27 de julio 2020
Desde abril 2018, la Iglesia católica en Nicaragua se ha convertido en la institución de más alta credibilidad para la población, por su participación en la defensa de los derechos humanos ante la represión oficial del Estado; y en tiempos de pandemia, no ha abandonado su labor de asistencia a las poblaciones vulnerables, a pesar de que el Gobierno de Daniel Ortega ha arremetido contra cualquier iniciativa de solidaridad en el marco de la emergencia sanitaria.
El obispo de la diócesis de Jinotega, monseñor Carlos Enrique Herrera, es presidente de Cáritas Nicaragua, la pastoral social de la Iglesia encargada de canalizar la ayuda humanitaria para la población. Desde 2019, el Gobierno impuso el bloqueo aduanero contra Cáritas, impidiéndole la recepción de donaciones del exterior, en una muestra de venganza política.
En entrevista con Esta Semana y CONFIDENCIAL, el obispo Herrera habla del bloqueo contra Cáritas, advierte del aumento de contagio por covid-19 en el departamento de Jinotega y comunidades indígenas en la rivera del Río Coco, y afirma que las iniciativas de solidaridad desde la institución religiosa continuarán en promoción de la defensa de la vida ante la pandemia.
¿Cómo están viviendo los jinoteganos la crisis por la pandemia?
Con mucha preocupación, porque en estos últimos días de junio y julio ha aumentado el contagio y también la mortandad, ha habido buen número de personas que han fallecido a causa del coronavirus. Aunque también hay que ver qué ha pasado a gente mayores y personas que tenían alguna enfermedad, pero ha habido un aumento.
Ahora se está proyectando mucho a la zona rural. La zona rural se está contaminando, y vemos que no hay una forma que para el próximo mes vaya a terminar este contagio, si no hay el control que tiene que haber para evitar el aumento del contagio.
¿Cuáles son esas comunidades rurales que están sufriendo la pandemia?
Son comunidades que pertenecen a Wiwilí y a Bocay, son comunidades miskitas, que están en la zona del Río Coco.
Los informes oficiales del Minsa no registran ni un solo caso de covid-19 en Jinotega, aunque el independiente Observatorio Ciudadano registra al menos 60 fallecimientos vinculados a la pandemia, y casi 300 casos sospechosos. ¿Qué información tienen ustedes de parte de la población y de la feligresía?
Creo que va así, por un número alto (como el del Observatorio Ciudadano COVID-19). Es decir, no tenemos una lista, pero más o menos por el testimonio de la gente, nosotros como Iglesia sabemos quiénes han fallecido, en la ciudad se conocen todos, en las zonas rurales es más difícil, pero aquí sí ha aumentado el número.
¿Cuál ha sido el rol de la Iglesia, en este caso la diócesis de Jinotega?
Hemos atendido, primeramente, a los dispensarios de las parroquias y al personal en la parte de insumos higiénicos, y también a través de los medios de comunicación, por la radio, la televisión. Tenemos un programa de formación e información también sobre el cuidado del virus, y el cuidado para evitar la contaminación, y estar en casa: es un mensaje constante que se ha dado. Y también estamos consiguiendo ayuda de algunas Caritas internacionales para alimentos, como te decía, para las cosas básicas sobre higiene.
Algunas iglesias cristianas de diferentes denominaciones, han reanudado sus actividades religiosas masivas, pese a la amenaza vigente de covid-19 ¿La Iglesia católica reanudará sus actividades o prolongará las medidas de distanciamiento social?
Todavía nos mantenemos en la prudencia. Yo creo que la gente está consciente de que no debe haber esta masificación o aglomeración de personas, entonces no, todavía. Estamos celebrando misas por televisión, por radio, un grupito de gente pequeña, pero estamos siempre con la prudencia de evitar el contagio para la gente, y al mismo tiempo, darles a conocer que todavía no es seguro, de andar libremente. Estamos esperando el tiempo indicado, ya sea por las autoridades sanitarias de acá, o por otras entidades, que sepamos que estamos más libres de este contagio.
Monseñor, usted es presidente de Caritas Nicaragua, la pastoral social de la Iglesia que asiste a personas en estado de vulnerabilidad. ¿Cuál ha sido el papel o el rol de Cáritas en esta emergencia?
Desde finales de marzo, abril, comenzamos a evaluar cómo poder apoyar a la población en la información, a través de las organizaciones de la salud, que nos daban información de cómo tenía que prevenirse el contagio.
Ya con la ayuda de otras Caritas internacionales, pudimos asistir primeramente a un proyecto de información y formación por radio y televisión, e Internet; también apoyamos a los diferentes dispensarios de las parroquias a nivel nacional, a los centros de atención a los adultos mayores, a los asilos, ayudándoles en todo el material higiénico. Entonces, esa ha sido nuestra labor, que se ve pequeña para esto, pero sí, ha ido a los más vulnerables y a aquellos que están atendiendo desde los lugares más lejanos, a las posibles familias que están contagiadas.
¿Cómo ha sido la respuesta de la población del llamado a la solidaridad? ¿Ha recibido algún tipo de apoyo de organizaciones no gubernamentales, apoyo de la población autoconvocada?
Sí, hemos tenido, pero muy poco, todavía muy poco, porque es que usted sabe que hay otras entidades que están haciéndolo, y es bueno que no solo la Iglesia, sino también otras entidades que puedan abarcar lugares que nosotros no tenemos cobertura, en ese aspecto.
Hemos acudido más bien a las Caritas internacionales. Sabemos que ahorita hay una gran crisis económica en Nicaragua y algunas personas han ayudado de su voluntad, algunas instituciones han aportado en alimentos para ayudarles a aquellas personas que están sin trabajo, sin los medios de vida fundamentales. Entonces eso sí nos ha ayudado un poco, pero más nos ha ayudado las Caritas internacionales de España, de Estados Unidos, Alemania, eso nos han estado ayudado, Holanda, para poder llevar a cabo este plan de prevención sobre el coronavirus.
Caritas Nicaragua, oficialmente es exonerada de impuestos para recibir donaciones del extranjero. Sin embargo, desde mediados de 2019 el Gobierno impuso un bloqueo aduanero al impedir el retiro de bienes y donaciones provenientes del exterior. ¿Cuál es la situación ahora?
Sigue igual. Se dio únicamente en un momento específico sobre la exoneración del vino, ese es el que necesitamos nosotros para las eucaristías, y no podemos mentir, se nos dio esa particularidad, de exonerar la entrada del vino necesario para la eucaristía; pero en las otras cosas no se nos ha dado todavía.
¿Es decir que todavía ustedes tienen bienes que están embodegados en Dirección de General de Aduanas?
Como no hemos tenido la respuesta, no hemos solicitado ayuda al extranjero, que antes venía medicina, alimentos. No hemos solicitado porque se pierden las cosas ahí en la bodega, mejor hasta no tener la seguridad, la constancia de poder ejercer este beneficio para los demás, que no es personal, sino para los más pobres.
¿Y cuál ha sido la respuesta del Estado?
Que están revisando. Esa es la respuesta.
¿Cree que es algún tipo de represalia por la posición de la Iglesia frente a la crisis sociopolítica desde 2018?
Bueno, mire, nosotros no es que nos hemos opuesto al Gobierno, nosotros como Iglesia tenemos que promover los derechos de las personas, la dignidad, los valores, y tal vez eso es mal entendido por el Gobierno, defender los derechos, la libertad, son valores que como Iglesia, nuestra doctrina social, y como valores cristianos, tenemos que darnos a conocer, promoverlos, defenderlos, tal vez eso ha sido mal entendido.
El último comunicado de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, el 24 de mayo, exhorta a los nicaragüenses a priorizar el cuido de la vida por encima de la economía y los intereses ideológicos y políticos. Sin embargo, la política oficial del Gobierno más bien ha sido de promover el contagio de covid-19. ¿Cuál es la posición de la Iglesia católica frente a esta actitud del Estado?
Seguir insistiendo a través de nuestros mensajes de que lo primero es la vida, que primero es el cuidado, es evitar más la expansión de esta pandemia, e insistir, estar diciendo, insistiendo, para que de veras el Gobierno vea… Yo creo que algo lo ha hecho, algo ha sentido, porque, aunque no sé si de una manera superficial, creo que está entrando en reflexión. Ojalá que pueda responder a las necesidades de la población enferma ante esta pandemia que está cada día más creciente. Aunque tiene momentos de baja, luego sigue en otro momento tomando más auge en la población rural, afectándose más ahora.
Monseñor, pero no hace mucho, el pasado 19 de julio, el Gobierno continuó promoviendo caravanas y la convocatoria masiva de personas. ¿Cómo puede el Gobierno ofrecer medidas y decir que están haciendo algo por el pueblo de Nicaragua, si están enviando a la gente a contagiarse?
A veces el fanatismo no lleva a la reflexión y defensa de la vida, sino que se mueve más por una ideología, y eso, pues, lo dejan ellos a la libertad, y lo promueven… esos son focos que son peligrosos que facilitan el contagio.
¿Cuál es su mensaje a la población y a las autoridades de Gobierno de cara a la amenaza de un nuevo repunte de la pandemia en agosto?
Atender los mensajes de la Organización Mundial de la Salud, evitar la aglomeración, seguir los protocolos de higiene y tener toda la precaución. Una parte de la gente anda sin mascarillas, en manifestaciones, entonces les hago conciencia que veamos por nosotros y por el otro, por las familias, por los niños; para que este contagio no se prolongue a más tiempo, porque a más tiempo, más pobreza. Entonces es importante que le pongamos freno a este contagio.
Yo como cristiano apelo al Señor que nos ayude sabiendo que es un pueblo pobre, pero también va un mensaje detrás, que haya una vida diferente de solidaridad, de hermandad, ayudarnos mutuamente. Como decía el papa Francisco, todos estamos en el mismo barco, tratemos de ayudarnos mutuamente para no naufragar en esta pandemia por nuestro egoismo, por nuestra propia soberbia, por nuestros propios intereses materiales.
A propósito de la solidaridad, al inicio de la Pandemia en Nicaragua, monseñor Rolando Álvarez, de Matagalpa, pretendía organizar a médicos para ayudar a la población, pero el Gobierno lo vetó, ¿va a continuar la Iglesia impulsando este tipo de proyectos sociales? ¿Por qué cree que el Estado actúa de esta manera en contra de estas iniciativas de solidaridad?
Hay un prejuicio en contra de la Iglesia, querer saber que ellos tienen el poder de resolver los problemas, es una decisión equivocada; sin embargo, nosotros en la Iglesia debemos continuar… piensen lo que piensen los demás, la promoción en defensa de la vida y protegiendo a los más pobres, a los más necesitados en esta pandemia.