31 de julio 2020
Cinco aerolíneas internacionales confirmaron el 24 de julio que no aterrizarán en Nicaragua, postergando por tercera vez la reanudación de sus operaciones. Aeroméxico, hasta el primero de septiembre; United, Avianca y American, hasta el dos; Copa hasta el día cinco; y solamente Spirit planea regresar antes: el 17 de agosto, mientras Delta ha suspendido su servicio definitivamente.
Sin embargo, el capitán Carlos Salazar, director general del Instituto Nicaragüense de Aeronáutica Civil (INAC), impuso regulaciones y controles adicionales que dificultarán más el regreso de las aerolíneas al país.
“Pareciera que solo el Ministerio de Salud está decidiendo, sin escuchar a las autoridades de Turismo, o a las de Aeronáutica Civil, por ejemplo, para ver qué está ocurriendo en Centroamérica”, considera Lucy Valenti, presidenta de la Cámara de Turismo (Canatur).
Entre otros de esos requisitos excesivos, mencionó que “la línea aérea se haga responsable de enviar las pruebas de covid-19 al país con anticipación, pero eso no es posible, porque muchos boletos se compran en línea”, de modo que no hay ese contacto previo entre el viajero y la aerolínea, detalló.
“Otros países están demandando que los pasajeros se hagan esa prueba, pero no se las piden a las aerolíneas, sino que los gobiernos han establecido mecanismos digitales para que el pasajero envíe su prueba. Costa Rica, que comienza a volar en agosto, habilitó un sitio en línea, donde el pasajero remite la prueba, pero eso no le compete a la aerolínea”, insistió.
Recordó que también se está exigiendo que las tripulaciones presenten una prueba de covid negativa, “pero eso tampoco se puede cumplir, porque la tripulación es itinerante, está de tránsito, y puede variar de un momento a otro, por lo que no hay tiempo para hacerla ni para enviarla”, además que “las líneas han establecido sus protocolos para sus tripulaciones”, aclaró.
Logística imposible para aerolíneas
Valenti también recordó que le están exigiendo presentar los nombres y copias de los pasaportes de los pasajeros con 72 horas de anticipación, pero reiteró que “muchos compran sus boletos en línea, mientras que otros se venden una hora antes de abordar”.
“Quieren aplicar a las líneas aéreas regulares, que tienen licencia de explotación de vuelos regulares, las mismas medidas que se aplican a los vuelos chárter, que sí tienen que enviar la lista de pasajeros, informar el tipo de avión que están usando, envían la licencia de vuelo de esa aeronave, porque no es un vuelo regular, sino un chárter”, comparó.
“Supongo que enviaron esa circular a las aerolíneas, porque volvieron a posponer su regreso, decisión que se basa fundamentalmente, en que no han llegado a un acuerdo con la autoridad aeroportuaria, que les está imponiendo medidas de prevención y seguridad”, explicó Valenti.
La lideresa gremial explicó que la reacción de las aerolíneas no está determinada por una falta de voluntad para cumplir, sino que “logísticamente hablando, no las pueden cumplir”, sin obviar que esos requisitos exceden los que imponen otros países.
Valenti dice que esa suma de complicaciones explica por qué no se puede confirmar una fecha de retorno. “No es porque no quieran volver, sino que logísticamente es casi imposible cumplir con estas medidas que le están imponiendo”, sentenció.
De forma adicional, recordó que también hay viajeros que vuelan por uno o dos días, en cuyo caso es físicamente imposible que se hagan una prueba de covid-19 con tres días de anticipación, para poder tomar un vuelo de regreso al país.
El impacto en el turismo en Nicaragua
El retraso en el retorno de los vuelos internacionales hacia Nicaragua, prolonga la agonía del sector turístico, y prácticamente garantiza que no se cumplirá ni siquiera la raquítica previsión de ingresar 460 millones de dólares en 2020, después de captar 840.5 millones en 2017, y 544.4 millones en 2018, según cifras oficiales del Banco Central de Nicaragua (BCN).
Desde que los países decidieron cerrar sus fronteras para proteger a sus ciudadanos de la pandemia de covid-19, la frecuencia semanal de vuelos se redujo desde 141 que se atendían en noviembre 2019, hasta 53 vuelos al 21 de marzo, y se redujo aún más, a 35, cuando American Airlines y Spirit Airlines anunciaron que suspendían sus vuelos “desde y hacia Managua”.
“Habíamos proyectado que, en concepto de turismo, el país recibiría unos 460 millones de dólares, pero a causa de la pandemia, dejaremos de percibir unos 350 millones de dólares”, calculó Valenti.
Desde entonces, el ansiado retorno de las aerolíneas –y con ellas, los viajeros y turistas— se ha ido posponiendo mes a mes, en parte, debido a los numerosos –y en opinión de la industria— impracticables requisitos que les impone el Gobierno de Nicaragua, tanto a las tripulaciones, como a los pasajeros.
Aunque no se guardan muchas expectativas por el retorno de las flotas aéreas comerciales al país, el sector igual considera que uno es mejor que ninguno. “El turismo sigue estando prácticamente en cero, y seguirá así, mientras no reinicien los vuelos… pero, aunque reinicien, de todos modos, no sabemos cuántos vuelos semanales vendrán, ni con cuántos pasajeros”, admitió Valenti.