7 de agosto 2020
La última vez que la familia de Kevin Monzón lo vio en libertad, fue el viernes 31 de julio a eso de las 8:00 p.m. Llevaba puesta una camisa azul, un short del mismo color y chinelas negras. Según les dijo iba, en compañía de una vecina, hacia la gasolinera UNO, ubicada contiguo a la rotonda Cristo Rey, para cambiar un billete de $20 e ingresar una recarga a su teléfono.
Ellos no pensaron que en el camino hubiera problemas porque su casa está situada a unos 200 metros de la gasolinera. Sin embargo, cuando salió del establecimiento unos hombres vestidos de civil lo rodearon y en seguida lo esposaron.
—¿Qué está pasando?, —alcanzó a preguntar el joven de 19 años.
— Vas a proceso de investigación, — le dijo uno de los hombres.
— ¿De qué?
— Eso es lo único que te puedo decir. Allá vamos a hablar — le respondió tajante uno de los oficiales de civil, mientras otro llamaba para que llegara la patrulla.
Sin comprender lo que estaba ocurriendo, Kevin le gritó a su vecina: “andá avísale a mi mamá”. Minutos después lo montaron a la camioneta y se lo llevaron con rumbo desconocido.
Su familia asegura que su detención se debe a una represalia política porque su hijo se unió a las protestas cívicas surgidas desde 2018. Por esa causa, había sido amenazado en varias ocasiones y hace un año fue arrestado durante siete días. Kevin, además, había comenzado a subir videos de crítica al Gobierno de Ortega en la plataforma de Tik Tok.
“Hubo una vez que hasta vino la Policía a hablar con mi papa y mi mama. Les dijeron que ya no publicara nada, que se detuviera con eso porque sino las cosas iban a llegar más largo. Que ya no siguiera en contra del Gobierno”, asegura Hassel Monzón, hermana de Kevin.
Sin embargo, las amenazas fueron en vano porque él estaba decidido a seguir criticando al Gobierno de forma pública. “Yo no me vendo ni me rindo”, les habría dicho a sus familiares.
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Cumple una semana detenido
Al primer lugar al que la familia de Kevin Monzón acudió fue a la Dirección de Auxilio Judicial, conocida como El Chipote, que está ubicada por el Memorial Sandino. Allí les dijeron que hasta las ocho de la mañana del siguiente día (sábado) les podrían informar si él había sido trasladado hasta ese complejo. Desesperados los familiares de Kevin se trasladaron a la Estación Uno de la Policía Nacional y allí les confirmaron que su hijo se encontraba recluido. Sin embargo, no hubo explicación de por qué.
“Nosotros preguntamos, pero nos dijeron que la información nos las daban hasta el lunes (3 de agosto) y hasta ahora tampoco nos han dicho nada. Solo nos dicen que están en proceso de investigación”, dice su hermana.
Durante esta semana, Kevin ha sido traslado a los juzgados de Managua en dos ocasiones. La última ocurrió este jueves, pero los padres del joven aseguran que no han podido verlo. Saben que ingresó al complejo judicial porque cuando entró una camioneta de la Policía, su papá gritó su nombre y lo alcanzaron a escuchar decir: “Aquí voy”.
Según les dijeron, Kevin fue acusado por amenazas con armas. Sin embargo, el día que fue arrestado no le encontraron ninguna, confirma su familia. En los próximos días empezará una audiencia, pero desconocen qué pueda ocurrir con él.
Actualmente Kevin no estaba estudiando, pero se dedicaba a vender ropa interior masculina. De sus cuatro hermanos él es el menor y hacía un año había sido detenido en las mismas condiciones.
“Fui detenido el primero de agosto cuando me dirigía en un taxi a las hípicas. La Policía Nacional, junto a civiles, me sacaron, me revisaron y me trasladaron al Chipote. Me sacaron a interrogar dos veces, me preguntaban cuál era mi ideología, a qué me dedicaba yo. Me tuvieron por siete días en Auxilio Judicial”, narró Kevin Monzón, quien entonces tenía 18 años, en un vídeo después de ser liberado.