24 de junio 2020
El Consejo Directivo del Banco Central de Nicaragua (BCN), decidió hacer cambios en el encaje legal en moneda nacional, lo que, entre otras cosas, permitirá inyectar hasta 4000 millones de córdobas a la economía del país, decisión que no termina de convencer a los expertos.
Luego de mostrar una tasa de -4.0% en 2018, y de -3.9% en 2019, el producto interno bruto (PIB), creció 1.9% en el primer trimestre del 2020, según el Banco Central, lo que su presidente, Ovidio Reyes, interpretó como una señal de que la economía había vuelto a despegar. La epidemia de covid-19 volvió a golpear al país, que venía de siete trimestres en números rojos.
De ahí que el BCN haya dispuesto cuatro medidas que, a su juicio, servirán como un impulso monetario para mitigar los efectos negativos de la ola de contagios, comenzando por hacer que los bancos tengan que depositar el 15% (ya no el 13%) de los depósitos del público en las bóvedas del Banco, a la vez que hacían que la base de cálculo pasara de semanal a catorcenal.
Adicionalmente, se autorizó la liberación de hasta 4000 millones de córdobas, (116.6 millones de dólares, al cambio de este martes), y se redujo en 75 puntos base la Tasa de Referencia de Reportos Monetarios (TRM), con lo que pasa del 5.25% previo, al 4.50% actual, para “propiciar una reducción de los costos de financiamiento que facilite la intermediación financiera”.
Dos economistas consultados por CONFIDENCIAL, dudan de la efectividad de esas políticas, y señalan que podría hacer falta tomar medidas complementarias para lograr el objetivo que se han propuesto los jerarcas del ente emisor.
En una consulta planteada ante la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), los economistas de la entidad remarcaron su escepticismo ante la decisión de inyectar liquidez en la economía, “cuando eso es lo que abunda. Los bancos comerciales están llenos de liquidez, y no saben qué hacer con ella”, señalaron.
La Fundación insistió en que el BCN suelta esa masa de recursos con la instrucción de que se use de forma exclusiva para otorgar crédito, cuando “los bancos están saturados de liquidez. Ese no es el problema”, sino que “los hogares y las empresas no están buscando crédito, porque no hay oportunidades, la economía está deprimida, así que las perspectivas de ingreso no son buenas”.
Del mismo modo, como los bancos saben esto, ellos tampoco se aventuran a aprobar los pocos créditos que les están siendo solicitados, ante el alto riesgo implícito que conlleva cada solicitud.
La fuente dijo que, si lo que quieren es darle un impulso a la economía, “sería mejor quitar los bloqueos a las empresas, que dificultan hacer negocios”, en referencia a las restricciones en aduanas, o a lo complicado que es gestionar una solvencia municipal, por ejemplo.
Advierte riesgo de insolvencia
El economista Maykell Marenco, exfuncionario del Banco Central, dijo a CONFIDENCIAL que “este set de medidas que busca reanimar el crédito ante el impacto del covid-19 se ha llevado a cabo en países desarrollados y países en vías de desarrollo, debido a la naturaleza de la contingencia, al impactar por el lado de la oferta y por el lado de la demanda”.
Dado que “es altamente probable que el tejido empresarial quedé fraccionado y debilitado, incrementando así las posibilidades de que muchas empresas tengan que cerrar operaciones” es importante facilitar crédito a las empresas para que sigan operando, y a los hogares para que sigan consumiendo, “si se quiere sostener la actividad luego de la pandemia”, alertó.
De ahí que le parezca “razonable” la decisión de liberar 4000 millones de córdobas del encaje en moneda nacional, y volver más flexibles las condiciones crediticias, aunque “este set de políticas podría suscitar consecuencias negativas en el mediano plazo”, advierte.
El experto coincide con sus colegas de Funides, al observar que el crecimiento de los préstamos, “no depende necesariamente de la oferta crediticia, sino de determinantes como la dinámica económica en su conjunto, el flujo de caja de las empresas y los agentes económicos, el marco institucional e incluso, las condiciones macroeconómicas mismas”.
“Estimular el crédito cuando sus determinantes no son favorables, podría resultar inefectivo e incluso, derivar en problemas de solvencia tanto para las empresas como para las familias que adquirirían estos créditos”, añadió.
Para que la estrategia del BCN tenga éxito, “se necesitará de mayor disponibilidad y flexibilidad de acceso al crédito [y] menores tasas de interés, considerando principalmente que la demanda de crédito dependerá de su costo, y de su brecha de financiamiento”, ilustró.
En ese sentido, consideró apropiado que la Superintendencia de Bancos flexibilizara las condiciones a las que están pactados los préstamos que cayeron en mora a causa de la pandemia de covid-19, porque “eso alivia las condiciones crediticias de las personas”.
Marenco minimizó la posibilidad de que la inyección de esos 4000 millones de córdobas a la economía represente un riesgo inflacionario serio, por considerar que la cifra no es tan alta como suena en primer lugar, especialmente si se la compara con el tamaño de nuestra economía en su conjunto, de la que resulta ser solo 0.96%.
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