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Gobierno oculta cifras, para cantar victoria sobre covid-19

Dr. Álvaro Ramírez advierte riesgo de rebrotes: Minsa seguirá bajando los contagios para que simpatizantes del FSLN vayan a la plaza el 19 de julio

El personal médico

Iván Olivares

15 de junio 2020

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El subregistro del covid-19 que mantiene el Ministerio de Salud en Nicaragua pretende mantener artificialmente baja la tasa de letalidad, a la vez que busca dibujar un ambiente de normalidad que sirva para tratar de convencer a los partidarios del Frente Sandinista de que es seguro ir a la plaza el 19 de julio, para celebrar el 41 aniversario de la Revolución, afirma del epidemiólogo Álvaro Ramírez

La verdad es que, mientras el Ministerio de Salud indica que está disminuyendo el número de contagios y fallecidos, cada semana, en los hospitales muere más de un centenar de personas por causa del covid-19, mientras distintos gremios comienzan a informar del deceso de sus socios.

 “Lo de la tasa de letalidad -que es ahora del 4%- fue algo que les preocupó a ellos y lo corrigieron rápidamente. El 19 de mayo sacaron el reporte que saltó a 254 casos, para poder bajar la tasa de letalidad que era del 32%. ¡La más alta del mundo!”, dijo el epidemiólogo Álvaro Ramírez, al ser entrevistado en el programa Esta Semana, que solo se transmite en línea, a causa de la censura del Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

“Se enteraron del error matemático que estaban cometiendo y decidieron comenzar a corregirlo, inflando el número de casos y reduciendo el número de muertos”, abundó.


Según los reportes semanales del Minsa, el número de nuevos casos confirmados, descendió desde los 480 en que estaba hace tres semanas, a los 359 de hace quince días, hasta dejarlo en 346 el martes pasado.

La cifra de nuevas defunciones también cae semana a semana. Si hace 21 días, se reportaban 18 decesos más que en la anterior, hace quince días solo se sumaban once muertos al conteo, y el martes pasado, solo nueve.

“Lo que podemos esperar del reporte del martes es que lo van a seguir bajando, porque les urge aparentar poca circulación de coronavirus para las celebraciones y las aglomeraciones del 19 de julio”, vaticinó el Dr. Ramírez.

El experto estima que este manejo de las cifras puede estar ligado al deseo de poder decir durante la celebración del 19 de julio, que el país está en normalidad, que todo está bajo control, e incluso “llegar a decretar la victoria sobre el covid-19, encima de todos los cadáveres y de todos los nicaragüenses que se están enfermando”.

En vez de eso, el experto vaticina que ocurrirá exactamente lo contrario. “La alta circulación del virus que hay en el país generará un rebrote, un repunte muy fuerte, sobre todo para aquellas familias que participen en esas aglomeraciones”.

Recordó que, más que una teoría, esta es una tesis que ya están comprobando los partidarios del danielismo. “Son sus mismos militantes, sus mismos paramilitares, sus mismos diputados, es la misma gente que participa en estas actividades, la primera que ha empezado a morir. Simplemente no hay respeto al derecho de la vida de los nicaragüenses”, lamentó.

Virus no tiene preferencia política

Aunque la intención de proyectar ante el mundo una tasa artificial de letalidad de solo 4%, es poder compararse con la comunidad internacional (los datos del Observatorio Ciudadano covid-19 ubican esa tasa en 28.1%), Ramírez asegura que no hay forma de comparar los números del Minsa con los de cualquier país responsable.

“Todos esos son procesos matemáticos que hace el Ministerio de Salud para que la tasa de letalidad promedio en Nicaragua sea normal. La tasa internacional para el coronavirus es de menos del 2%”, así que ese 4% haría que Nicaragua estuviera dentro del promedio, dijo Ramírez.

Sin embargo, no hay forma de comparar el enfoque de Nicaragua con el del resto del mundo, porque “esos países están enfrentando un problema de salud que afecta a todos los ciudadanos, independientemente de su color político, raza, o credo religioso, y eso está pasando aquí: han muerto de todos los sectores, incluyendo gente del gobierno, diputados, ministros”, detalló.

La visión de que este era un problema sanitario real internacional “no se aplicó en Nicaragua. Se aplicó la tesis de que el covid era algo de los puchitos, de la derecha golpista, y no se iba a hacer nada, para que esta gente se muriera. No se percataron que este virus no respeta ni a ellos mismos. La diferencia es en el principio epidemiológico de cómo enfrentarlo”, dijo Ramírez.

Al definirlo como un problema político que solo afectaría a la derecha, “con la visión de que a la derecha hay que tratarla infrahumanamente y dejarla morir... se decidió no hacer nada y no tomar ni las evaluaciones de riesgo que pidió la OPS, ni el plan epidemiológico sanitario, ni las políticas de salud pública… porque se definió como un problema político de los golpistas”, repitió.

Suspenden Boletín Epidemiológico

Ramírez ofreció otra prueba de la mentalidad imperante en los estamentos del oficialismo, al recordar que, cuando empezó la epidemia había acceso libre a los boletines epidemiológicos, lo que permitía ver el comportamiento de enfermedades como la malaria y el dengue, hasta que el Gobierno descubrió que esa información pública, se podía usar como un arma en contra de ellos.

“Lo más fácil era suspenderlo, y como no están obligados a dar esa información al pueblo, y no tienen ninguna estrategia de comunicación en salud para orientar y beneficiar al pueblo nicaragüense, simplemente suspendieron el boletín epidemiológico”, recordó.

El resultado es que “seguiremos a ciegas, sin saber dónde estamos como país, con la epidemia disparándose por todo el territorio nacional”, vaticinó.

El gobierno actúa completamente fuera del marco de la regulación sanitaria internacional, y hace lo que quiere con los números. Tratar de entender cuál es su lógica es muy difícil”, por lo que Nicaragua vive “una realidad a tres niveles: lo que el Gobierno reporta. Lo que el Observatorio reporta, y la realidad del sufrimiento de la gente en las casas”, explicó.

El descenso en los hospitales 

El epidemiólogo también explicó que el descenso en el número de hospitalizados y muertos por covid-19 en los hospitales, no significa que la epidemia esté remitiendo, conclusión a la que no se podrá llegar, hasta que no haya “al menos tres o cuatro semanas de descenso continuo”.

“Es absolutamente normal”, que haya semanas menos intensas que otras, explicó.

“Hay semanas que baja un poquito, y deja descansar al personal, pero después vuelve a subir. Epidemiológicamente hablando, esa es la conducta normal del covid, pero hay que estar preparados, porque esta epidemia no ha pasado, y no hemos llegado todavía a su punto más álgido, sino que estamos acercándonos a él”, advirtió.

Una razón adicional para entender por qué hay menos enfermos de covid-19 en los hospitales, es que los ciudadanos ya renunciaron a la creencia de que en esos lugares encontrarán la atención que necesitan.

“Al principio la población creía que los hospitales y los centros de salud resolverían el problema y que ahí podrían atenderlos apropiadamente, pero con el tiempo se fueron dando cuenta de la calidad del servicio, además de que en cada hospital hay comisarios políticos que deciden quiénes reciben servicios y quiénes no”, describió.

Explica que la gente fue entendiendo que era inútil llevar a su paciente al hospital, donde le darían la receta para que buscara las medicinas y el resto del material sanitario, además que muchos de ellos no volvieron a ver con vida a su pariente, con el agravante de que ni siquiera tienen certeza de haber enterrado a su deudo –y no a un extraño- porque se los entregan en una bolsa negra, sin saber si la persona que está en la caja es su pariente o no.

“La gente está cambiando la dinámica: en lugar de estarse sacrificando enfrente de los portones, de estar en una sala con un montón de gente infectándose más de covid, han decidido quedarse en sus casas para atender los casos leves y moderados”, aclaró.

El problema es que “muchos de esos casos se van a recuperar, pero los que se compliquen ya llegarán tarde al hospital”, lo que hará más difícil su recuperación.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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