22 de julio 2020
Desde julio del 2018 hasta julio del 2020, por lo menos 10 360 personas han sufrido algún tipo de agresión, lesiones, amenazas o murieron como consecuencia de la violencia que se generó tras el estallido de la Rebelión de Abril del 2018, que desencadenó una sangrienta represión gubernamental en contra de opositores en el país.
El dato forma parte del informe presentado por el Monitoreo Azul y Blanco, un grupo multidisciplinario de defensores de Derechos Humanos que se han encargado de llevar un monitoreo permanente de las agresiones a los ciudadanos y esto les permitió hacer una clasificación para entender qué tipo de represión o agresiones se registran por zona geográfica, género o edad.
Por ejemplo, en julio del 2018, se registraron 697 casos de represión, y aunque la cifra disminuyó en los meses posteriores, hubo varios picos relevantes que se destacaron en meses específicos de los siguientes años, como en julio del 2019 que hubo un pico de 329 agresiones, y en abril del 2020 que hubo otro pico de 437.
La presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, Vilma Núñez, dijo que "tenemos el objetivo común de luchar por la verdad y la justicia", pues también el Cenidh ha sufrido en carne propia la represión y el hostigamiento del régimen Ortega-Murillo.
Antonia Urrejola, Comisionada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, dijo que "Este trabajo tiene una perspectiva de memoria y de verdad, el derecho a la verdad de las víctimas. A veces el derecho a la verdad demora en llegar, pero termina llegando", en relación a los datos presentados en el contexto de mantener una memoria histórica de los hechos
Los autores del informe destacan que la represión en Nicaragua se ha generado en ciclos y "está asociada a fechas y eventos conmemorativos y de alguna forma importantes". Los mayores datos de agresiones se registran en los meses de abril, cuando se conmemoran los aniversarios del levantamiento popular contra el régimen orteguista, en julio, cuando se celebran los aniversarios de la Revolución Popular y en diciembre, en medio de las celebraciones de Navidad y Año Nuevo.
"Lo único que intentan es desmovilizarnos y disuadirnos de seguirnos organizando, de seguir participando. Un ejemplo de esto es lo que ocurrió el fin de semana (19 de julio), la jornada represiva que vivimos. Hubo un asesinato, la quema de una vivienda, pero además, un sinnúmero de hostigamientos y detenciones", explicó una de las participantes del panel, que prefiere mantenerse en el anonimato por razones de seguridad.
Esto se traduce en más de 2,500 detenciones arbitrarias, más de 1,500 agresiones, igual cantidad de amenazas y más de mil hostigamientos en el período evaluado.
La muerte y la tortura como formas de represión
La muerte ha sido, entre muchos, uno de los instrumentos de los que se ha valido el régimen de Ortega y Murillo para acallar las voces críticas de su gobierno y para desmantelar las marchas opositoras como la denominada como la Madre de Todas las Marchas, ocurrida en mayo del 2018 que terminó en muerte de protestantes pacíficos.
Según el informe, las muertes han representado el 7.1 por ciento de los actos de represión durante el segundo semestre del 2018, y aunque hubo una disminución en el primer semestre del siguiente año 2019 a 4.7 por ciento, en el segundo semestre de ese mismo año incrementó nuevamente a 6.3 por ciento.
El primer semestre del año 2020, aunque vuelve a reflejarse una disminución, es obvio que todavía hay personas que están perdiendo la vida como consecuencia de los actos violentos y agresiones físicas desatadas por los simpatizantes del régimen. La cifra se mantiene en 2.9 por ciento, mientras apenas está arrancando el segundo semestre del año.
Al contrario del comportamiento descendiente de las muertes, la tortura ha mantenido una tendencia a incrementar. Las principales denuncias de tortura han surgido de los presos políticos encarcelados por el régimen y, en la mayoría de los casos, después liberados. Aunque eso no significa que el hostigamiento termine con la liberación.
La tortura se reflejó en el segundo semestre del 2018 con un 2.7 por ciento del total de denuncias de actos represivos, incrementando en el primer semestre del año 2019 hasta a 5.8 por ciento y luego manteniéndose en un 5.4 por ciento en los siguientes seis meses. En los dos primeros trimestres del año 2020, la tortura sigue aumentando, con un 6.2 por ciento.
La Policía Nacional encabeza represión
La Policía Nacional aparece en el informe como uno de los principales agentes represores y cargan con la mitad, es decir, el 53.1 por ciento del total, seguido por los paramilitares con un 15.9 por ciento, el Sistema Penitenciario con un 3.7 por ciento, y el Ejército con un 0.3 por ciento.
A la par de esos datos se refleja que, en todos los semestres que se realizó el monitoreo, la Policía se mantiene como el órgano más represivo, seguido por los paramilitares del régimen, que también son policías o expolicías retirados, según reportó CONFIDENCIAL.
Otro hallazgo del Monitoreo Azul y Blanco es que, dependiendo la región geográfica donde se viva, las probabilidades de ser asesinado aumentan o disminuyen y en ocasiones, depende de la temporada del año pueden ser mayores o menores.
"Luego del segundo semestre de 2018, la probabilidad de ser asesinado en el norte del país (Jinotega y Matagalpa) aumenta en un 17 por ciento", indica el informe, mientras que "La probabilidad que una persona sea hostigada aumenta aproximadamente al 20 por ciento si la persona es de (capital, sur y accidente), en comparación al norte, que es del 8 por ciento. La probabilidad que una persona sea detenida arbitrariamente aumenta aproximadamente al 50 por ciento si la persona es de la capital o el centro del país, y disminuye por debajo del 35 por ciento si es del suroeste o sur del país, en comparación al norte", se lee en el documento.