Otro factor importante es la violencia con la que se perpetran las muertes, considerando que “las víctimas sufrieron múltiples disparos o múltiples heridas, lo que muestra el alto nivel de violencia y saña en contra de las víctimas”.
La violencia en Nicaragua es urbana y rural
El incremento de la violencia también ha demostrado que las muertes violentas no son solo de las zonas rurales, pues los porcentajes demuestran que están casi al mismo nivel en las zonas urbanas.
De los 114 casos que llevaron a 131 muertes de personas, 55, es decir, el 48.2% se registró en zonas urbanas, mientras que 58 casos, es decir, el 50.9%, ocurrió en zonas rurales.
“Los asesinatos están ocurriendo tanto en las zonas rurales como en las zonas urbanas, a pesar de que las localidades con mayor incidencia son los municipios de la zona localizada entre Wiwilí de Jinotega, El Cuá y Bocay”, indica el informe.