13 de julio 2020
El doctor Adán Alonso, de 62 años, atendía en su consultorio privado a quien lo solicitara. Estaba consciente de que tenía una gran carga viral producto de la atención a pacientes con coronavirus, pero “no hubo forma de detenerlo”, recuerda su hija y doctora Magda Alonso. El pasado 14 de junio, el doctor Alonso se convirtió en uno de los 94 trabajadores sanitarios fallecidos en menos de sesenta días, el contexto de la pandemia en Nicaragua.
“Mi padre era una persona que vivió para el servicio a la humanidad, quien lo conoció no puede decir una cosa distinta”, enfatiza la doctora Alonso. Su muerte “nos dejó un vacío impresionante, un vacío imposible de llenar”, evoca durante una entrevista en el programa Esta Semana en el que se rinde un homenaje a todos esos trabajadores que perdieron la vida intentando salvar a otras personas.
El último reporte del Observatorio Ciudadano COVID-19, que monitorea de forma independiente el comportamiento de la pandemia en Nicaragua, indica que hasta el ocho de julio han fallecido 94 trabajadores de la Salud de un total de 719 que han enfermado con síntomas de SARS-CoV2.
Entre los trabajadores de la Salud fallecidos por covid-19 hay 40 médicos, 22 del personal de Enfermería, 14 trabajadores administrativos, seis laboratoristas, tres visitadores médicos, dos odontólogos y siete miembros del personal de apoyo, puntualiza el Observatorio.
No se trata únicamente de “números o estadísticas, estamos perdiendo seres humanos valiosos”, lamenta la doctora Alonso, quien también perdió a su tío Máximo Guillermo Alonso, médico al igual que ella y su padre.
Un colapso en el sistema de Salud
Las causas del contagio entre los trabajadores de la Salud no han sido examinadas en este momento, explica la doctora Anelly Pérez, de la Unidad Médica Nicaragüense, pero “puede decirse que hubo un momento que el sistema de Salud estaba colapsado y a veces no había capacidad para atender a todos”.
Durante ese colapso en el sistema de Salud se produjo la muerte de los doctores Carlos Cárdenas y Luis Ángel Ocampo, quienes “prácticamente fallecieron en el parqueo de un hospital”, recuerda la doctora Pérez.
Todas esas muertes “nos han impactado a todo el gremio”, porque “uno no puede negar la atención médica” aunque “no sea nuestra área”, señala.
Entre los trabajadores sanitarios fallecidos hay médicos que laboraban en hospitales públicos, otros en el sector privado y algunos que estaban semiretirados, pues eran médicos mayores, algunos con más de ochenta años de edad, que seguían atendiendo pacientes, “porque es algo que uno lo lleva en el corazón… somos tremendamente humanos”, justifica la doctora Pérez.
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Uno de esos médicos mayores que atendió a sus pacientes hasta que no tuvo más fuerzas fue el doctor Máximo Guillermo Alonso.
“Mi tío Máximo Alonso era una persona conocida por tener un corazón bondadoso, él atendía a muchas personas de escasos recursos; mientras que mi papá atendía los dos extremos, gente con muchos recursos y gente sin recursos. Los dos se dedicaron y nunca dijeron no a la atención a los pacientes con covid-19”, recuerda.
Las muertes y el contagio de covid-19 entre los trabajadores de la Salud se deben a que esta pandemia es algo “sin precedentes”, estiman. A criterio de la doctora Alonso “los médicos no estábamos preparados en ninguna parte del mundo” y en este momento “seguimos conociendo cosas nuevas de este virus”.
Sin embargo, sostiene que es obligación del sistema de Salud de Nicaragua “informar a la población” y “traducir el lenguaje médico de tal forma que la población entienda lo que está sucediendo”.
Minsa pudo mitigar el impacto de la pandemia
Aunque el SARS-CoV2 descubierto en China en diciembre de 2019 es completamente nuevo, el Ministerio de Salud (Minsa) de Nicaragua “fue alertado con tiempo” de las consecuencias que este virus podría causar, pero “el Gobierno hizo caso omiso, no hubo equipamiento adecuado inicialmente y no hubo capacitación a los trabajadores”, reclama la doctora Pérez. “Las consecuencias son catastróficas”, valora.
Sin embargo, el Minsa no solamente ignoró las recomendaciones para proteger a los trabajadores de la Salud, sino que despidió a decenas de médicos que reclamaron equipos de protección contra el coronavirus. Actualmente, el Ministerio sigue sin proveer equipos, pero “nadie” se atreve a reclamar, señala la doctora Pérez. Esto se debe principalmente a que “hay mucho temor”, “una dosis de fanatismo político” y “necesidad económica”, subraya.
La ausencia de acciones del Gobierno “se están traduciendo en faltas a la vida, a la salud”, enfatiza la doctora Alonso. En los hospitales públicos solamente están protegiendo a los médicos que se encuentran en las áreas de covid-19, pero a los otros trabajadores de la Salud “no se les está equipando igual” y ellos también pueden contagiarse “al atender pacientes asintomáticos”, afirma.
El Minsa tiene que proveer de equipos a todos sus trabajadores, “hasta el personal de limpieza, tan valiosa es la vida de un médico como la de la enfermera, la del laboratorista, la de todos”, subraya la doctora Alonso. El coronavirus se sigue diseminando por todas partes y “hay que protegerse”. La doctora sentencia: “las balas y las enfermedades no preguntan de qué partido político sos”.
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